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Puntuación alta - recomendado

SVALBARD (GBR) «The Weight of the mask»

Nuclear Blast Records, 2023

Por ahí arriba, por el mar Glacial Ártico, existe una serie de islas bajo el gobierno de Noruega. Tampoco vamos a entrar en más profundidad sobre a quién se le ocurrió la idea y demás cuestiones alrededor del asunto, pero en esa zona, en concreto en la isla de Spitsbergen se encuentra lo que se ha dado en llamar “El Arca”. Podría ser una estación científica más y, enseguida, se me vienen imágenes de “La Cosa” de John Carpenter a la cabeza. Pero no, lo que se conoce como “El Arca” es, en realidad, la “Cámara Global de Semillas”: un depósito, una cámara del fin del mundo, dónde se guardan actualmente más de un millón de muestras de semillas. ¡Aprende y colorea con Teo!

No es un banco genético al uso, al cual puedan acceder investigadores. Su objetivo es salvaguardar toda esa riqueza genética y se pueda replicar las semillas en caso de que se pierdan a consecuencia de conflictos bélicos, desastres naturales o cualquier otra causa. ¡Cágate, lorito! Y todo eso, allí, en el archipiélago de SVALBARD.

Pues quizá por ese mismo motivo, los británicos de la banda que nos ocupa se pusieron ese nombre: SVALBARD. O quizá por la toponimia, que en noruego antiguo significa “costa fría”. En cualquier caso, es indudable que la riqueza genética de la banda bebe de múltiples fuentes y eso se vuelve a notar en su nuevo trabajo, “The weight of the mask”, publicado el mes de octubre pasado a través de Nuclear Blast. Y desde el minuto uno, la banda me embelesa abriendo con “Faking it”. La melodía es cautivadora, las vocalizaciones de los dos hachas, Serena Cherry y Liam Phelan, me enganchan y me hacen viajar. Y comprendo el desgarro musical en clave de Post-Black de la época en la que vivimos: todo lo simulamos, todos llevamos una máscara, todos llevamos el peso de esa máscara, porque como rezan en los versos finales del tema: no puedo sentir júbilo, lo simulo; no puedo sentir esperanza, la simulo; no puedo sentir amor, lo simulo. Toma ya, para empezar con el trabajo, te revientan emocionalmente.

“Eternal spirits” dentro de la misma línea agresiva deja entrever unas vocalizaciones limpias, pero también otra manera de recoger sus influencias del Post-metal, desgranando agresividad, sutileza y emociones en una composición brillante. “Defiance” presenta el perfecto equilibrio entre el Shoe-gaze y la angelical voz de Cherry y los gañidos más encabronados. Es reseñable con que brío, con que elasticidad vuelan de una atmósfera a otra, de una emoción a otra, de un estilo a otro, son como mercurio musical. Casi como para corroborar mis propias palabras, continúan con “November”, con un inicio melancólico que se alarga hasta la mitad del tema, donde se transforma en un nuevo desgarro emocional. “Lights out” cuenta, de nuevo, con esas danzarinas melodías de guitarras armadas sobre los guturales y una instrumentalización que se equilibra entre lo más denso y lo más etéreo. Y todo fluye de manera natural, como ya he dicho antes, de un ambiente a otro, de una atmósfera a otra con un pulso orgánico y necesario para recoger la enorme paleta de influencias y emociones que desgranan los SVALBARD.

La banda parece haber encontrado la fórmula compositiva mágica y sabe lo que cada tema necesita y dónde lo necesita. Como en el inicio de “Had to swim down”. Si cierro los ojos, se me viene a la cabeza el rostro de Annie Lennox de los EURYTHMICS; pero luego entra la banda y todo es Post. Y eso, oh, niños y niñas, es bueno. No tiene precio, ese perfecto equilibrio entre una voz angelical que canta “I will heal you” mientras el resto de la banda monta un crescendo musical que acompaña cada latir del corazón. “Be my tomb” me retrotrae al inicio del álbum con el “Faking it”. Hay algo en esta banda, en su manera de componer los riffs, que los hace llenarse de luz. No se describirlo de otra manera, pero a pesar de los guturales, a pesar de la distorsión, hay en las melodías una manera de evolucionar, de crecer, de palpitar que me erizan la nuca. “Pillar in the sand” se vuelve, otra vez, etérea en sus acordes iniciales y, de nuevo, SVALBARD la vuelve a hacer crecer hasta que explota de nuevo en una magistral lección de Post. “To wilt beneath the weight” cierra el álbum como una banda de este calibre puede hacer: con subidas y bajadas, con atmosferas completamente distintas, perfectamente ensambladas y dejándote con ganas de más.

Sea por una cuestión de toponimia o por referencia a la cantidad de semillas ubicadas en “El Arca”, lo cierto que la riqueza estilística y emocional de SVALBARD ha alcanzado en este trabajo una excelencia y una madurez que abruma. Y esperemos que sí, que esas semillas sigan dando sus frutos en años venideros.

Puntuación

Nota - 9

9

Nota

Sea por una cuestión de toponimia o por referencia a la cantidad de semillas ubicadas en “El Arca”, lo cierto que la riqueza estilística y emocional de SVALBARD ha alcanzado en este trabajo una excelencia y una madurez que abruma. Y esperemos que sí, que esas semillas sigan dando sus frutos en años venideros.

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