RANNOCH (GBR) «Conflagrations»
Willowtip Records, 2023
Decía el doctor Ian Malcom en “Jurassic Park” que la vida se abre camino. Incluso en las situaciones más adversas, en los entornos más hostiles, ahí surge la vida. En los desiertos, en los polos, en el aire, en el agua… Da igual dónde se mire y dónde menos se piense que puede haber algo vivo, ahí, ahí está la vida. ¡Colorea y aprende con Teo!
Incluso en los páramos, en esas enormes extensiones de terreno yermo y plano que se elevan en determinadas regiones de nuestro planeta, ahí surge la vida. Los páramos suelen tener escasa vegetación, básicamente matorrales y brezo; grandes amplitudes térmicas, escasas lluvias y vientos constantes… Y aun así… En las Tierras Altas de Escocia existen esos páramos, y aun así, hay vida y hay un lugar llamado, en gaélico, Mòinteach Raineach o Mòinteach Raithneach, el páramo de Rannoch, zona de especial interés científico y de conservación. Y como la vida se abre camino, de alguna población de esa zona, de esas dispersas y pequeñas ciudades, surgen músicos, surgen gentes con gustos afines y tocados con esa sensibilidad especial que los lleva a componer maravillas como el “Conflagrations” de los británicos RANNOCH.
“Degenerate Era” da un primer aviso: etéreo, magistral y espacioso como los páramos que los vieron nacer, arranca hacia la mitad con un estallido metálico acompañado de sintetizadores. En tres minutos escasos han conseguido captar mi atención. ¡Aquí hay algo! “Prism Black” se lanza en picado hacia la muralla de sonido característica del Death, con guitarras zumbantes que se tornan en intrincados dibujos de acordes y progresiones, acompañados por una demoledora batería – no en vano, detrás de las tímbalas, se sienta Dan Presland (BLACK LAVA o ex-NE OBLIVISCARIS). Y entonces, oh, maravilla, llega un interludio en toda la línea acústica de OPETH que engarza con unos magistrales solos de guitarra y la banda lleva todo el asunto a otro nivel, pero muy, muy elevado. “Threads” es una burrada a medio tiempo en el que las guitarras de ocho cuerdas de Richard Page y Ian Gillings crean un muro sónico que evoluciona hacia una excelencia técnica y polirritmica sin caer en el djent de MESHUGGAH, pero manteniendo los parámetros de complejidad e inventiva de los grandes DEATH.
El inicio de “Conflagrations” es absolutamente arrebatador en su íntima belleza. Es hermoso ver como el leitmotiv crece, palpita y evoluciona mientras, como en un ostinato, el resto de músicos se van incorporando a ese latir. Y como lo siguen haciendo crecer, como lo armonizan, como… ¿cómo es posible esta paradoja? ¿Cómo es posible que un páramo sea un hervidero de vida? ¿Cómo es posible que un clímax tan anti-musical como lo fue el Death Metal en su momento, haya evolucionado a algo tan hermoso? ¡Qué manera tan sublime de dirigir el tema desde su inicio hasta su final! “Daguerrotype” es otro enrevesado ejercicio de polirritmos, blastbeats, intrincadas evoluciones sobre las cuerdas con sus disonancias armonizadas… Un delirio compositivo que demuestra que RANNOCH están a otro nivel musical. “EarthRecycle” es otro oscuro interludio en el que Ian Gillings vuelve a perpetrar diabluras con el sintetizador que enlaza con “Threnody to a dying star”. Y ya sólo el inicio de esta epopeya de diecisiete minutos ya sería suficiente justificación para escuchar el álbum entero. ¿Y si las cabalgadas Prog Death de antes sólo hubiesen sido una excusa para llegar a este momento? Un largo desarrollo instrumental, una serie de cuestiones que la banda se plantea deambulando entre géneros, ¿hasta dónde puedo ir con el Death, con el Progresivo, cómo puedo aunarlos a la vez? ¿Cómo puedo desarrollarlo y engarzarlo todo para que suene orgánico y natural? Y aunque pesan más las partes progresivas y limpias -no hay ni una sola vocalización áspera- el tema bebe de ambas fuentes con un resultado excepcional, como unos OPETH menos hippies, como unos PINK FLOYD muchísimo más metalizados, como… como sólo esta banda sabe hacerlo.
Pero la afirmación y la pregunta siguen siendo las mismas. Sí, estoy de acuerdo con el Doctor Ian Malcom y sabemos que la vida se abre camino, incluso en la zona de Mòinteach Raineach, pero ¿Cómo es posible que un clímax tan anti-musical como lo fue el Death Metal en su momento, haya evolucionado a algo tan hermoso? Eso es algo que RANNOCH nos tienen que explicar. Bueno, con un álbum como “Conflagrations” faltan las palabras.
Puntuación
Nota - 9
9
Nota
Pero la afirmación y la pregunta siguen siendo las mismas. Sí, estoy de acuerdo con el Doctor Ian Malcom y sabemos que la vida se abre camino, incluso en la zona de Mòinteach Raineach, pero ¿Cómo es posible que un clímax tan anti-musical como lo fue el Death Metal en su momento, haya evolucionado a algo tan hermoso? Eso es algo que RANNOCH nos tienen que explicar. Bueno, con un álbum como “Conflagrations” faltan las palabras.