[CRÓNICAS LIVE] THREE DAYS GRACE + MEGARA – Sala Razzmtazz 2 31.05.2015 Barcelona (Roadmanager Productions)
Crónica y fotografías: Lluis "DiMu" García
Había mucha expectación por parte del público de Barcelona para disfrutar por primera vez en nuestro país de un concierto de los canadienses THREE DAYS GRACE, y eso es algo que quedaba patente solo entrar en la céntrica sala Razzmatazz 2 de la ciudad condal y echar un vistazo a la excelente entrada que ésta presentaba y, sobretodo, a las ilusionadas caras de las jóvenes primeras filas que esperaban impacientes la salida al escenario de sus ídolos.
He de reconocer que apenas conocía al grupo un par de semanas antes de la cita, momento a partir del cual, la banda no ha dejado de sonar repetidas veces en mi equipo de música repasando los éxitos y más que probable columna vertebral del repertorio que forma este presente tour. Confieso arrepentido por este mismo motivo, que sus temas aún siguen resonando en el interior de mi cabeza (y en mi spotify) y me han provocado una extraña aunque placentera adicción difícil de superar. Pero vayamos a lo que realmente nos ocupa.
Los encargados de abrir la velada fueron los desconocidos MEGARA, banda madrileña con fémina al frente, que resulta difícil de no comparar con la oleada de grupos de similares características como THE PRETTY RECKLESS o HALESTORM, algo que intuyo, lejos de molestarles, probablemente reconocerán con orgullo y naturalidad. No hay más que echar un ojo a su setlist, el cual incluye canciones de ambas bandas. Eso sí, a pesar de su juventud e inexperencia, no en vano cuentan con apenas un año de vida musical y un solo EP, “Muérase Quien Pueda”, en su haber, poseen la calidad y la actitud para dar mucha guerra de aquí en adelante.
Kenzy, vocalista y frontwoman del grupo, derrocha energía y dulzura a partes iguales, cual Dr. Jekyll and Mr. Hyde como bien refleja su melena bicolor, gracias a una gran voz y una, aún mejor, presencia sobre el escenario. “Vivo de Rodillas”, “Baños de Sangre”, “Fiel a Nada” y su despedida con “Seis”, se mezclaron con versiones de “Amen” de HALESTORM y con THE PRETTY RECKLESS por partida doble con “Sweet Things” y “Going to Hell”, sin olvidarnos de una preciosa e intensa “Alas”, adaptando al español la conocida “Wings” de BIRDY, que hicieron completamente suya. Kenzy se adueñó de todas las miradas, volviendo loco a un público que venían a una fiesta que no era la de los madrileños, y que se metió en el bolsillo, con la complicidad latente que desprendía encima de las tablas con el guitarra y co-fundador de la banda, Rober, y la sección rítmica que completaban Pablo al bajo y Pol a la batería. Esperamos volver a disfrutarlos pronto por aquí, como nos han prometido, así que ojito con ellos.
Tocaban las diez de la noche y el volumen alto al compás de MARILYN MANSON retumbaba en los altavoces de la sala, lo que anunciaba que el momento estaba a punto de llegar y THREE DAYS GRACE asaltarían el escenario, con una audiencia ya rendida a los canadienses antes incluso de su salida, y cuya única duda residía en comprobar en vivo si el nuevo vocalista del grupo, Matt Walst, al que conocemos por ser hermano del bajista y líder de MY DARKEST DAYS, aprobaba el examen que supone reemplazar al micrófono a un ícono y miembro original de los de Ohio, Adam Gontier. Algo que, a juzgar por mis impresiones, cumplió con excelente nota.
“I Am Machine” supuso el pistoletazo de salida con Matt moviéndose cual robot por todo el escenario y alentando al público que entro en una simbiosis perfecta con la banda desde la primera a la última nota del show. Nos hicieron un repaso a toda su discografía con paradas en cada uno de sus trabajos con temas como “Just Like You”, “Chalk Outline”, “Pain” y “Break”, que enloquecieron a sus seguidores y demostraron la calidad de su directo, antes de volver a aterrizar en su obra más reciente, “Human”, con ese temazo llamado “Human Race”, en el que Barry Stock nos regaló un extenso y brillante solo de guitarra, algo a lo que desgraciadamente, no nos tiene demasiado acostumbrados. Y después de la enorme “Home”, probablemente mi tema suyo favorito y uno de los momentos más álgidos de la noche que nos hizo a todos sentirnos como en casa (o mejor aún), hubo espacio para dos piezas nuevas más como “Landmine” y la pegadiza “So What”.
Se hizo el silencio, que pronto rompieron las voces al unísono del público coreando el nombre del grupo, y que definitivamente se vio interrumpido por las melódicas notas del teclado de Dani Rosenoer, quien les acompaña desde hace unos años en los tours, y los ritmos de batería de Neil Sanderson, que hicieron temblar los cimientos del local una vez se puso al frente de su gran momento demostrando sus habilidades a las baquetas. Personalmente algo largo, como suele ser habitual en los conciertos, y que brilló musicalmente mejor con la presencia de ambos músicos. Temas recientes como la enérgica “Painkiller” y la emotiva “Fallen Angel”, se complementaron con clásicos como “The Good Life”, la celebrada “I Hate Everything About You”, la preciosa “Never Too Late”, y la cañera “Animal I Have Become” con esa línea de bajo tan imponente de Brad Walst que hizo saltar y disfrutar como enanos a los seguidores que les esperaban como agua de mayo. Muchos de los presentes llevaban años pensando en compartir con ellos la experiencia que nos estaban regalando, lo que provocó un ambiente entre unos acalorados asistentes que no dudaron en desnudar sus emociones y entregarse en cuerpo y alma a la causa.
Llegó el inevitable momento del bis, lo que nos recordó que esto se acercaba a su final, hacia el que nos dirigimos de la mano de la calma de “The Real You”, que puede que enfriara un poco a parte del personal, aunque se trate bajo mi punto de vista de una de sus mejores canciones cuyo único pecado sea el no contar con la caña e intensidad predominante durante la mayor parte del concierto. Algo que quedo sobradamente compensado con la tempestad que desató el chute de adrenalina de la sobresaliente “Riot”, en cuyo último aliento Matt desgarró sus cuerdas vocales y la banda al completo derrochó sobre el escenario sus últimos restos de energía, tras prácticamente hora y media de un enorme show de puro rock metálico, visualmente sobrio, sin más artificio que un fondo con la portada de su último álbum, pero con un una entrega que fue recíproca entre músicos y público. Una noche para recordar, de la que no me gustaría despedirme sin agradecer a la promotora Roadmanager Productions la oportunidad que nos brindó a todos al traernos por primera vez a nuestro país a una gran banda como THREE DAYS GRACE. Algo me dice que no será la última, así que ojalá les volvamos a tener pronto por aquí. Yo no pienso faltar y vosotros tampoco deberías hacerlo.