ARKHETH (AUS) «12 Winter Moons Comes The Witches Brew» CD 2018 (Transcending Obscurity Records)

Por Santi Gzlez

Siempre me pregunto qué nivel despliegue de ideas a la vez tiene que haber en un músico capaz de crear obras así. Su cerebro debe estar hirviendo todo el día y el talento para plasmar tiene que tener un criterio muy diferente al del resto de los melómanos. También me pregunto muchas veces por qué el underground se traga a paladas a este tipo de creadores solamente porque la producción no puede salir de estos circuitos. Y es que hay obras que con una producción fría, oscura y mediocre son obras maestras, pero también hay obras maestras que pasadas por el filtro de una producción actual seguro que habrían sido otra cosa. En este segundo saco nos encontramos ahora. Sé aun así del gusto por este tipo de sonidos fríos, opacos y huecos por muchos de los habituales oyentes de las obras más caleidoscópicas, pero en mi caso, una mejor producción habría catapultado este CD.
De la misma forma que la portada es absolutamente demencial, caleidoscópica y casi absurda, la música creada por el australiano Tyrone Kostitch no va a la zaga.
Por decir algo, por poner alguna base, diremos que está es black metal, pero eso es cerrar tanto las puestas que me sonrojo solo de pensarlo. Lo mismo estas escuchando metal progresivo que post black, que jazz fusión con instrumentos de viento metal, que órganos a todo volumen. Lo mismo mete una voz típica black, que susurros, que recitados, que gritos de dolor, que entonados agónico épicos. Lo mismo tenemos una tétrica estructura ambiental que una sobria dosis de guitarras y bajo como que aceleramos a lo más alto para frenar en seco y meter sonidos de diversas índole ya sea armonizando como todo lo contrario.
Este trabajo se disfruta por masoquismo y es que requiere un nivel de concentración máximo para no perder el hilo y no porque sea difícil de escuchar, sino porque no es fácil de asimilar. De esta manera lo mismo que algo nos puede horrorizar en la primera escucha llegará a engancharnos en escuchas posteriores, jugando así con nuestra escasa capacidad para retener emociones y solamente recordar sensaciones absurdas que poco se acercan a la realidad percibida.
Desgraciadamente me veo en la obligación de pedir que se mantengan alejados de una obra así todo aquel personal no acostumbrado a dedicar escuchas minuciosas a los CDs, y lógicamente también a quien solo quiera diversión en el arte. Aquí la perfección se irá adquiriendo a base de sufrimiento, y en ello estamos. Por el buen camino, el de la apabullante incertidumbre.