Por Santi Gzlez
Estos argentinos son sin duda una de las bandas bandera de su país, en cuanto a Death metal se refiere. En activo desde el 92 y con la suficiente capacidad de riesgo como para trasladarse a Bélgica y a partir de ahí empezar de nuevo, casi de cero, con un proyecto del que ahora nos presentan su tercer album completo de estudio, amen de varios demos, Eps y discos en directo, todo esto teniendo en cuenta que desde el 97 no han editado nada nuevo en formato LP. Mucho tiempo para cualquier banda, pero que ha hecho agrandar el mito en su país de origen, aunque ahora casi casi podemos decir que es una banda europea, puesto que gran parte de los miembros ya son belgas, y los que son argentinos, ya viven en Bélgica.
En cuanto llegó esta banda a mis manos, con esa portada tan extrañamente minimalista y sobre fondo negro pensé que no estaría ante una banda al uso. Todas las dudas se despejaron tras una primera escucha y se han ido acrecentando escucha tras escucha.
Lo primero que llama la atención es el sonido escogido para afrontar esta obra. Grabado en los Blackout estudios de Bruselas y masterizado en Stage One de Alemania, ahí es nada. Es un sonido gordo, denso y presumiblemente austero en efectos y post producción pero basto en brutalidad y al mismo tiempo de suficiente nitidez como para percibir una distorsión de guitarra al límite del clip digital. Digamos que asusta y atrae a partes iguales pero es sin duda una de las señas de identidad de este trabajo.
Un trabajo old school y actual casi a partes iguales. Rápido y denso. Farragoso y complejo. Mórbido y ecléctico. Si, todo ello a partes iguales. Y esto es debido a que de la misma manera que nos marcan riffs de factura CELTIC FROST, machacan con otros al puro MORBID ÁNGEL. Sin piedad, bajo ese sonido casi crust nos podemos encontrar pantanosas partes doom/death, como en el tema que da nombre al trabajo «Bacterya», con acordeón incluido, para acto seguido acelerar sin piedad hacia «Circles are Closed», muy cercanos a unos primigenios SEPULTURA. Adornando cuando es necesario con samplers o incluso solos de guitarra. Aunque estos últimos bien podían obviarlos por una técnica no demasiado depurada la cual creo hace desmerecer el resultado final del trabajo. Decenas de partes grindcore ajustadas a los patrones del brutal death del siglo pasado, con rítmica crust y experimentos ciertamente sorprendentes con inclusiones en un doom muy death de fijación meramente depresiva.
Entra en este trabajo sin prejuicios, sin pretensiones y sobre todo sin ánimo de levantar el carácter y podrás disfrutar de un trabajo que denota, principalmente, ganas de hacer lo que mejor saben, pero sin caer, para nada, en lo repetitivo de un estilo en el que ya todo está inventado.
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