DEATH & LEGACY (ESP) «D4rk Prophecies»

Al respecto de las profecías, se dice, se habla, se cuenta, se rumorea… ¿Dónde está la fina línea que separa la capacidad de ver acontecimientos futuros por inspiración divina de la capacidad de hacerlo por ciencia o por conjetura? Porque antaño, eran las sibilas, inspiradas por el dios Apolo, las que en ocasiones presagiaban acontecimientos del futuro. ¿Son las predicciones de Nostradamus fiables, con toda su carga de lenguaje ambiguo y sentidos figurados? ¿O por el contrario, se había metido una buena dosis de amanita muscaria? ¡Colorea y aprende con Teo!

Porque el futuro, oh, niños y niñas, oh, el futuro. El futuro, para que vamos a engañarnos, está aquí y, en honor a la verdad, no es muy prometedor. Aciago como lo escribió Orwell, ominoso como lo imaginó Alan Moore y está aquí, es ahora y nos va a llevar por delante. Quizá por ese mismo motivo, los DEATH & LEGACY presentan su cuarto trabajo bajo el título de “D4rk prophecies” y, como ya he dicho antes, el futuro es ahora, tanto a nivel de la banda, porque su futuro ya no es promesa, es realidad y están aquí para quedarse. Y también a nivel de profetas, son profecías oscuras, pero no es una capacidad para ver el futuro, sino un retrato de la realidad cotidiana que nos rodea.

“Damned” abre el trabajo contando con la colaboración de  Bjorn “Speed” Strid de SOILWORK, así que imagina por dónde van a ir los tiros. Las guitarras dibujan una intrincada filigrana antes de comenzar con las furiosas vocalizaciones en clave de growl, antes de llegar al estribillo donde todo vuelve a la claridad y a la limpieza vocal. “The Unnamed shadow” cuenta con Tom Englund y sus Maidenescas intervenciones. Y de hecho, la banda parece impregnarse de las vocalizaciones y ataca el tema con unas influencias más “clásicas”. “Beyond the veil” se inicia con una ominosa línea de piano; ya sabéis: nene satánico, en plan “La semilla del diablo” de Polanski, y enseguida se desatan los infiernos, pero ¡Oh, maravilla! Es una orquesta de ángeles caídos la que desgrana a toda velocidad el tema. Volvemos a los tiempos del “Hellfire” del anterior lanzamiento de los zamoranos. Los insertos de cuerdas en segundo plano son completamente demenciales y brillantes, el interludio de piano y de repente el album, que en las dos primeras entregas no me había acabado de convencer, gana en +50,000 puntos. Ahora sí.

“The Fallen” sigue atacando en la misma estela que el tema previo. El doble bombo va disparado (¡vaya tobillos, Carlos Casas!), los riffs son matadores, mano a mano entre Jesús Cámara y Manuel García, cabalgan a la par, matan en los power chords y se subliman en los melódicos solos. Los interludios en que la banda se vuelve más melódica y el acompañamiento que vuelve a aparecer en segundo plano, lo suficientemente claro en la mezcla para que se pueda apreciar no da sino muestras de una banda madura que quiere seguir su senda metálica pero que no renuncia a cualquier recurso que enriquezca su propuesta. Y para reventarte la cabeza, llega un tema como “Eternal” con Jessie Williams (ANKOR). Es un pelotazo en el que se demuestra que en un tema en apariencia acústico se pueden meter unos buenos y escalofriantes screams. Y a pesar de la mezcla acústica con vocales limpios y screams con la guitarra eléctrica, cuaja… ¡Y de qué manera! La cantidad de escalofríos que ha provocado este tema por mi espina dorsal no es mesurable. La calidez y la emotividad acompañada de un piano, la misma voz que es secundada por la fiereza a las cuerdas vocales… Eva y Lilith mirándose a través de un cristal, como si de un espejo se tratase, en un monólogo, tocándose el alma con la punta de los dedos. “The Dark Side of me” pasa como una apisonadora con sus apenas minuto y medio de agresión sónica. Sin piedad, sin mucha floritura (que las hay, que aquí trabajo, y mucho, es lo que prima).

“The enigma of the Sands” es un interludio que nos traslada al Medio Oriente. A mi especialmente, y viendo la onda que llevamos con el disco, me traslada a “Prince of Persia: el alma del guerrero”, porque intuyo que el Dahaka, aquel demonio de la Persia zoroástrica me está acechando. Y vaya que sí, me engancha con “The Crawling chaos” donde  todo sigue muy arábigo, pero el caos reptante, del que también hablara H.P. Lovecraft, está aquí. De hecho, en determinados momentos las líneas vocales de Hynphernia siguen esa melodía evocadora de las Mil y una noches, pero canta con la voz del Dahaka, el dragón de tres cabezas, y con la voz de las huríes del profeta… Y… y yo que sé, que se me está yendo de las manos esta review. “Dying Life_Dying Lie” se inicia con unos riffs más alternativos, pero igualmente efectivos, acompañados con la soberbia clase de Hugo Rodríguez al bajo. Es brutal como transicionan hacia el Death tan característico de los DEATH & LEGACY, tan influenciado por las escuelas nórdicas. Y en apenas media hora, se despachan el album, cerrándolo con una tranquila instrumental, una despedida que te deja con la miel en los labios y deseando más, bajo el título de “An ocean of sorrow”: un adagio lastimero, con una sublime interpretación a las guitarras que nos deja varados a orillas de este océano de pesar.

Ya quedó bastante claro en su anterior trabajo del 2020, “Inf3rno”, que DEATH & LEGACY no eran ya una nueva promesa, sino una realidad sólida y contundente dentro de la escena metálica nacional. Y no hace falta ser una sibila, ni meternos un par de amanitas muscarias, como el bueno de Nostradamus, para vaticinar el futuro. Las profecías están aquí, el futuro, oh, niños y niñas, es ahora y DEATH & LEGACY están aquí para cumplir con dichas oscuras profecías.