Por Daniel Ureña Cruz
Atención a este primer trabajo de una banda compuesta por miembros procedentes de otras formaciones ya más que consagradas dentro de la escena underground del old school. Nos referimos a bandas como VASTUM OUROBOROS, AGALLOCH, REPULSION o TREPANATION. Ahí es nada, aunque esta primera carta de presentación es fácilmente superada cuando comenzamos a escuchar el potencial que EXTREMITY nos han preparado: death metal de manual, simple y llanamente. No es una banda que aporte nada nuevo al género, ni siquiera un álbum que signifique una revolución en el mismo, pero sí un trabajo que, en plena efervescencia técnica de formaciones insertas en el complejo mundo del death metal, se recibe con los brazos abiertos por su sencillez y su carácter directo, sin complicaciones, directo a la yugular. Más discos así, por favor, y a raudales.
Aunque la portada y el logo de la banda ya hablan por sí mismos (amén al título del largo), la música es la verdadera razón de ser de un grupo que bien podría ser el más firme heredero de aquellos AUTOPSY iniciales. Aquí hay rapidez y violencia, no te molestes en buscar otras cosas.
El plástico, compuesto por cinco temas más intro comienza con “Intro (Mortuus est Valde)”, de ambientación desgarrada, desesperada, sonido intenso afín al terror de “The Shinning” (Kubrick, 1980), donde brilla la muerte y la destrucción, y que nos vaticina lo que en breve nos vendrá encima: pura tralla. Nunca falla con estas intros ambientales de sonidos incisivos…
El cañonazo no tarda en aparecer con “Crepuscular Crescend”, de riff martilleante y con pausas al sonido, medios tiempos oscuros, al más puro estilo entre POSSESSED, PESTILENCE, ENTOMBED y los nuevos ATOMWINTER. Un tema para soñar. Sí, aún pueden hacerse cosas como estas, el old school no está acabado, todo lo contrario. La pervivencia de bandas de este calibre afirma categóricamente que el death metal de corte clásico (y que suena a tal, literalmente hablando) sigue más que vigente y en un muy buen estado de salud.
El segundo corte del álbum, “Bestial Destiny” comienza con un doble bombo asesino, al que se van añadiendo unas guitarras incisivas y una voz diabólica. En la misma línea del anterior tema, aquí comenzamos a introducir aquellos riffs secos que tanto gustan a fans del old school, paradas obligatorias para proseguir con ritmos más cañeros y sin descanso, hasta llegar a un colofón de violencia sonora difícilmente rechazable.
Si FORBIDDEN escogieron para su tema el nombre “Chalice of Blood”, EXTREMITY han decidió ir un paso más allá, escogiendo la Pus en lugar de la Sangre (“Chalice of Pus”). El inicio no podría ser más duro: baterías a ritmo rápido y complejidad compositiva, muy en línea dispar a la simpleza del anterior tema. El sonido se encuentra esta vez entroncado en la agresividad y seminales rítmicas del death sueco de inicios de los 90, con ligeros toques de mayor dureza, casi rozando el grind. La oscuridad se acentúa en este corte, con un espectacular solo que sirve de preludio a un riff asesino de ultratumba. Es un tema muy destacable del cómputo general del trabajo.
“Fatal Immortality” se encarga de aumentar la tralla, con un inicio demoledor que pronto deja paso a riffs más cañeros y de corte lento, al estilo death europeo. El devenir del tema nos sumerge en una espiral de violencia sonora, baterías-metralleta y sonido clásico, que bien podría hacernos pensar en los mejores momentos de BOLT THROWER.
El tema que sirve de cierre para este primer trabajo de la banda americana lleva como nombre “Extremely Fucking Dead”, homónimamente al álbum que lo contiene. Aquí nos vamos a encontrar con las lágrimas en los ojos, y no porque sea un mal corte, sino porque sabemos que este extremo golpe similar a ENTOMBED nos deja hasta saber nuevamente de ellos, de una banda que a buen seguro, y con la formación de sus componentes en materia old school, bien podría erigirse en cabeza visible de este bendito revival del death metal al que estamos asistiendo.
