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MENTAL CRUELTY (DEU) «Zwielicht»

Century Media Records, 2023 

AUTOR: Cesar Luis Morales

En ésta nuestra enésima discusión sobre los géneros, vamos a dejar el tema zanjado por completo, estableciendo una serie de criterios definitivos y definitorios para que podamos distinguir de un plumazo, con una somera escucha, lo que es bachata y lo que es cumbia, lo que es Death y lo que es Black, lo que es Heavy y lo que es Hard Rock. ¡Ja, ja, ja! Claro que sí, guapi. Si hay algo que, con el paso del tiempo y la apertura de mentes, se ha vuelto harto complejo es precisamente eso. ¡Colorea y aprende con Teo!

Sí, entiendo cómo funciona la mente humana. Y entiendo que comprende lo que puede clasificar, medir y de alguna manera, cerrar dentro de unos parámetros delimitados. ¿Y qué pasa cuando no es así? ¿Cuándo no podemos establecer esa nítida línea que separa una cosa de la otra? ¿Y qué pasa con el crepúsculo? ¿Qué hay de esa claridad desde que raya el día hasta que sale el sol, o desde que se pone hasta que es de noche? ¿Cuándo es día, y cuándo es noche? Pues eso, crepúsculo y a correr. Hay cosas que no admiten divisiones categóricas rígidas. Y como para demostrarlo los alemanes MENTAL CRUELTY se han cascado un disco titulado, precisamente, así: “Zwielicht” (crepúsculo).

“Midtvinter” tampoco nos adelanta nada en concreto. Breve interludio introductorio de música ambiental que puedes encontrar en obras de distinta catadura: vientos, campanas, orquestas y coros… Y, entonces, ahora sí, estalla “Obsessis a daemonio”. Una garganta infernal, un muro de riffs intrincados y el leitmotiv orquestal que se intuía en el primer corte aparece por aquí en ráfagas. Y cuando se te vienen y estás saboreando los regustos y los matices de DIMMU BORGIR, la banda hace un mortal hacia adelante y te cascan unos breakdowns que son la seña de identidad del DeathCore, para volver a saltar a la carrera del sinfónico, incluso Lukas Nicolai se mete unos vocales limpios que le dan una vuelta de tuerca más al tema. Tampoco nos flipemos y vayáis a pensar que llega al nivel de ICS Vortex en aquel “Death Cult Armageddon” de los DIMMU, pero… Nicolai acaba de entrar en la banda como nuevo vocalista y cumple con solvencia con su cometido. “Forgotten kings” se inicia en ese mid-tempo orquestal tan tributario a los noruegos, con esos coros grandilocuentes, con toda esa atmósfera… Y es que recordemos que por aquel entonces, en la época del “Death Cult” (septiembre de 2003) los DIMMU estaban que se salían: Nick Barker acababa de entrar a las tímbalas, Vortex al bajo y Galder a la guitarra. Y encima se sacaron la chorra y metieron partes interpretadas por la Orquesta Filarmónica de Praga. Que no sé si dicha orquesta es una de las mejores del mundo, pero ahí estaba. Pues con éste tema de los alemanes, se respira esa atmósfera, pero con breakdowns mamados directamente del DeathCore y con esas vocalizaciones extremas. ¿DIMMU BORGIR y LORNA SHORE, por ejemplo, haciendo una jam en el mismo local de ensayo? Pues sí, ¿Por qué no? ¿Dónde está esa línea dibujada en el suelo que no se puede rebasar? ¿En qué manual de musicología determina qué es Black sinfónico y que es DeathCore? Sí, por supuesto, hay cosas muy características y reconocibles de los distintos géneros y de determinadas bandas. De hecho, si escuchas los interludios de fondo de “Pest” te van a recordar automáticamente a los americanos, y de hecho, se me viene otro tema de discusión a la cabeza que siempre sale. El tema de los triggers. Sí, los bombos están disparadísimos y sí, esa es la sensación que dejan: de una sobreproducción en el estudio, pero a pesar del sonido seco y “artificial” esos dobles bombos están tocados y ahí el mérito es de Danny Strasser.

“Nordlys” para sin pena ni gloria para entrar en un trallazo como “Mortal Shells” donde la vena sinfónica vuelve a aflorar con toda su grandilocuencia. De hecho, hay otro de esos interludios musicales que se inicia de forma orquestal y que MENTAL CRUELTY consigue llevar a la vertiente DeathCore de manera progresiva, sin que te des cuenta, sin un corte abrupto para ejecutar un Breakdown, con una evolución orgánica y natural, lo adornan con un solo guitarrero de musicalidad exquisita y siguen a su rollo nadando cómodamente entre las aguas de los dos géneros. De este modo llegamos a una de mis partes favoritas de este album: “Zwielicht” es un tema a capela con un leve acompañamiento de guitarra acústica, casi medieval diría, que engarza a la perfección con “Symphony of a dying star” donde la banda ataca a plena potencia el leitmotiv abocetado en el previo. Se amalgaman perfectamente los dos estilos y hay un montón de capas, de matices y de atmosfera. La banda continúa con “The arrogance of agony” y siguen siendo agresivos, viscerales y musicalmente impecables. Para cerrar el album atacan con “A tale of salt and light”, donde se decantan quizá más hacia el lado DeathCore de su propuesta, pero los insertos sinfónicos siguen apareciendo una y otra vez. Sí, es una jam-session a pachas entre los DIMMU y los LORNA. Y ¿Qué queréis que os diga? A mí LORNA SHORE me siguen flipando. Hay un montón de “hate” hacia los americanos, que si son la parte comercial del DeathCore, que si WHITECHAPEL, que si THY ART IS MURDER, que si la abuela fuma… Reitero, ¿qué queréis que os diga? A mí me parece que una banda que tiene a un vocalista como Will Ramos con sus tirabuzones modo DAVID BISBAL teñidos de rosa y que se meten trallazos como la trilogía de “Pain Remains”… ¡pues me enamoran!

Pasada la primera sorpresa de la mezcolanza de DIMMU y LORNA, sí he de decir que dicha amalgama se me ha quedado un poco corta y, en algún determinado momento, repetitiva y he necesitado que MENTAL CRUELTY fuesen un poco más allá: meterse por caminos del Avant-garde o del Groove, o del Death melódico o de yo que sé… Será por variedad y por la capacidad de determinadas bandas en desdibujar los límites entre estilos. Como en el crepúsculo, que no se sabe qué es día y que es noche y MENTAL CRUELTY están a punto de descubrirlo.

Puntuación

Nota - 8.5

8.5

Nota

Pasada la primera sorpresa de la mezcolanza de DIMMU y LORNA, sí he de decir que dicha amalgama se me ha quedado un poco corta y, en algún determinado momento, repetitiva y he necesitado que MENTAL CRUELTY fuesen un poco más allá: meterse por caminos del Avant-garde o del Groove, o del Death melódico o de yo que sé… Será por variedad y por la capacidad de determinadas bandas en desdibujar los límites entre estilos. Como en el crepúsculo, que no se sabe qué es día y que es noche y MENTAL CRUELTY están a punto de descubrirlo.

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