Es difícil, salvo que hayas estado ausente de este mundo durante mucho tiempo, no haber oído, visto o leído algo, aunque sea por encima, de los finlandeses BARATHRUM, pues es una banda de Black veterana de la escena de ese país nórdico. Es verdad que, tras un periodo bastante productivo musicalmente hablando en los noventa y en los comienzos del nuevo siglo, a partir de 2005 han trabajado poco. El anterior disco, de hecho, es de 2017. El que comentamos ahora es su décima grabación de larga duración. Algo más de 40 minutos en los que nos ofrecen 9 temas de una música en la que su ingrediente principal es el Black, aunque no es puro Black Metal.
Como acabamos de señalar, los finlandeses se mueven dentro de las coordenadas del Black, pero mezclando este estilo con algún que otro elemento del Doom (algunas partes lentas y pesadas), del Heavy Metal y, sobre todo, del Thrash Metal. Si tuviésemos que definir la propuesta musical de BARATHRUM, la más ajustada sería el Black-Thrash. Los ingredientes del Doom, e incluso algunos melódicos y épicos, como en “Dark Sorceress 3 (Spring Siege)” y “Mountain of Bones”, respectivamente, aparecen aquí y allá; pero el Thrash es constante en las guitarras, con riffs cortantes, machacones, pegadizos a veces, como podemos oír claramente en “Black Magick Rites” o “White Red Black and Pale”.
Los temas se desarrollan, por lo general, a medio tiempo, con constantes cambios entre los tempos lentos y medios (mayor velocidad puede oírse en “Spark Plugs of Purgatory”). Ello, combinado con la voz agresiva y áspera de Demonos Sova, da lugar a un Black-Thrash con aire “macarra” e incluso “fiestero”. No sería muy descabellado verlos, por momentos, como una especie de versión Black de TANKARD, sobre todo si vamos a la pista 7, “Denial of God”. También me han recordado vagamente a los IMPALED NAZARENE más macarras.
No se trata de una obra maestra del género; es más, he leído críticas duras, pero, desde mi punto de vista, es un buen disco para pasar un rato. Simple o básico, pero eficaz. La producción, quizás demasiado pulida para muchos “blackers”, también facilita la escucha. Muchos grupos de este estilo recurren a producciones sucias, low-fi, que, salvo contadas excepciones, no ayudan (hablo de mí). No es el caso, pues, sin llegar a extremos, la que encontramos en “Überkill” es clara y contundente.
Valoración
Portada - 7
Música - 8
Sonido y producción - 9
8
Nota
No se trata de una obra maestra del género; es más, he leído críticas duras, pero, desde mi punto de vista, es un buen disco para pasar un rato. Simple o básico, pero eficaz. La producción, quizás demasiado pulida para muchos “blackers”, también facilita la escucha. Muchos grupos de este estilo recurren a producciones sucias, low-fi, que, salvo contadas excepciones, no ayudan (hablo de mí). No es el caso, pues, sin llegar a extremos, la que encontramos en “Überkill” es clara y contundente.