Por Santi Gzlez
De bandas míticas americanas está plagada la escena y eso es normal ya que en el nacimiento de este estilo de música, qué tanto amamos, la explosión fue tremenda y no debemos olvidar que por aquella época las cosas eran diferentes. Todo se hacía por pasión y pasaba a formar parte de un estilo de vida que, demostrado queda, no es fácil de dejar. En este aspecto estos LIVIDITY no han tenido tanta suerte como otros y después de veinticinco años y tropecientosmil trabajos (entre LPs, EPs y Splits) no han conseguido dar el salto a una discográfica de distribución más potente y siguen siendo una banda infravalorada y que disfruta de respeto y reconocimiento en el underground pero no de grandes masas. Por otra parte parece lógico dado que su propuesta es excesivamente extrema, con unas temáticas de violencia misógina no aptas para todo el mundo y qué quizás deban quedar donde están antes que llegar a masas que no sepan digerirlas, que luego pasa lo que pasa. Aunque fácil podemos ver que instrumentalmente no tienen nada que envidiar a otras formaciones con más suerte.
La devastación está servida en cazuela de barro. Y es que en apenas treinta y cinco minutos y doce temas de barbarie musical no paran de repasar riff tras riff y estructura tras estructura lo que representa y ha representado la escena death y brutal death americana de hace más de veinte años. Suenan, en ese aspecto clásicos, pero no por ello añejos, ni mucho menos, ya que su sonido está totalmente dentro de los cánones que debe cumplir una producción en el siglo XXI.
Velocidad de vértigo acompañada de estructuras slam repartidas estratégicamente, mientras las bajadas de velocidad le dan un ambiente pútrido al sonido que hace más entretenida y relajada una escucha que es pausada de vez en cuando por interludios no musicales a modo de presentación fílmica hablada. Todo ello con un bajo poderoso que todo lo llena, una batería que derrocha blast beats y un juego vocal de alto calibre, haciendo que podamos disfrutar de una mezcla de voz ultragutural con otra más agresiva, dando como resultado un combo realmente diabólico
Nota - 8
8
Nota
La devastación está servida en cazuela de barro. Y es que en apenas treinta y cinco minutos y doce temas de barbarie musical no paran de repasar riff tras riff y estructura tras estructura lo que representa y ha representado la escena death y brutal death americana de hace más de veinte años.
