AT THE GATES (SWE) «The red in the sky is ours» (Deaf Records, 1992)
Fecha de salida: 27.07.1992
Por Nuel González Zamora
Con las perpetradas contiendas dadas entre el death arcaico y primitivo, en donde la suciedad se transmutaba en riffs y alaridos rasgados, y los espasmos melódicos de brutalidad que aún se vertían del thrash, la generación de los 90 necesitaba un traspaso de ideas que utilizase el énfasis de cada parte, pero que ahondase en aquello que palidecía marginado en una esquina aparte, destinado a marchitarse en su aparente tranquilidad, la grácil esencia de lo melódico.
Con una proposición de carácter indisoluble, la hipotética reunión de elementos se tornara en una necesidad profética, y con un inesperado evento terminaría por germinar en manos adecuadas, y así fue, esa fue la antesala de “The Red in the Sky Is Ours”, la magistral jugada de unos músicos dispuestos a romper moldes, AT THE GATES, el diamante en bruto del virtuosismo death.
De portada bermeja y chillona, el álbum con el que se inauguraron los suecos ya advertía con insistencia que lo almacenado en lo más hondo de su trabajo resultaría chocante. Siguiendo con las similitudes de la indescriptible portada, el sonido refuerza una idea inédita, doblegar lo puramente radical bajo el mandato de lo rítmico y armónico, la intensidad alarmante de algo desconocido.
En comparación a lo que conocemos hoy en día, la presencia inicial de la propuesta no era tan estética ni refinada como la producción casi hollywoodiense que nos embriaga el panorama actual, pero la solvencia de sus riffs y la anómala batería abrillantaban un nuevo tipo de composición, la cual mantenía la crudeza de la distorsión y los golpes secos de percusión, pero la llamada de la innovación adquiría eco en sus temas.
“The Red in the Sky Is Ours” no solo era instrumentación clásica y dogmática, también suponía la intervención de lo sinfónico en extraños pero polivalentes pasajes, interludios de efectividad múltiple capaz de ofrecer una concepción nueva pero sin intentar embellecer como en la Nueva Academia de la música orquestal, más bien adquiría un matiz peculiar, viciado, sinérgico con la oscuridad latente del death.
Con este álbum debut la banda sueca abrió las compuertas a una nueva comprensión sonora, una metodología evolutiva que aún por hoy sigue vigente, quizás hiperbolizada en exceso por parte de algunas bandas, o tal vez dignificada con nuevos límites por grupos astutos e irrepetibles, sea como fuere, no cabe duda de que el poderío contrastado entre lo melódico y el extremismo técnico pasó a ser una realidad panenteísta que trascendió al death metal.
Antes que IN FLAMES, incluso previo a DARK TRANQUILITY, en un primer momento AT THE GATES fue la estrella primigenia en un nuevo firmamento.
Nota - 8
8
Nota
Con este álbum debut la banda sueca abrió las compuertas a una nueva comprensión sonora, una metodología evolutiva que aún por hoy sigue vigente