HELEVEN (ESP) «New Horizons PT. II»
Art Gates Records, 2024
¿Sabéis de ese momento en el que no sabes cómo afrontar un determinado trabajo, una tarea? En este caso hablamos del horror vacui de esta hoja en blanco. En realidad, no es un folio, sino una hoja de trabajo de Scrivener, pero ¡lo mismo me da que me da lo mismo! Porque antes de ponerme a escribir le he echado un vistazo a las reviews anteriores de la banda que nos ocupa y en todas ellas, el denominador común era su excelencia y su progresión ascendente. Así que la pregunta consecuente es, ¿dónde está el límite de HELEVEN?
Porque hace un añito, le echábamos un vistazo al lanzamiento de entonces, “New Horizons, PT. I”. Y ya entonces, como tónica habitual en la banda no pudimos por menos sino rendirnos a la evidencia. Que las huestes de Higinio eran probablemente la mejor banda a nivel nacional y que eran capaces de tratarse de tú a tú con los grandes nombres consagrados a nivel mundial. Así que ¿qué podemos esperar de “New Horizons, PT. II” publicado con Art Gates Records en abril de este año?
“Home” abre el trabajo con una voz en tesitura de bajo y en dos segundos ya me han reventado otra vez la cabeza. ¿De verdad Higinio puede cantar tan grave? ¡Joder, si parece un cantante de Góspel entonando el “Go down, Moses” o BARRY WHITE o yo que sé! Es una breve intro de un minuto y poco, pero como digo, lo han vuelto a hacer: me acaban de reventar todas las expectativas. Para bien, pero lo han vuelto a hacer. ¡Me quedo loco! Y para que la cosa no se quede ahí, atacan con “Echoes of the past”, con ese aire tan conocido de GOJIRA y esos armónicos disonantes en plan “The heaviest matter of the Universe”. Y los reconozco, son los HELEVEN que vengo escuchando desde “Medusa’s Love Story”, pero con el crecimiento exponencial que han venido desarrollando a lo largo de todos estos años. Pero muchísimo mejor: suenan como unos truenos divinos, compactos, orgánicos, profesionales y hasta relajados. Me doy cuenta de lo intrincado de lo que estoy escuchando, pero en sus manos el tema avanza tan lánguido y tan feroz que da escalofríos: como si fueses caminando por la jungla y al llegar a un claro, despertases a un tigre que allí dormitaba. ¿Y el interludio atmosférico que precede a las sincopas con que se adentran en el último cuarto del tema? Simplemente divino. “The mask” es un ataque Djent en toda regla, con una vocalización oscura que salta a la luz a la hora de atacar el estribillo: y los coros y los tresillos en los breaks de batería ¡Y sufro síndrome de Stendhal escuchando todo esto! “Wild for the ashes” vuelve a iniciarse con un despiadado ataque Djent que enseguida se transforma en un cálido tema y va alternando un ataque y un arrullo. Si le echáis un vistazo a las anteriores reviews, sé que en cada una de ellas he dicho que HELEVEN estaban en su mejor momento, que era lo mejor que habían grabado hasta el momento. Pero es que esto desafía ya toda descripción.
“Killing my perseus” vuelve a lo bruto con una buena machacada de guitarras disparando riffs en modo ametralladora y la precisa y omnipresente batería de Matías Famá echando los restos marcando el tempo y haciendo diabluras polirrítmicas como Mario Duplantier. Pero en todo ese maremágnum sonoro, la banda se detiene e Higinio, nuevamente y cantando mejor que nunca, se queda solo acompañado por una línea de piano y cuando la banda se vuelve a unir llevan el tema a una atmósfera y ambientación completamente nueva. “Empty promises” se inicia con una secuencia melancólica que se convierte en el leitmotiv que arma otro temazo. ¿Y qué queréis que os diga? Es música poliédrica. Un tema de esos para escucharlo un montón de veces pero prestando atención en cada escucha a un solo instrumento, y veréis como flipáis. ¡Joder, si hasta se meten un silencio de varios compases en mitad de la canción! Y como lo van cerrando: un estribillo repetitivo e Higinio modulando por encima, el leitmotiv volviendo a entrar… “Gernika” es un tenso interludio que nos lleva a “Why?”. Y sí, vuelvo a sonreír, porque se recuperan aquellas vocalizaciones a lo Layne Staley de los primeros trabajos de HELEVEN. Aunque el tema no tiene nada que ver con los AIC. Es a partir del minuto dos cuando la cosa se pone seria de verdad: de cómo coger una idea, un riff, una melodía y trabajar con ella. De ver cuáles son sus posibilidades, de cómo se puede manipular como si fuese dúctil oro. ¡Y aquí la banda se ha pasado el juego! Por no hablar de “One day today” donde se vuelven a dar otra vuelta de tuerca a todo lo que esperabas de la banda y te meten versos con voz sintetizada, pero también un solo de guitarra de esos locos y atonales en plan Kerry King. Y todo mantiene su coherencia y su orgánica línea. Y para cerrar, un grandilocuente “Hope”, que bien podría haber firmado Devin Townsend, por sus coros, por su magnificencia, por su densidad rítmica.
Me tienen reventada la puta cabeza. Bien es cierto que ha sido fácil escribir esto. Simplemente es dejarse llevar, dejar que la música te toque el corazón y las emociones, y eso HELEVEN lo tienen bien matizado. El horror vacui es fácil cuando tienes una banda así para hablar sobre ella. Pero… ¡la bestia se oculta entre estas líneas! Porque si la banda sigue en esta progresión geométrica, ¿cómo podré escribir una próxima crítica? ¡Que tengan la decencia de sacar un disco mediocre o menos excelente! Que se apiaden de este pobre redactor.
Puntuación
Nota - 10
10
Nota
Me tienen reventada la puta cabeza. Bien es cierto que ha sido fácil escribir esto. Simplemente es dejarse llevar, dejar que la música te toque el corazón y las emociones, y eso HELEVEN lo tienen bien matizado. El horror vacui es fácil cuando tienes una banda así para hablar sobre ella. Pero… ¡la bestia se oculta entre estas líneas! Porque si la banda sigue en esta progresión geométrica, ¿cómo podré escribir una próxima crítica? ¡Que tengan la decencia de sacar un disco mediocre o menos excelente! Que se apiaden de este pobre redactor.