Críticas - Clásicos

IRON MAIDEN (GBR) «Piece of mind» (EMI, 1983)

Por Lluís García Sola

Hoy toca desempolvar de nuevo nuestros viejos vinilos y tirar mano de un clásico de la Doncella de Hierro, IRON MAIDEN, quizás no valorado como otros trabajos de la dorada época de los 80 pero que contiene un buen puñado de temas imprescindibles que han quedado grabados para la posterioridad en la historia del Heavy Metal. Hablamos de “Piece Of Mind” un disco que llegó antes de lo esperado tras la extensa gira de presentación de esa obra maestra que lleva por título “The Number of the Beast”, y que había dejado el pabellón (y el nivel de exigencia) muy alto. Lejos de tomarse un suspiro los ingleses se metieron en el estudio para firmar un nuevo gran álbum.

Esta vez la legendaria formación, con su line up más clásico, cambiaría la húmeda Londres por la exótica Bahamas para la grabación del disco, algo habitual en el panorama rockero de la época, sumándose al carro al que se habían subido bandas como AC/DC, BON JOVI, JUDAS PRIEST, THE ROLLING STONES o WHITESNAKE. Eso sí, el gran Martin Birch seguiría al cargo de la producción, siguiendo dando forma al sonido tan característico y único que habían logrado en su trabajo anterior. Pero como ocurrió en él, un nuevo cambio de miembro tendría lugar, con la entrada de Nicko McBrain y la salida de Clive Burr debido a los problemas personales que le complicaban poder afrontar sus giras con solvencia, en un curioso intercambio de cromos con los franceses TRUST.

“Where Eagles Dare” sería la encargada de abrir el fuego, con un veloz corte impulsado por el conocido redoble de batería de Nicko, absolutamente marca de la casa, y con un protagonismo indiscutible de las guitarras que entre riffs y solos se imponían en presencia a la majestuosa voz de Bruce Dickinson. El tema compuesto íntegramente por Steve Harris, encontraría la inspiración para su letra en la novela bélica de Alistair McLean, “El Desafío de las Águilas”, que sería llevada al cine con un reparto encabezado por Richard Burton y Clint Eastwood, éste último uno de los actores favoritos de Bruce. Poco o nada le tendría que envidiar “Revelations”, en el que Dickinson echaría mano de los versos que aprendió en la escuela anglosajona y la filosofía que hacia alusiones a las experiencias que el mago del ocultismo, Aleister Crowley , experimentaría en Egipto, sirviendo en cierta manera de precuela a lo que estaba por llegar con “Powerslave”. Frenéticos cambios de ritmo, guitarras dobladas y sonidos acústicos para una olvidada joya.

Y poco se puede decir que no se haya dicho ya sobre “Flight of Icarus”, primer sencillo del álbum, con la firma de Smith/Dickinson que tantas alegrías nos daría en el futuro, y con el mito griego de Dédalo e Ícaro como telón de fondo. Una historia que acabo en desgracia con la caída al mar del propio Ícaro por volar demasiado cerca del sol, derritiéndose sus alas de plumas y cera fabricadas para escapar de la prisión en la que fueron encarcelados por el Rey Minos de Creta, y que Bruce quiso aprovechar para hacer un cierto símil entre ella y la rebeldía adolescente frente a la autoridad adulta. ¡Quien no ha cantado alguna vez ese icónico estribillo! Steve se sumaría a la firma en el siguiente corte, “Die With Your Boots On”, de espíritu más rock’n’roll, con su bajo desatado y ensalzado por una producción que le regalaba todo el protagonismo, y con un final precediendo el último estribillo francamente espectacular con la voz de Bruce brillando con luz propia en su registro más agudo siempre fielmente escudado por las guitarras de Dave Murray y su inseparable amigo, Adrian Smith. Esta vez la guerra fría y el miedo de la época a un posible holocausto nuclear, haciendo referencia al enfrentamiento entre la resistencia y el gobierno, sería el leit motiv que empujaría la letra de Dickinson.

Y llegó la joya de la corona, uno de los temas por antonomasia de IRON MAIDEN, que describe a la perfección su sonido, y que ha sido un fijo inamovible de los setlists del grupo a lo largo de toda su dilatada existencia. “The Trooper”. Un tema al galope, con el imponente bajo de Harris empujando toda la caballería sonora que le acompaña, con unas guitarras impecables, y un estribillo que tan solo necesita de unos simples “Oh Oh Oh” para escribir una página dorada en la historia del Heavy Metal. Seguimos con el belicismo como centro temático, cogiendo la batalla de Balaclava de 1854 durante la Guerra de Crimea, en una célebre carga de caballería británica que fue derrotada por los rusos, basándose, una vez más, en una obra literaria, esta vez de Lord Alfred Tennyson, de nombre “La Carga de la Caballería Ligera”. Imborrable la mítica y repetida imagen en directo de Bruce caracterizado para la ocasión empuñando la bandera de la Unión Jack. Recordando la polémica que les tacharon de satánicos en su anterior trabajo, la banda se reiría de dicha acusación con ese intro grabada al revés en “Still Life”, que lejos de recurrir a Satanás citaba una cita del célebre cómico y compatriota John Bird. Murray se uniría a Harris en esta composición, un corte notable, con mucho feeling y un estribillo pegadizo, que estaría lejos de ser de lo mejor del disco, retratando la historia de un hombre obsesionado con unos espíritus supuestamente atrapados en su piscina, y que en un delirio paranoico final le llevará a arrastrar a su amada con él hacia el fondo de la misma.

“Quest for Fire” probablemente sería de lo más flojo del álbum, un tema sencillo, firmado por Steve, y que sería una de las polémicas que les llevaría a un cruce de declaraciones entre él y Bruce tras su marcha. Que si me avergüenzo de cantarlo, que no haberlo hecho, en fin, ese tipo de cosas del “Sálvame Deluxe” del Heavy Metal. Aún así tiene algo, no deja de ser la Doncella, y la literatura y el cine seguirían haciendo gala de su presencia, en esta ocasión gracias al a novela de J. H. Rosny, “En Busca del Fuego”, y su posterior adaptación cinematográfica dirigida por Jean-Jacques Annaud apenas un par de años antes del álbum. Otro de esos cortes pegadizos y repetitivos sería “Sun and Steel”, de nuevo con la dupla Smith/Dickinson al frente tomando, esta vez, la leyenda del samurái feudal, Miyamoto Musashi como isnpiración para su letra. La sencillez hecha Metal pero que entra fácilmente gracias a su resultón y funcional ritmo y estribillo. Y pondría el punto y final la extensa y magnífica “To Tame a Land”, una canción que originalmente iba a llevar por nombre “Dune”, estando basada en la novela de Frank Herbert del mismo nombre, pero que decidieron cambiar ante la amenaza de demanda del escritor. 100% Steve Harris, con un nivel compositivo e instrumental por parte de todos los músicos sobresaliente, y con Bruce Dickinson consolidándose como uno de los mejores vocalistas de Heavy Metal. Por cierto, como curiosidad añadir que su melodía toma como inspiración la maravillosa obra del compositor español Isaac Albéniz, “Asturias (Leyenda)”, que desde aquí os invito a escuchar.

No me gustaría acabar esta crítica sin hacer mención a la impresionante portada del disco, a cargo de ese pedazo de artista que es Derek Riggs, firmando aquí el que para mi es una de sus mejores obras. Presentando a un violento, sangriento y completamente rapado Eddie, emblemática imagen de la banda, atrapado en una camisa de fuerza y encadenado a las paredes acolchadas de la celda de un manicomio que presenta una extraña puerta de libertad, o no, hacia el vacío. Una ilustración desplegable que durante los años de mi tierna infancia fue absoluto protagonista de mis recurrentes pesadillas, pero que no podía evitar rebuscar y observar a escondidas, una y otra vez, con un inexplicable hipnotismo, entre la colección de vinilos de mi hermano mayor. IRON MAIDEN volvió a ofrecernos con “Piece of Mind” una pequeña maravilla sonora, con cierto relleno, pero que nos dejaría un puñado de canciones que están en lo más alto de la historia del Heavy Metal, presentando una de las formaciones más exitosas y talentosas que ha dado el género y, por ende, el mundo de la música. Eso sí, tiene un gran defecto, que, todo sea dicho, no es culpa suya, y es que está situado en el tiempo entre dos obras maestras como “The Number of the Beast” y “Powerslave”, relegándole a un injusto segundo plano en su discografía. ¡Qué demonios! La culpa es suya por ser, probablemente, la banda más grande de la historia del Heavy Metal. Por lo menos para un servidor.

Nota - 8.5

8.5

Nota

IRON MAIDEN volvió a ofrecernos con “Piece of Mind” una pequeña maravilla sonora, con cierto relleno, pero que nos dejaría un puñado de canciones que están en lo más alto de la historia del Heavy Metal, presentando una de las formaciones más exitosas y talentosas que ha dado el género y, por ende, el mundo de la música.

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Un comentario

  1. El problema con piece of mind es que me escuché primero powerslave, que es un disco brutal, lo mires donde lo mires, de todas formas piece of mind tiene canciones brutales que se echan de menos cuando llegue gers y lo reviente todo en los novela, saludos metalicos

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