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PAIN THERAPY (ITA) «Pain therapy» CD 2018 (Art gates Records)

Por Dani Olivar

Cuando vi la portada de este disco por primera vez, he de confesar que me llevé la impresión equivocada. Una jeringuilla ensangrentada sobre un fondo blanco me incitó a pensar en agresivas voces y riffs afilados y contundentes. Pues no, tras una primera escucha, nada de eso. Me dejó bastante frío. ¿Qué significaba entonces aquello? La respuesta me llegó tras varias escuchas más y atendiendo al título de los casi idénticos temas que sirven de intro (“I hate music”) y outro (“I love music”). Lo que estos italianos nos proponen en su debut homónimo es un viaje, un tránsito, un proceso curativo que se inicia cuando le damos al play y termina  cuando sacamos el CD de la bandeja. Su terapia consta de trece píldoras o, más bien, trece chutes (como sugiere la portada) con sus dosis a partes iguales de hard rock y AOR ochentero. Hay que añadir unos cuantos miligramos de indie y alt-rock a la fórmula, ya que los transalpinos no beben solo de las clásicas fuentes de antaño, sino que también gustan de sonoridades más modernas. Este sello de identidad en ocasiones funciona y en otras no tanto.

Dejando a un lado el símil médico y atendiendo a lo que nos ofrece el álbum en sí, nos encontramos con que es muy variado. Partiendo de la minimalista introducción donde una guitarra acústica acompaña a lo que es lo mejor del disco, la voz de Jacopo Carducci. Gran cantante que en ocasiones nos recuerda a un Brian Molko  y a veces a un joven Jon Bon Jovi . Tras este breve corte se suceden los once temas que componen la esencia de este trabajo. Potentes composiciones entre el hard rock y el indie como “What Happened to my Mind”, “The Nights Of Amman” y “Grey” (de lo mejor del disco), baladas más clasicas como “Sweet Journey” o “This is Your Song”, medios tiempos como “Children of Just War” o “Crucify Your Mind”, temas más experimentales como “Gummo” o “Imprisoned In Golden Cage” y la bluesera “Run Baby Run”. Todo el disco está impregnado por el leitmotiv de la banda, riffs clásicos del gusto de unos AEROSMITH o unos EUROPE combinado otros que nos pueden recordar a MUSE o MANIC STREET PREACHERS. Esto no es malo en sí mismo y, cuando todo encaja, hace que las composiciones brillen a un gran nivel.

El disco, en resumen, merece una escucha y tiene sus puntos fuertes: una buena voz y variedad de temas bien construidos, originales e impecablemente ejecutados.  Esto hará las delicias de los aficionados al género. Pero, en mi opinión, la producción peca de timidez, ya que, aunque la grabación es pulcra y moderna, se echa en falta algo más de agresividad, de provocación, de desgarro. Todo está muy medido, o mejor dicho, comedido. Falta rock. La agresiva jeringa de la portada se ha transformado en una capsulita de medicina homeopática. A los muy creyentes les funcionará de maravilla, supongo que por el efecto placebo (este chiste tenia que hacerlo), pero a los escépticos nos deja igual que estábamos.

Nota - 6.5

6.5

Nota

Lo que estos italianos nos proponen en su debut homónimo es un viaje, un tránsito, un proceso curativo que se inicia cuando le damos al play y termina  cuando sacamos el CD de la bandeja. Su terapia consta de trece píldoras o, más bien, trece chutes (como sugiere la portada) con sus dosis a partes iguales de hard rock y AOR ochentero.

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