
Vuelve John Cobbet a las andadas con los HAMMERS OF MISFORTUNE tras 6 años de silencio con todos sus proyectos (Vhöl, Ludicra, Amber Asylum, entre otros más…). Y lo que en un principio tenía que ser un nuevo experimento musical de Cobbet y Sigrid Sheie, su compañera en Vhöl, con intención de crear algo de tendencias más Thrash y así buscar un nuevo camino; se ha convertido en el séptimo trabajo de la banda más emblemática del músico Norteamericano.
Muchas novedades trae este “Overtaker” en lo musical y en cuanto a formación. Incorporan al ex baterista de los Vektor, Blake Anderson y a Jamie Myers cantante de los HAMMERS OF MISFORTUNE en su obra maestra “The locust year” del 2006 y ex cantante de los Sabbath Assembly. Coronan con colaboraciones de lujo en algunos temas con Mike Scalzi, cantante y guitarrista de Slough feg y parte de los HAMMERS desde el 2000 hasta el 2006, cuando Cobbet y Scalzi compartían las dos bandas en sus años dorados. Steve Blanco, teclista de los inmensos Imperial Thriunphant. Fran Chin, ex bajista y ex compañero de Blake Anderson en Vektor, Tom Draper de Pouder en guitarras y Brooks Wilson, cantante de Crypt Sermon.
Todo esto da con un disco técnicamente sublime, con una base Thrash muy técnico y rápido pero con esas características tan especiales que siempre aportan Cobbet y Sigrid Sheie que recuerda en algunos momentos a sus primeros años, incluyendo detalles progresivos de aire retro típico de la banda, con el predominio de los teclados Mellotron y Solina. Instrumentos que se utilizaban en los 70 en pleno apogeo del Rock sinfónico y progresivo. Se olvidan casi por completo de la última etapa de la banda, alejándose del Metal progresivo más prototípico que practicaban en “17th street” y “Dead Revolution” de sonido grueso, ritmos pesados, y distorsiones más graves. Aquí todo se desarrolla a velocidades endiabladas, mil riffs por minuto, blastbeats continuos y una sensación en las primeras escuchas de que te estás perdiendo gran parte de los detalles de las composiciones ante tal ansia de mezclar la agresividad y la técnica a partes iguales.
Complicado explicar en palabras cada tema; tienen la mayoría un desarrollo compositivo parecido y ligeros detalles son los que van moldeando esas diferencias entre ellos.
Ya de buenas a primeras “Overtaker” te da en la cara con su tema homónimo, así, como si de un ejército de infantería hiciese la carga todos de golpe. Las guitarras de Cobbet son un torbellino sónico, Anderson en las batería demuestra una velocidad y calidad tremebunda desde su primer golpeo, y el juego de voces de Sigrid Sheie en la parte más melódica y Jamye Myers en las agresivas van absorbiendo tu cerebro ante los contrastes continuos que te ofrece la composición. Y que decir de los apoyos en los teclados antes nombrados que adornan no solo este tema, sino todo el álbum… estratosférico. “Dark brennius” nos ofrece esos detalles que hacen que este trabajo no quede lineal y monótono, y como no!!! La aparición estelar del Sr. Scalzi (Slough feg) en las voces, dando sobre la base instrumental que reinará en todo “Overtaker” la suficiente frescura para que mantenga todo nuestro interés. Las voces femeninas aquí quedan relegadas a un segundo plano apoyando más a los teclados y sirviendo en el contexto atmosférico. “Viper cross” es una locura psicodélica, con predominancia de todos los órganos y teclados que tienen en su mano, tanto Cobbet como Sigrid Sheie y a la vez la especial colaboración de Steve Blanco, están jugando con todo tipo de sonidos, solos y atmósferas rallantes a la velocidad de la luz. En “Don’t follow the lights” son las guitarras las que mandan y con una Jamye Mayers en las voces que parece poseída por algún espíritu maligno. Y el álbum sigue con los patrones marcados en “Ghost Hearts”. Con “Outside our minds” por fin aparecen los HAMMERS de la etapa “The locust year”, con unos ritmos veloces pero clásicos dentro del Heavy metal más genuino, con un duelo entre la voz de Jamye y los teclados brutal. Posiblemente mi tema favorito del trabajo por mi añoranza a este sonido y tipo de composiciones de esta banda en su mejor etapa. Con “The raven’s bell” y “Orbweaver” llegan los momentos más progresivos, con grandes juegos de sonido, pasajes más lentos, cambios de ritmos y desarrollos instrumentales espectaculares. “Overthrower” cuenta de nuevo con la voz de Scalzi, pero esta vez para compaginarla con Jamye. Tema rápido, a piñón y con un Cobbet a las guitarras sublime y la ayuda de Tom Draper en los punteos y solos dando un toque mas melódico . Anderson espectacular tras los parches. Termínanos con “Aggressive perfection”, densa, pesada, con aires stoner/groove, con las voces féminas guiando mientras apoya en los coros Brooks Wilson dando un toque bastante enigmático y que va aumentando su velocidad hasta de nuevo llegar la locura sonora. Termina el tema volviendo a la densidad y espesura inicial.
Producción de lujo que sin embargo ha cambiado la forma de trabajar de Cobbet y cia. Habitualmente grababan en San Francisco pero en estos momentos la banda se ha desplazado a vivir a Montana teniendo que grabar muchas partes de este “Overtaker” en distintos estudios, entre ellos las baterías en los Electric audio de Chicago y las guitarras, bajo, voces y algunos teclados en el estudio propio de Cobbet en Montana. Jamye en su apartado vocal grabo en Texas. Al igual que los colaboradores, cada uno a grabado en su lugar de origen. Todo luego fue mezclado en el estudio de Chicago y masterizado en los Trakworx studio. Quedando un sonido impecable, con la particularidad de que aunque la instrumentación tira al Thrash, el sonido de las guitarras no pierden el estilo característico que los HAMMERS OF MISFORTUNE siempre le han dado a las guitarras, teclados y coros, todo con aire retro/vintage quedando como siempre muy original y diferente a lo que puedas escuchar habitualmente.
Complicado analizar “Overtaker” desde todos los puntos de vista. Es demasiado diferente a lo que suele hacer los HAMMERS, es un trabajo complejo, mucho más agresivo de lo normal en ellos, quizás excesivamente agresivo hasta el punto que a veces sigue patrones compositivos cercanos al Death metal y sin casi lugar para las melodías, cosa rara en ellos, y con unos detalles técnicos y progresivos insuperables pero que necesitan muchas escuchas para adaptarse a esta nueva experiencia que ha querido verter Cobbet en su proyecto más personal.
No hagáis caso de la nota y dadle alguna oportunidad… quién sabe, quizás si sois capaces de escucharlo sin perder la cordura.
Puntuación
Nota - 7.5
7.5
Nota
Todo esto da con un disco técnicamente sublime, con una base Thrash muy técnico y rápido pero con esas características tan especiales que siempre aportan Cobbet y Sigrid Sheie que recuerda en algunos momentos a sus primeros años, incluyendo detalles progresivos de aire retro típico de la banda, con el predominio de los teclados Mellotron y Solina. Instrumentos que se utilizaban en los 70 en pleno apogeo del Rock sinfónico y progresivo.