[CRITICA] GALLOWS (GBR) «Desolation sounds» CD 2015 (Venn Records)
Autor: Titus Ferrer Bellés
Antes de empezar: esta review está escrita desde el punto de vista de un firme defensor de los GALLOWS de Wade MacNeil.
Con esto no quiero decir que no lo sea de los de Frank Carter. De hecho disfruto muchísimo de “orchestra of wolves” y sobretodo del “Grey Britain”.
A lo que quiero llegar es a que todo aquel que busque una review basada en la ‘muerte’ del grupo tras su cambio de frontman, puede dejar de leer desde ya. Porque GALLOWS han sacado un discazo del copón.
Obviamente el cambio de Carter por MacNeil se hace notar, incluso más que en lo vocal, en términos compositivos. Los nuevos GALLOWS son densos. Son, si cabe, más oscuros. Más decadentes. Más tóxicos. Pero también más elegantes, e igual de punk.
Una pena sería no querer ver más allá de la bajada de revoluciones. Menos frenesí en gran parte del disco a cambio de más capas. Más sensaciones. Distintas entre ellas, pero con un mismo patrón. Como una celebración de la decadencia.
Y este es uno de los puntos más fuertes del álbum. Algo muy difícil de ver dentro del género. Cuesta mucho discos de hardcore punk tan variados como este. De hecho ni siquiera lo encontramos en sus tres anteriores.
El resultado es, claro, un disco que pide ser escuchado más de una vez. Positivo para los que, tal vez, no acaben de encajarlo a primera escucha. Y un regalo para los que lo disfrutamos a cada repetición.
Entremos en materia. Desde la entrada de “Mystic death” la sobresaturación se hace patente. Uno de los temas más punkarras del álbum pero pasado por el filtro de estas nuevas composiciones. Pese a ser de las canciones más festivas del disco, no descarto ver trances y Nirvanas en los directos, cuando algún día podamos disfrutar de ese puente en el que Wade nos grita el nombre del tema a la oreja con ese riff tan grueso de fondo.
Tras abrir por todo lo alto el disco nos sumerge ya más en los ambientes sucios con la canción que da nombre al disco: “Desolation sounds”, que pese a estar en un tono más bajo no deja de ser una bofetada rockera bien gorda. La más gorda del disco de hecho. Y eso que goza de mucha guitarra de regusto más clásico.
“Leviathan rot” es posiblemente la más gruesa y sucia del disco. Unos vocales desgarradísimos, un riff y unas guitarras en general pesadísimas y un conjunto absolutamente demoledor. Repetición de elementos hasta la extenuación. Un tema de sala pequeña y calor asfixiante.
Seguimos descendiendo a los infiernos. Y de camino nos encontramos con “Chains”, la cual ya nos adelantaron hace tiempo y que sigue en la tónica del tema anterior. Campeona de los pesos pesados, repetición de riffs y saturación sonora para convertirla en uno de los mejores temas del disco. Esa guitarra de nuevo, en el puente que parece salida de unos Muse pútridos estoy seguro me dará la razón. Shame rock n’ roll.
Y como si de celebrar el fin del descenso se tratase, todos bailaremos alrededor de “Bonfire season”.
Debo reconocer que mi relación con este tema es bastante complicada. Cuando la avanzaron como el primer single del disco me aterroricé. Me daba pavor pensar que estos fuesen a ser los nuevos GALLOWS, pues todos sabíamos que este iba a ser un disco de cambios.
Sin embargo, una vez escuchado el disco entero debo reconocer que mi perspectiva cambió. “Bonfire season” nunca fue un mal tema. Pero sin duda dentro del álbum funciona a nivel complementario. Una forma de partirlo en dos y liberarnos un poco de la sobresaturación que podemos estar viviendo. Un tema más brillante en medio de una noche sin luna. Más sencillo, y que sin duda funciona muy bien como single. Ahora me parece que funciona a la perfección en el conjunto.
De hecho es esta la razón por la que he querido afrontar esta review tema a tema y por orden. Por qué se trata de un conjunto muy bien planificado. Más allá de una sucesión de temas. Algo que la banda ya ha sabido hacer antes.
Con “Leather Crown” el disco se reinicia. Volvemos a la festividad en un tema que se transforma a medida que avanza. Mezclando el “tupátupá” más básico con el misticismo que llevamos alrededor de 20 minutos experimentando. El punk más elegante en otro de los puntos álgidos del disco. Wade se deja la voz y el alma en esta.
Encaramos ya el tramo final, y posiblemente más flojo, del disco con “93/93”, uno de los temas que más desapercibidos pasan. De nuevo la repetición y en este caso los filtros son el arma con la que la banda juega, pero en este caso no hacen tanta mella como hacían los temas del principio del disco. Eso sí, su explosión final es todo un gusto.
El punto fuerte de este tramo es sin duda alguna “Death valley blue”. Un tema más cercano a “Bonfire season” y con un regusto casi (salvando las distancias) a un pop muy macarra. MacNeil da rienda suelta aquí a su voz menos ronca con unos melódicos rasgados que encantan a cualquiera. Ojalá viviésemos en un lugar donde esto pudiese sonar por la radio.
Como si de la lenta despedida que tan de moda está ahora se tratase, entramos en “Cease to exist”, un tema casi absolutamente ambiental, que para gusto de un servidor se hace insípido pese a una melodía pegadiza pero que donde funciona peor es en los subidos estribillos que pueden llegar a cansar.
Y así, a modo de puente, esta desencadena en el tema final: “The swan song”. De corte punk, guitarra potente y rápida batería, pero impregnada en el misticismo del disco. Sin duda un tema que exclama que GALLOWS no olvidan de donde vienen, pero sienten orgullo hacia lo que ahora hacen. Y nosotros lo sentimos de escucharlo.
A mis ojos, me parece todo un portento que un grupo saque un cuarto disco así tras haber perdido por el camino a un guitarra y al frontman fundador. Sin duda Frank Carter no buscaba esto en GALLOWS, pero los que sí lo hacían supieron tomar el camino correcto. Por suerte FRANK CARTER AND THE RATTLESNAKES pintan de fábula, osea que ambos sectores podremos disfrutar de lo mejor de cada casa. Yo por mi parte seguiré dándole caña a las dos etapas, y seguiré confiando en unos GALLOWS que no en vano decidieron elegir al que fue guitarra de los padres de todo, ALEXISONFIRE para seguir creciendo.