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[CRÍTICAS] OPETH (SWE) «Sorceress» CD 2016 (Nuclear Blast Records)

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Por Juan Angel Martos

A estas alturas hablar de la biografía de OPETH no lo veo necesario, por lo que en esta crítica sobre el nuevo trabajo de estos dioses del progresivo “Sorceress”, nos centraremos en el estilo y el álbum en sí. Y es que si, habéis oído bien OPETH está de vuelta y lo hacen con su disco más progresivo hasta la fecha, inspirado en la música de los años 70 (PINK FLOYD, TRIANA, KING CRIMSON…). Este camino ya empezamos a verlo en “Watershed” y se afincó en “Heritage”, que pasó un tanto desapercibido y con “Pale Communion”, pusieron las directrices a seguir en un futuro que acaba de llegar.

Nos encontramos ante su vigésimo trabajo de estudio (casi nada), que será editado a través de Nuclear Blast y de su propio sello Moderbolaget Records. Grabado en los estudios Rockfield de Gales, donde entre muchos otros han grabado bandas como QUEEN o RUSH y producido por el aclamado productor Tom Dageltry (GHOST, PIXIES), cuentan con una portada de la mano de Travis Smith, donde la banda dio las pautas a seguir de lo que querían, “que sea bella y desagradable a la vez”, nos presentan estas 11 canciones las cuales están tan unidas entre sí como dispares cada una y de las que hablaremos a continuación. Akerfeldt, aseguró en una entrevista que la inspiración para este álbum la tomó de los aspectos negativos que produce el amor (celos, engaños, paranoia…), de cómo una sensación tan bella puede convertirse en una pesadilla.

Tras todas estas curiosidades e información, en nuestro reproductor comienza a sonar “Persephone” (La reina del inframundo en la mitología griega, cuyo nombre romano fue Proserpina), un corte instrumental donde resuena una guitarra clásica llena de detalles preciosistas mientras imágenes de la diosa y su rapto pasan por mi cabeza, un prólogo lleno de sentimientos, donde una voz femenina acompaña las melodías. “Sorceress”, ya es otro cantar y quizás el tema que sirva de unión entre su anterior trabajo “Pale Communion” y este último trabajo. En su inicio el órgano hace de las suyas, mientras que los ritmos progresivos y oscuros rápidamente se apoderan del tema, con unas guitarras profundas y graves que sueltan notas por doquier tras su inicio progresivo. La voz de Akerfeldt (que sobresale a lo largo de todo el disco), cabalga entre sus tonalidades melódicas, con una gran dinámica en su amplio espectro, pero solo utilizando sus registros limpios. Un tema con multitud de cambios estructurales que sirvió de single para dar a conocer a todo el mundo este trabajo, además de ser un temazo.

“The Wild Flowers”, nos presenta ese regusto setentero, con un sonido muy retro, donde los teclados de Joakim Svalberg tienen mucho que ver. La parte central y el desarrollo que presentan las guitarras de Akesson y Akerfeldt, con un gran solo vertiginoso, se funden con la estructura propiciada por el bajo de Martín Méndez y la percusión con toques jazzísticos de Martin Axenrot. Un tema que encierra en su interior el espíritu de “Sorceress”, con una primera parte más contundente, que a través de un interludio donde las arpas ponen ese toque celestial transformarse en un corte intimista, con un final por todo lo alto.

“Will O The Wisp”, se convirtió en otro adelanto del grupo, un tema con toques folk al inicio y esas guitarras sureñas que aportan otro toque a la creatividad de OPETH. Personalmente, es un corte que me encanta, repleto de sensaciones y sentimientos, donde la voz de Akerfeldt nos transporta por un pasaje inmersivo sencillo pero efectivo (un gran detalle el pasaje doblado en dos tonos), donde los teclados recrean un ambiente mágico para dejarte transportar por tu imaginación o caminar mientras piensas y observas una puesta de sol en el horizonte. “Chrysalis”, guarda ese toque de OPETH de los viejos tiempos, donde mezclan el progresivo de la vieja escuela con el toque moderno que solo ellos como pocos saben darle, así como las voces en las estrofas, quizás sean las más agresivas del disco. Uno de los temas destacados del álbum con un juego de guitarras y teclados vintage (me encanta este sonido) que no paran de juguetear con la estructura compositiva, a lo largo de sus más de siete minutos de duración, con una parte final mágica. “Sorceress 2 “, tiene un regusto a GENESIS y STEVEN WILSON, cantado de una forma muy onírica y echando mano de algún falsete, se transforma en una marca que da un paso más allá de lo que OPETH está acostumbrado a mostrarnos.

Con “The Seventh Sojourn”, es imposible no acordarse de LED ZEPPELIN o de TRIANA, ALAMEDA… El sonido de un sitar, acompañado de timbales, le dan un toque oriental y nos hacen ver que estos suecos caminan a cada paso por unos pentagramas novedosos. Un tema casi instrumental, contando solo al final con una tenue voz con toques celestiales que acompaña a una bella melodía de piano. “Strange Brew”, se convierte en el tema más largo del álbum superando con creces los 8 minutos de duración. A su inicio intimista y onírico, le sucede una estructura progresiva con toques caóticos recreados por el constante manejo del teclado y una percusión muy técnica. Un tema donde OPETH, nos muestra su esencia, con estrofas contundentes y unos riffs de guitarras donde los screamings, dan vida a unas guitarras que se transforman en una base sólida en una estructura repleta de cambios y variaciones de tempos. Un tema para degustarlo más de una vez e imbuirse de su composición.

“A Fleeting Glance”, guarda en su interior estructuras medievales, como si de un cuento o historia se tratase, marcado por la nota redundante de teclado, junto a la versatilidad de las guitarras y un bajo que resalta en la composición. Un tema distinto, que encaja en el conjunto del álbum poniendo un toque de distinción con respecto a los otros cortes, con las voces dobladas, con efectos y los tonos suaves. La parte final está repleta de luminosidad y esperanza (me encanta esta parte).

 “Era”, pone el punto y final al álbum, el cual se cierra como se inició con un outro que guarda concordancia con el primer tema, “Persephone (Slight Return)”. Y como no, para terminar, nos encontramos con otra de las obras maestras que encierra este álbum. “Era”, la inicia en solitario Svalberg, con un pasaje reflexivo, para convertirse en uno de los temas más acelerados del álbum, donde la percusión parece estar más alta que los demás instrumentos (prestad atención a ella sobre todo a partir de mitad del tema, puf), acompañando a unos toques de guitarras cortos e incisivos. Un tema rápido y agradable, que pone el contrapunto a los más progresivos del álbum, contando con un estribillo que lo repetirás una y otra vez en tu cabeza.

OPETH, han vuelto y lo hacen a lo grande, superando los dos álbumes anteriores, “Heritage” y “Pale Communion”, que pasaron más desapercibidos. Se reinventan a ellos mismos, con toques vintage y recabando las influencias del rock progresivo de los ’70. Un álbum para disfrutarlo una y otra vez, con temas como “Sorceress”, “Era”, “Will O The Wisp” o “Chrysalis”.

 

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2 comentarios

  1. No es el vigésimo álbum, es el duodécimo, Orchid, Morningrise, My arms your hearse, Still life, Blackwater park, Deliverance, Damnation, Ghost reveries, Watershed, Heritage, pale comunion y Sorceress…

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