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Puntuación alta - recomendado

YERMO (ESP) «Yermo»

Negre Plan Y, 2023

Mio Çid movió de Bivar pora Burgos adeliñado, / assí dexa sus palaçios yermos e desheradados. / De los sos ojos tan fuertemientre llorando, / tornava la cabeça I estávalos catando. Y así, niños y niñas comienza el “Cantar de Mio Cid”. Que sí, que lo sé, que los ingleses tienen el “Beowulf” y los alemanes el “Nibelungenlied” y molan y son fuentes inagotables de referencias y, como siempre, nos entra ese complejito y pensamos que lo que es de fuera, es mejor. Pero no, que nosotros también tenemos nuestro cantar épico y también mola un rato. ¡Colorea y aprende con Teo!

Sin caer en el chovinismo, tenemos uno de esos cantares de gesta que nos relata un montón de cosas de la época. Cómo vivían, la organización de los reinos, los usos y costumbres de aquella época, las batallas… Y un apunte más. Debido a mis ancestros, la mitad de mi sangre es gallega y soy más de alalás y de muñeiras. Y he llegado a detestar los planos e infinitos paisajes llanos de Castilla. Pero, de vez en cuando, viene alguien a reconciliarte con la vieja Castilla. Como es el caso de YERMO.

La banda, que no es tal, está compuesta por David Muñoz, teclista de SUN OF THE DYING. Y ya desde tiempos inmemoriales, estamos acostumbrados a los proyectos de una sola persona y ya sabemos que lo que tenemos delante es algo muy particular. Particular y personal, casi podríamos decir íntimo.

El trabajo abre con “Cencellada”. Y sin escuchar nada, ya le otorgo el galardón “Manolo García +1”. Si el barcelonés es capaz de rimar esdrújulas, cualquiera que tenga las pelotas de meter ese fenómeno meteorológico en un tema, ya tiene mi más absoluta aprobación. La canción se inicia con un sobrio y melancólico piano, la voz desnuda que se convierte en un gutural, el acompañamiento de cuerda, el Doom descarnado y elegante de la escuela británica. Y sí, una porción la canta en inglés, y lo combina con el castellano, sobre todo cuando sale a la luz, en la parte de las voces limpias, el palabro en cuestión: Un momento de paz fugaz, efímero / Como el brillo de la cencellada. ¡Toma ya!

“Cuando éramos esclavos” ataca por una vertiente más Power-Metal en sus inicios, aunque tiene esos arreglos orquestales muy a lo DIMMU. El contraste entre las voces limpias y guturales le da un puntazo brutal, la omnipresente presencia de los acompañamientos, los coros, todo, todo está ahí. Es YERMO, pero no acaba de cuajar en el compendio total. Pero no preocuparse porque llega “Gris”. El inicio es de una delicadeza etérea que estremece el alma. Los suaves fraseos de guitarra, el acompañamiento de violines. ¡Y cómo se escucha el golpeteo del bajo! Del medio tiempo nos quedamos en una minimalista línea de piano y crescendo de violines. Entonces, el bueno de David empieza a meter capas y capas de instrumentos, de atmosferas, de evoluciones sonoras. En su cabeza sonaba como una sinfonía, lo ha trasladado a partituras y así lo ha parido. La guitarra se ha ido a buscar la emoción, no la velocidad ni el desfase y ¡vaya si lo ha conseguido! Finaliza con el sonido de violines y enganchamos con otro de los temas largos del álbum. El anterior eran diez orgiásticos minutos, y llega “El peso del Sol”, de 10:21.

Como no podía ser de otro modo, se inicia con versos de Antonio Machado, de aquellos “Campos de Castilla” y en concreto del poema “A orillas del Duero”: Castilla miserable, ayer dominadora; envuelta en sus harapos, desprecia cuanto ignora. Como ya os he dicho, debido a la mitad de mi sangre, soy más de alalás y de muñeiras, de Rosalía de Castro… Pero, hay ocasiones, en que, a través de las Bellas Artes (YERMO, en este caso), te reconcilias con una parte de tu pasado. El tema tiene un arranque épico con unos solemnes coros que bien podrían estar en un trabajo de BATHORY de la etapa buena. Volvemos a lo mismo, nada de despliegues ni virtuosismos técnicos. La contención y la efectividad emocional como carta de presentación. A veces, menos es más. La voz sobria y quejumbrosa, el seco y tenso piano da paso a una pieza de un muy oscuro Black atmosférico, como si de la sinfonía que es este trabajo hubiésemos llegado al Réquiem. “Un mar de polvo” tiene, por contra, un inicio brillante al que, en este caso, pone letra Don Miguel de Unamuno. Casi nada el letrista que se ha buscado David Muñoz. La mezcolanza de estilos lleva las voces ásperas del Black, los arreglos más orquestales, los parones y los acelerones, ciertas instrumentalizaciones con clara influencia medieval. Y para cerrar, “Vysehrad” («castillo en lo alto» en checo). Un piano, una sutil línea de batería y poquito más hacen falta más para poner un broche de oro a un disco que rezuma brillantez por todos los costados.

Así que sí, lo vuelvo a decir. Soy más norteño que castellano. Porque Galiza, a miña terra galega, me llama mogollón. Pero siempre hay alguien que te hacer reconciliarte con estas áridas mesetas de la tierra de la que partió Mio Cid al destierro. Si Machado o Unamuno y ahora David (o YERMO) le cantan a estas planicies, algo tendrán. Lo que es indudable es que David Muñoz ha visto esos paisajes, esa luz, y como todo buen Black Metal, ha sabido ver la luz en las tinieblas y ha sabido hacer un trabajo excepcional. Nada, que voy a tener que buscar un “Campos de Castilla” mientras le meto la enésima escucha al trabajo de YERMO (cosa que os recomiendo encarecidamente).

Puntuación

Nota - 9.5

9.5

Nota

Lo que es indudable es que David Muñoz ha visto esos paisajes, esa luz, y como todo buen Black Metal, ha sabido ver la luz en las tinieblas y ha sabido hacer un trabajo excepcional. Nada, que voy a tener que buscar un “Campos de Castilla” mientras le meto la enésima escucha al trabajo de YERMO (cosa que os recomiendo encarecidamente).

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