MORBID ANGEL (USA) «Blessed Are The Sick» (Earache Records, 1991)
Por Jesús Muñoz Caballero
Después del fiasco con ramalazo industrial llamado»Illud Divinum Insanus» y de la deserción de David Vincent, lo mejor que le podía pasar a MORBID ANGEL era que volviese Steve Tucker. Al tiempo el bajista ilusionó a los fans de todo el mundo con sus declaraciones. Según éste en el nuevo material no habría cabida para la experimentación, retomando lo que mejor saben hacer. Su comentario hizo que al menos yo volviera a tener ilusión por una de mis bandas favoritas.
Pero hoy no vamos a hablar de lo que en la actualidad son «El Ángel Mórbido» si no de su segundo trabajo «Blessed Are the Sick».
Pongámonos en situación. Corría el año 1991. Por aquellos entonces estábamos en plena eclosión y esplendor en cuanto a Death Metal se refiere. El Thrash estaba dando sus últimos coletazos y el «Metal Muerto» se acabó llevando la palma. Florida se convirtió en la capital mundial de este tipo de metal y los Morrisound Studios junto con el afamado productor Scott Burns se transformaron en todo un referente dentro de este mundillo y no era para menos. Había nacido una nueva forma de crear música y allí sabían exactamente como se debía sonar. De aquella ciudad surgieron formaciones imprescindibles como DEATH , DEICIDE u OBITUARY. Dentro de ese big four estaban los protagonistas de esta review. Formados en 1983 y después de lanzar una serie de espeluznantes demos apareció su primera obra maestra vía Earache Records llamada «Altars of Madness». Ante tal muestra de perfección, originalidad y fuerza el underground mundial se deshizo en alabanzas con este discazo, y la verdad no era para menos.
Después de las giras de promoción la banda tenía el papelón de grabar un nuevo álbum. Las expectativas eran muy altas. ¿Podrían igualar su primer disco, o sería banda de un solo C.D?
Las dudas se despejaron el 5 de julio de 1991. «Bleesed..» había nacido y el impacto fue igual que el de su predecesor.
De entrada el redondo era mucho más oscuro que su anterior arremetida. Esta sensación era dada por la inclusión de una serie de cortes de carácter atmosféricos. Aunque por supuesto no habían perdido ni una pizca de brutalidad ni de frescura compositiva. Por otro lado tanto la producción como el artwork eran simple y llanamente perfectos. Es necesario recordar que para una mejor promoción del nombrado grabaron el videoclip de la tonada «Blessed Are the Sick».
El segundo L.P del grupo supuso un nuevo mazazo que dejó a todos sus seguidores con la boca abierta. Estábamos ante otra embestida impecable e imprescindible.
El line up que hizo posible esta maravilla fue el siguiente: Trey Azagthoth (guitarra, teclado y piano), Richard Brunelle (guitarra), Pete Sandoval (batería), David Vincent (bajo y voz).
Las labores compositivas se repartieron entre Azagthoth, Brunelle y Vincent. Sin embargo poca fue la aportación de Sandoval . Aunque solo por el trabajazo que se marca a los parches se le perdona con creces.
El plástico se abría con una intro increíblemente inquietante que daba paso a la rapidísimas «Fall from Grace» y «Brainstorm». Con más cambios de dirección nos llega «Rebel Land» que da paso a «Doomsday Celebration», siendo un nuevo corte ambiental. Al termino de ese pequeño descanso la arremetida sigue con «Day Of Suffering», que a pesar de su inicio a mid tempo pesado enseguida se acelera y nos muestra unos riffs adictivos a más no poder. Esta ofensiva era imparable compañeros. La cosa proseguía con «Blessed Are the Sick/Leading the Rats» destapándose como la canción más oscura de todas. Sus riffs arrastrados e insidiosos helaban la sangre de cualquiera.
La segunda mitad del Compac Disc llega con los infinitos cambalaches de recorrido de «Thy Kingdom Come» y el salvajismo de «Unholy Blasphemies». A partir de ahí los americanos levantan levemente el pie del acelerador con «Abominations» y un nuevo tema de transición de carácter envolvente denominado «Desolate Ways». Finalmente acaban el asalto con la macabra «The Ancient Ones» y el outro a piano «In Remembrance».
En resumidas cuentas, este discarral dejaba el cuello del metalhead dolorido durante semanas, y cuando acababa daban ganas de reproducirlo de nuevo. ¿Cuántas veces pasa eso hoy en día?, muy muy pocas.
Personalmente siempre he pensado que a este larga Duración le sobraban los cortes que ejercían de puente para el siguiente puñetazo en la cara. Incluso tal vez hiciesen perder intensidad al trabajo, cosa que con «Altars…» no ocurría, pero aún así ante tanta clase uno se cierra la boca y se quita el sombrero reverenciando al grupo.
Si os estáis internando en estas sonoridades este L.P desde luego es de obligada escucha.