Al sello Nuclear Blast le ha dado por reeditar parte de la discografía de los reyes del punk metal, una etiqueta que fundaron ellos en Inglaterra y los Plasmatics un poco más lejos. Se han cuidado los detalles de la presentación, se ha añadido un DVD extra que todavía no hemos visto y se ha mejorado un sonido que ya era de por sí monolítico de cojones. Este artefacto es una esdrújula barrabasada en nula sintonía con la generación del chándal, este estacazo en la cerviz, este cachiporrazo de los machacas del punk arapahoe despunta con 13 cortes comprimidos en menos de cuarenta minutos de bramidos hipohuracanados que te dejarán los sesos como una sopa castellana pasada de fecha. No se andan con hostias los colegas; o mejor dicho, sí se andan con hostias. Lejos del punk pop de parvulario y del hardcore mestizo, «Beat the bastards» carga las tintas ─desde la portada, los títulos y finalmente la música─ en una provocación nada gratuita que a los seguidores de Limp Bizkit y otros majaderos les sonará a chino mandarín. En cambio, al sector rockista más borde, aquellos a los que hasta Lemmy Motorhead se les ha quedado chico, este redondo les recargará las pilas con su marejada ostrogoda. Aquí se habla de follarse al sistema, sea eso lo que sea, que es que no nos queda muy claro, salvo que los pobres quieren ser ricos, se habla de la policía (mal, por supuesto, hay que mantener la reputación de anarcas aunque uno ya cuente cincuenta años y esté pagando hipotecas) y se habla sobre todo de un encabronamiento cerril que suscitará las simpatías de punks, thrasers, algunos heavys, grinders, deathmetaleros y hasta de algún blacker despistado; por lo demás, sinfónicos abonados a las reediciones de Yes, solo una recomenación: abstenerse.
