Por Santi Gzlez
De vez en cuando uno se encuentra con bandas como VIRVUM, de vez en cuando te encuentras con joyas que te hacen pensar que no todo está perdido, te hacen pensar que los estilos sobresaturados de bandas siempre tienen un hueco para la esperanza, y además te hacen comerte todas tus palabras de desprestigio hacia lo que tu suponías como el nuevo fin de un estilo que a casi todos empezaba a aburrir por exceso de abundancia y defecto de evolución. Para más valor es que, además de todo esto, te das cuenta con tan solo unos segundos de escucha del primer tema, «The Cypher Supreme», lo que hace que te pases, a partir de ahí, todo el tiempo expectante y disfrutando de la obra que, sin error, se te antoja algo grande, algo que te hará volver a ella para gozar como de la primera escucha y para descubrir nuevas capas cada vez.
Y es que estos cinco suizos han encontrado la maravillosa puesta de la magia que te lleva a la creación de una obra totalmente espectacular, de principio a fin. Y empecemos por eso, por el principio. Por un artwork que ya nos apunta a lo que realmente hay dentro, death técnico. Estamos ante un estereotipo de portada del estilo, casi como su logo. Sus simetrías, sus variaciones extrañas de colores pero definidas muy concretamente y su dificultad de definición exacta. Más oscura de la que se nos suele presentar, pero precisamente por ello de más valor.
Como también debe ser especial y grande lo que escuchemos tanto como debe serlo cómo lo escuchemos, y es que el sonido es simplemente increíble. Es nítido, con todo en su sitio, dejando escuchar cada pista, cada línea, pero a su vez gordo, extremo y con la fuerza que necesita el death metal. Lleno pero no apabullante. En definitiva, hecho para disfrutar de la obra, hecho para gozarla, sin más, sin pegas ni abusos.
Y si, efectivamente lo que nos vamos a encontrar dentro de este regalo es lo que se intuía por el envoltorio. Es death técnico, tremendamente técnico, pero casi repartido por igual con lo progresivo de un estilo que pocas veces llega a igualar matices para no saturar ni por un lado ni por otro. Creado todo esto gracias a la infinita subida y bajada de tempos de cada uno de sus temas, a las atmósferas creadas con esta técnica, más propias en ocasiones de la música más sinfónica.
Destacar alguno de los instrumentos y músicos es realmente difícil puesto que todos tienen el nivel de maestría en lo más alto. Quizás destacaría el hecho de que las voces, pese a su escasa presencia, son de gran valor. Growl y agudas, intercalándose, pero dejando decenas y decenas de metraje vacío para la música, dando vas valor así a sus entradas y sobre todo, agrandando el que no se note su ausencia ni cuando no está, ni cuando aparece de golpe sin avisar. Aunque entiendo que para cualquier guitarrista el poder escuchar una obra tan cargada de técnica en ejecución y composición le hará olvidarse de todo lo demás. Porque el trabajo de las guitarras es simplemente perfecto, sin fisuras y haciendo palidecer a cualquiera, tanto a nivel eléctrico como acústico. Enrojeciendo de disfrute a unos y de envidia a otros.
Por favor, no dejéis pasar por alto, sin escucharlo, si no es entero, por lo menos las dos joyas con que cierran la obra y resumen todo lo que he escrito.
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