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[CRÍTICAS] SABATON (SWE) «The last stand» CD 2016 (Nuclear blast records)

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Por Lluís García Sola

Siempre resulta difícil enfrentarse a una crítica del último lanzamiento de una de las bandas más en auge e importantes dentro del metal actual, máxime aún cuando este ha sido catalogado por la mayoría de medios (y fans) internacionales como uno de los mejores de su carrera y del género en los últimos años. Y escribir sobre este “The Last Stand” de SABATON no es, ni mucho menos, una excepción. ¿Es un disco flojo? Ni mucho menos, más allá de las fobias y filias de cada uno. Y es que Joakim Bordén y los suyos no engañan a nadie, siendo muy honestos en su propuesta musical, jugando sus mejores cartas, explotando al límite su propia fórmula, y elevando ésta a su máxima potencia. Un regalo y una delicia para los más fieles de su legión de seguidores. A pesar de todo lo comentado, no puedo evitar tener cierta sensación de repetición de los mismos esquemas y un sabor agridulce en forma de déjà vu al finalizar la escucha (varias de ellas en realidad) del nuevo trabajo de los suecos.

Desde que publicaran su exitoso “Heroes” hace apenas un par e años, la banda no ha parado de girar, y girar, y sí, volver a girar, de un extremo al otro del mundo y, quizás, ese desgaste haya provocado cierto agotamiento en el conjunto del álbum, sufriendo una latente falta de riesgo e incluso, por momentos, un cierto anhelo de inspiración más que demostrada anteriormente. Nada que objetar a nivel instrumental, y es que calidad les sobra, y, ni mucho menos, a nivel de producción, excelente, a cargo de Mr. Peter Tägtgren (PAIN, Hipocrisy). Todo ello compone un cáliz poderoso, épico y grandilocuente, que hace que el resultado final funcione como un tiro perfectamente certero, especialmente cuando se trata de trasladar todos estos ingredientes al plato final que supone el show en directo. La prueba de fuego de toda banda, donde estos chicos no solo aprueban con nota, sino que arrasan. No es casualidad, precisamente, que una legendaria banda como ACCEPT les acompañen como teloneros, y no al revés. Por no mencionar que gozan de su propio festival e incluso crucero. Algo de lo que muy pocas, o prácticamente ninguna, formación de Heavy Metal actual puede presumir.

“Sparta” inicia el fuego sonoro al ritmo que marca la narración de la mítica batalla de las Termópilas y el espíritu del grupo. Sobran los adjetivos. Y es que cualquiera que haya escuchado varios temas de SABATON reconocerán en el tema ala banda en estado puro, con la poderosa base rítmica formada por la batería y bajo de Van Dahl y Sundström, respectivamente. Un estribillo tremendamente pegadizo que resuena como un cañón pone la guinda final al pastel. Siguen por los mismos derroteros con “Last Dying Breath”, una oda metalera a las andadas del mítico militar yugoslavo Dragutin Gavrilovic durante la Primera Guerra Mundial. Con un aire más Hard Rock, sin perder ni un ápice de su particular vena Power Metal, atacan con “Blood of Bannockburn”, en el cual los riffs guitarreros de Rörland y Englund se funden con los arreglos sonoros gaiteros, dotando al tema de cierta originalidad que en algún momento se echa en falta durante la duración del compacto.

La breve introducción “Diary of an Unknown Soldier” sirve de preludio a la puramente Power “The Lost Battalion”, cuyo sello e intenciones quedan más que patentes desde la primera escucha. Un corte repleto de coros, ideales para alzar el puño (o la cerveza) al son del machacón ritmo que imprime su composición. Un tema de esos que entusiasmarán a sus fans, cuidadosamente bordado por un solo cien por cien Heavy Metal. Corto, intenso pero repleto de melodía y sentimiento. “Rorke’s Drift” nos devuelve la velocidad y energía más intenta que proporciona, entre otros factores, el poderoso doble bombo de Van Dahl, y un estribillo tan potente como efectivo, en el que Brodén sigue demostrando su gran estado actual, y el innegable carisma que atesora en su voz. Mención especial para “The Last Stand”, que funciona excelentemente como tema principal de su obra, rindiendo un sentido homenaje a la heroica resistencia protagonizada por la Guardia Suiza durante el asalto a Roma hace ya… unos años. En 1527, concretamente. Quizás algo pomposa en sus excesos de arreglos a las teclas, pero notable en su conjunto. Poco que reprochar.

Nos vamos acerando hacia el final del álbum, o sobrepasamos poco más de la mitad según se mire (en unas líneas lo podréis entender), con “Shiroyama”, un tema dedicado a la memoria de Saigö Takamori y a la Rebelión Satsuma, que seguramente muchos de vosotros reconoceréis por la adaptación cinematográfica de “El Último Samurai”. Quizás a estas alturas sea yo, pero vuelvo a tener la sensación de un abuso destacable de los teclados, que recubren al tema de un rollo sintético que resta algo de energía y emotividad al conjunto. Mis sospechas se confirman en “Winged Hussars”, a la que sumamos más coros, más arreglos y, aún un mayor protagonismo de los sintetizadores que en algunas ocasiones incluso eclipsan el sonido de las propias guitarras. Un envoltorio algo artificial, del que probablemente el bueno de Peter tenga algo que ver desde su labor en el estudio. “The Last Battle” pone punto y final, más o menos, con un corte algo deslucido, con un aroma más Hard, bajo la temática bélica de la batalla del Castillo de Itter, hecho histórico al que recomiendo echar un vistazo, especialmente si os atrae todo lo relacionado con la Segunda Guerra Mundial.

La primera parte de los extras del álbum la encontramos en el bonus track “Camouflaje”, que desprende un aroma más Folk, pegadizo y metalero, bajo un envoltorio más oscuro de lo habitual que le sienta especialmente bien. Seguimos con un par de covers que rinden homenaje a dos de las grandes bandas de la historia del Heavy Metal: JUDAS PRIEST e IRON MAIDEN. La descarga eléctrica de “All Guns Blazing” y la emotiva “Afraid to Shoot Strangers”, respectivamente, ponen el broche final, con el permiso del “Live in Nantes” grabado recientemente en tierras francesas. ¿Conclusiones? No todos los discos de los grandes grupos son obras maestras, y, personalmente, creo que este “The Last Stand” de SABATON no lo es. ¿Es un buen disco? ¿Hay buenas canciones? Sí y sí. Pero obviamente, a estas alturas, no le exijo menos a una banda de este altísimo nivel. Además, creo, y deseo, que este álbum supondrá un punto de inflexión en su más que notable carrera discográfica, en la que, bien seguro, nos sorprenderán en un futuro no demasiado lejano, con un álbum más fresco, inspirado y trabajado. Y sino, tiempo al tiempo.

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