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[CRITICAS] AUGUST BURNS RED (USA) «Found in far away place» CD 2015 (Fearless Records)

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Autor: Titus Ferrer Bellés

AUGUST BURNS RED son sin duda una eminencia en el panorama del metalcore actual, y generan cero dudas cuando uno se plantea el porqué de su posición actual.

Desde su primer “Thrill seeker” marcaron ya la diferencia al mostrarse tan progresivos como agresivos. Con un trabajo instrumental sobrecogedor y absolutamente técnico  que no impide que su sonido se nutra de altísimas dosis de esos breakdowns que tanto nos gustan a los seguidores del core actual. Ejemplo esclarecedor de que ambas facetas pueden convivir en perfecta harmonía y aportarse mutuamente la fuerza para dar con un resultado óptimo, como es de nuevo este “Found in far awway places”, que no ha perdido ni pizca de su esencia original.

Para muchos, y cierto es que cada vez más, esto puede resultar repetitivo, pues son ya siete discos dándole forma a una formula, que por otro lado funciona a las mil maravillas si disfrutas de su sonido. Los discos de AUGUST BURNS RED, siempre se componen de elementos muy propios que repiten entrega tras entrega. Y eso no significa que no se permitan experimentar, sino que lo hacen dentro de su propio sonido. De hecho en este caso se dan muchísima rienda suelta, al fin y al cabo lo que muchos entienden como repetir formula, termina siendo ser fiel a su propio sonido. Y este es demasiado bueno como para dejar de serle fiel.

“Found in far away places” se compone de temas cortados bajo un mismo patrón pero con piezas muy moldeables. Sin ir más lejos, “The wake”, el tema con el que se abre el disco, empieza como si de un tema duro y machacón de manual se tratase y degenera en una sucesión de melódicos y épicas, las cuales también abundan en sobremanera en este disco. Épicas reales. Que pese a componerse casi siempre del uso de coros o simplemente múltiples voces al unísono, no se trata de un efecto de lata o prefabricado. Si de algo pueden presumir AUGUST BURNS RED es de componer temas que luego serán siempre capaces de defender en sus directos. Y este disco puede hacer las delicias de muchos en sus futuros conciertos. Lo que tal vez sí que echo en falta en sus últimos trabajos es que esta épica se construya partir de velocidad y potencia instrumental, como sucedía por ejemplo en el puente de “Meddler”, de su “Constellations”.

A nivel formal, el disco se ordena básicamente en dos bloques. Una primera mitad muy dura, con más breakdowns por minuto, y más al grano, entre las cuales se encuentra el primer single que sacaron “Identity”, el cual aplaudo. Pese a no ser una de las más grandes del álbum, AUGUST BURNS RED siempre tienen por costumbre sacar como single temas más bien cañeros, y eso a esas alturas dice bastante de lo en serio que se toman su sonido y de hacia dónde quieren enfocarlo. No hay miedo a perder adeptos, o a simplemente no ganarlos, pues nos dan justamente lo que pedimos. Y los que busquen esa violencia de la que hablo encontrarán material de sobra. “Martyr”, por ejemplo, es la agresividad hecha riff, y pese a el clásico pasaje calmado a medio tema al que nos tienen ya acostumbrados, nos da potencia de sobras para los que gustamos de los AUGUST BURNS RED más rompenucas.

Y sin obviar los violines de “Martyr”, el surf de “Identity” o la Francia victoriana de “separating the seas”, el disco entra en su tramo más melódico. El tramo que más se permite experimentar sin temor.

Temor ninguno, pues el tramo se inicia con un tema en el que participa, y además en voz melódica Jeremy Mckinnon de A DAY TO REMEMBER. Participación que podría hacer llevarse las manos a la cabeza a los más cerrados de mente, pero que al final termina convirtiéndose en parte de uno de los highlights del disco. La combinación de la poderosa voz de Jake Luhrs, el agudo gutural del guitarrista Dustin Davidson (Que destaca más que nunca a la voz en este álbum, lo cual es un punto a favor) y la épica del tramo final con Mckinnon al ritmo del feroz doble bombo del ya mítico Matt Greiner hacen de “Ghosts” una para no olvidar. Y para colmo se complementa perfectamente del tema que le sigue: “Majoring the minors”, en la que el trabajo de las guitarras (Ese solo final es una delicia) le eriza los pelos al más pintado. En este caso, el poder de la  canción sí que recuerda al que desprendía el tramo de “Meddler que he comentado antes”. Y para colmo: Cowboys. Ese punto de diversión tan despreocupada tan de ellos y que tanto peso cobra en este álbum. Sin duda una de las fuertes del álbum, y la mejor para representar el título del mismo.

Poco a poco el álbum irá recuperando la bestialidad con la que inició el camino, a partir de temas que mezclan mejor que nunca ambas facetas mostradas anteriormente en su tramo final. El inicio destructor de “broken promises” no deja ni duda ni títere con cabeza, y pese a que los puentes instrumentales que experimentan en este caso hasta con transmisiones por radio y que sirven de bellísimo descanso, el tema será recordado por su mala uva, muy en la onda de “martyr”.

Blackwood” en  cambio funciona justo a la inversa. Se inicia como un tema más apaciguado. De melodía envolvente, para romper en unos coros de base pesadísima, machacona y super veloz. “Blackwood” destila poder por todos los lados posibles, y la afiladísima guitarra cortacuellos es casi un regalo para los fans de su “Constellations”, uno de los álbumes que mejor les representa. Un diamante en bruto, que gana más y más con las escuchas, y que puede terminar siendo una de las grandes para muchos. Y sobre todo para los que les seguimos desde hace tiempo.

Encaramos el tramo final con la misma fuerza con la que hemos empezado. “Twenty one grams” consta de la mayoría de elementos que definen el esquema de AUGUST BURNS RED y funciona casi como un resumen de su esencia. Un tema fuerte, con tramos que van desde el melódico hasta el acústico. Velocidad endiablada que desemboca en breakdowns surgidos del averno. Y como no, el intermedio ambiental que en este caso se mezcla con los  coros que tan bien funcionan en este álbum. Si el disco fuese una película, este sería el gran final que precede a unos bellos títulos de crédito, que en este caso son “vanguard”, la que es la  “Creative captivity” del álbum en la que el grupo decide experimentar ya no en la mezcla de géneros, si no en su propia instrumentación. Un tema escrito para que la guitarra cante. Mayoritariamente instrumental, absolutamente evolutivo y que funciona perfecto como el experimento que cierra con broche de oro un álbum de nuevo excepcional en lo que al Metalcore se refiere.

En cuanto a AUGUST BURNS RED, firman un disco algo superior a su ya buen “Rescue & restore”. Mejor estructurado y sobretodo más variado sin abandonarse a sí mismos. Un disco que ofrece tantas posibilidades a sus fans como en su momento ofreció “Constellations”. La consolidación de su nuevo sonido, que sigue sonando tan bien como siempre. Simplemente han perfeccionado su marca, han decidido ser más juguetones, darse más rienda suelta a la hora de componer. Tomárselo más como un disfrute que nunca, ahora que ya todos tenemos claro quiénes son y a que suenan. Y esta confianza que demuestran les hace seguir creciendo.

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