Hay en el mundo bellezas que resultan mortales. La cobra real, la mamba negra, la rana punta de flecha, la adelfa, la belladona y las listas siguen… Entre las plantas tóxicas tenemos la Rosa de Navidad o eléboro negro que, si bien no es mortal, es altamente tóxica. Florece en invierno (de ahí su nombre) y, paradójicamente, se trata de una flor blanca compuesta por cinco sépalos. El nombre en latín (como habrás supuesto) es Helleborus Niger. ¡Colorea y aprende con Teo!
Pues esta banda toma el nombre de dicha flor y cumplen al pie de la letra con la intención del nombre: HELLEBORUS. Me refiero a que en efecto, tienen la fragilidad, y la belleza decadente de una flor de invierno, pero también son tóxicos, con un Black Metal que por lo que estoy viendo no hace sino mejorar lanzamiento a lanzamiento. Los dos hermanos Houseman formaron esta banda en 2014, con un primer lanzamiento en 2016 (“The Carnal Sabbath”) y ahora este “Saprophytic Divinations” del 2019. Ambos mantienen viva otra banda llamada AKHENATEN y ya estuvieron en otra, ahora extinta (EXECRATION). Shane se encarga de las tareas vocales y el pequeño Jerred (todavía no ha cumplido los treinta) del resto (y con el resto, quiero decir todos los instrumentos). Y lo tienen bien clarito, como la flor, hermosos y tóxicos.
Por lo menos para este disco ya se han rodeado de una serie de músicos que se encargan del resto de instrumentos dejando más libre a Jerred para centrarse en la guitarra y en labores compositivas. “Celestial Grave” comienza la andadura con guitarras etéreas para de un trallazo saltar a la escuela nórdica; y a pesar del muro de guitarras dobladas por los bombos suenan nítidos y claros ¡y melódicos con los riffs! Un regustillo a los DIMMU BORGIR pero sin toda la fanfarria orquestal de los suecos. Quizá por eso mismo, porque no hay unos teclados y una serie de pistas de vientos y cuerdas, los hermanos de Colorado se han centrado más en la musicalidad y la melodía (musicalidad extrema, pero musicalidad a fin de cuentas). “Alraun Ghost” arranca a medio tiempo sobre una muy solvente y rítmica línea de bateria llevada por Brent Boutte, pero con unas líneas de guitarras melódicas que no se centran únicamente en plantar un muro de sonido.
“Verum Fidei” nos devuelve a los fragmentos acústicos; sí, ya sabemos todos de qué va el rollo y los hemos escuchado mil veces, pero es que siguen funcionando, o por lo menos a HELLEBORUS le funcionan, acompañados con ese recitativo que nos llevan hasta el siguiente tema. “Devil’s Garden” tiene esa grandilocuencia, esa musicalidad, esa escuela noruega, como he dicho, pero bien solventada, sonando fresco, potente y, aunque no novedoso, sí se nota un gran trabajo por parte de toda la banda. “Juniper Shrine” cuenta con esa elegante ampulosidad a lo BEHEMOTH y esos fragmentos de aceleración apocalíptica en la caja, mientras que “Seasonal Legacy” marcha por territorios menos acelerados, hasta que llegamos a una sección central donde la cosa vuelve a acelerarse sobre una crepitante melodía que Jerred dibuja con su guitarra hasta el cierre.
“Nocte Amans” no peca de artificio y de hecho cuenta con un estribillo infeccioso y ahí sí, en su segunda parte tiene un desarrollo de lo más interesante, con una preponderancia de las melodías de las guitarras sobre la brutalidad. Del mismo modo, el siguiente tema (“Blakulla’s Meadows”) vuela equilibrado entre lo melodioso y lo orquestal, sí, con guitarras, pero con un acompañamiento orquestal muy comedido que le da un puntazo dramático. Y el último tema, titulado como el disco, al igual que los dos precedentes abandona por completo el Black Metal más clásico y lo llevan hacia derroteros de lo que es el moderno Black Metal, melódico, orquestado en su justa medida, grandilocuente y respetuoso, eso sí, con el estilo extremo.
Y HELLEBORUS, los dos hermanitos Houseman, están en el buen camino, respetando a sus mayores y a sus ancestros, pero llevando el Black Metal sinfónico por donde le corresponde, con álbumes excelentes y tan sólidos como este “Saprophytic Divinations”. No han inventado nada nuevo, pero de lo que ya está inventado, siempre ha habido bandas y bandas y esta, en concreto, se sitúa en la senda de convertirse en una de esas bandas destacables.
Puntuación
Nota - 8.5
8.5
Nota
Y HELLEBORUS, los dos hermanitos Houseman, están en el buen camino, respetando a sus mayores y a sus ancestros, pero llevando el Black Metal sinfónico por donde le corresponde, con álbumes excelentes y tan sólidos como este “Saprophytic Divinations”.