Por David Ibañez
El trío neoyorquino vuelve con su octavo disco de estudio “Sterilize”. A pesar de una trayectoria de casi 30 años, se trata de una banda poco conocida fuera de los círculos del Noise Rock o Noisecore. Con este disco nos demuestran que siguen en forma y que siguen creando escuela.
El sonido del disco es asfixiante y claustrofóbico, con unas voces hundidas bajo el colchón de distorsión de las guitarras, que suenan en primerísimo plano y son una seña de identidad de la banda. De hecho, Chris Spencer modifica él mismo los amplificadores para conseguir ese sonido y, según él, no usa ningún tipo de pedal.
No se trata de un disco de fácil escucha, en ocasiones puede resultar repetitivo y molesto, pero hay que reconocer que cuando se le pilla el gusto es muy adictivo.
Comienzan con “Factory” y enseguida nos damos cuenta que estamos ante un grupo diferente, brutalmente original. Voces desgarradoras, guitarras chirriantes y un puntito de blues rock que le da fondo y base sobre la que crecer.
“The Grind” continúa la descarga sin descanso, esta vez con registros más graves y cuidando más la base rítmica. Ambiente realmente tétrico el que dibujan en cada nota de esta canción.
“Aberration” continúa taladrándonos el cerebro a base de distorsión y gruñidos varios, añadiendo matices de metal industrial por momentos.
“No Reprieve” baja un poco las revoluciones, incluyendo además unos cuantos efectos psicodélicos. Rápidamente empieza “Lung” que sigue insistiendo en esa vertiente psicodélica, sin abandonar el ambiente general del disco.
“Inclusion” sigue repitiendo cánones anteriores. Y es que de eso peca este disco, repetición continua y lineal, con unos pocos detalles diferentes, lo que puede hacer aburrida la escucha.
Con “Distance” se desmarcan un poco de esa tendencia y podemos escuchar melodías de guitarra e incluso la forma de cantar es más melódica y menos enfermiza. Igual pasa con “A Slow Reaction”, un tema mucho más rico, musicalmente hablando, que la media del disco.
“We’re Fucked” se adentra un poco en los terrenos del Doom, manteniendo intactas todas las señas de identidad de la banda, pero ese toque le da mucho más interés. Algo similar pasa con el último corte, “Avail”, él de más duración, casi 6 minutos de puro y enfermizo Noise Rock. Se trata de un tema menos lineal que de costumbre, que recrea diferentes ambientes y que es con diferencia la mejor del álbum.
Disco demasiado lineal y repetitivo pero dotado de una originalidad inusual, que hace que nos sumerjamos en ese océano asfixiante que UNSANE construyen con su sonido desgarrador e insano.
Nota - 7
7
Nota
El sonido del disco es asfixiante y claustrofóbico, con unas voces hundidas bajo el colchón de distorsión de las guitarras, que suenan en primerísimo plano y son una seña de identidad de la banda. De hecho, Chris Spencer modifica él mismo los amplificadores para conseguir ese sonido y, según él, no usa ningún tipo de pedal.