Por Nuel González
Variedad, diversidad y disparidad. Esas tres palabras podrían definir perfectamente la concepción totalitaria del progressive, esa metodología compositiva que, con un acierto que ronda casi el 100 %, suele cautivarnos con discos irrepetibles. Múltiples bandas conmemoran esa ductilidad de la música utilizando este estilo como vía para ello, algunas más veteranas y otras noveles, como es el caso de los estadounidenses HOMERIK y su álbum debut homónimo.
“Homerik” evoluciona como una de esas interminables compilaciones que narran los entresijos culturales de un pueblo desconocido, no solo por la progresión estilística con el que se exprimen la rapidez y el dinamismo de la instrumentación, sino también por el enfoque ilustrativo de los mitos, cuentos, fábulas, entidades inefables y realismo sobrenatural anclados a un universo ficticio y vasto.
La enigmática composición global preside las ansias descriptivas de historias irrepetibles, es por ello que todo lo que alguna vez fue de acertado interés en el amplio ámbito del metal se convierte en un utensilio para la inconcebible magia melódica.
El dramatismo operístico de la orquestación sinfónica, con envidiables invitados femeninos que vociferan en un coro pasmoso; el refinamiento lúgubre del gótico en órganos y otros hermanos de cuerda y teclado; el exótico acento de las notas provenientes del folk de Oriente Próximo más el redoble inconfundible de su percusión; el delirio folclórico con el que danzaban los celtas; tribus festejando cualquier rito chamánico; el tablao hispano que soporta la rítmica pasión del flamenco; cantos del Este y del Oeste que sabe conjugarse en un mismo énfasis vocal y un largo etcétera con el que se podrían rellenar un par de párrafos más.
Si bien el proyecto es de unas dimensiones casi bíblicas no por ello es digno de ser admirado como una reliquia, ya que algunos aspectos mellados encarecen el producto final, ya que cabe destacar que la mezcla no está del todo pulida. Probablemente, al tener que manejar tal cantidad de pistas y sonidos, la precisión puntillista no diese abasto con tal tropel sonoro.
Nos referimos a algunos integrantes dificultando la escucha de terceros, a la persistencia de un sonido turbio y algo ruidoso que, posiblemente, provengan de la tendencia death metalera, clara y evidenciada, que estimula a la banda en muy buena medida, dotándoles de una energía macabra y que les excusa a la hora de focalizarse en los guturales y; por último, no todas las voces reciben un trato igualitario, quedando algunas poco ajustadas en la composición.
Sin embargo, pese a no existir una mezcla exquisita que habilite la admiración de todos los oyentes, estamos ante una obra tremendamente compleja y abierta, constituida por tal diferenciación en sus piezas internas que resulta emocionante descubrir todo lo que puede ofrecernos.
Nota - 8
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Nota
Variedad, diversidad y disparidad. Esas tres palabras podrían definir perfectamente la concepción totalitaria del progressive, esa metodología compositiva que, con un acierto que ronda casi el 100 %, suele cautivarnos con discos irrepetibles.
