
Amén es una palabra de origen semítico que, en un primer momento, se utilizaba en el judaísmo y, con el correr de los años, ha sido adoptada por el cristianismo y posteriormente por el islamismo. Es una de esas expresiones litúrgicas que se utiliza en el sentido aprobatorio (“así sea”) o como señal de reafirmación (“así es”), por ejemplo, de la fe. Generalmente es una fórmula para concluir las oraciones. ¡Colorea y aprende con Teo!
Incluso para un agnóstico como este redactor que os escribe, es otra de esas coletillas que tienes insertadas en tu hablar diario. Cosas que haberse sido educado en según qué entornos y verse rodeado de según qué gente. Independiente de creencias, credos y demás zarandajas, el amen se ha incorporado a los idiomas como algo que echa un cierre definitivo sobre un asunto. Y si bien es cierto que tal es el título del último álbum de IGORRR, la cosa no parece tener visos de ser un cierre. Porque desde el primer trabajo en 2010 con “Nostril” hasta éste último “Amen”, la mente de Gautier Serre parece haber encontrado la fórmula exacta, la piedra filosofal del sonido como banda. Lo único que se puede decir sobre este músico es que cualquier intento de clasificarlo es un vano intento de atrapar lo inefable. ¿Experimental? ¿Breakcore? ¿Avant Garde? ¡Vale, tío, si eso te hace sentir bien, pues, adelante! Pero si estáis un poquito al tanto de lo que se mueve por las vanguardias musicales, ya sabéis que IGORRR no es una banda/proyecto/músico que se pueda encajar en alguna categoría concreta. Solo se trata de disfrutar la música. Y este “Amen” no es una excepción.
Iniciamos con “Daemoni” y descubrimos el amor de Gautier por el Cubase y demás programas de edición musical. ¿Puede ser pesada una base electrónica? ¡Joder, ya lo creo que sí! Recuerdo cuando descubrí a THE PRODIGY y aquello era hard-core de verdad. Pues esto es lo mismo, la saturación sónica que aúna vocales ásperos con feéricas vocalizaciones femeninas, bases e instrumentos clásicos del metal. ¿Y qué decir de “Headbutt” con la tensión operística de MOZART acompañada de Blast-beats y guturales o tratamientos vocales con Cubase? Y el inicio de “Limbo” es otro delirio de coros clásicos, guitarras acústicas y piano, voces de mezzosoprano y yo que sé cuántas cosas más. Es de agradecer que, a las fechas en las que estamos, haya gente todavía interesada en rebasar los límites, en realizar grabaciones de música interesante, completamente sorpresiva. A fecha de hoy, sigo escuchando el “Angel Dust” de FAITH NO MORE o el “Into de Pandemonium” de CELTIC FROST. Pero lo hago con su correspondiente perspectiva histórica, recordando la situación del año 1992 o de 1987, fechas de su publicación. Recuerdo el impacto que me causaron y como contribuyeron a definir mi gusto musical. Y los sigo disfrutando como el primer día. Esos discos en concreto, porque luego han existido un montón de bandas que han intentado clonar la fórmula, y a esos… A esos los tengo calados y los veo desde lejos. No han inventado nada, han intentado replicar el patrón y, o eres un genio y simplemente buscas inspiración en tus predecesores, o simplemente eres un fiasco. No es el caso de IGORRR, porque si escucháis la adictiva “Blastbeat Falafel”, entenderéis de qué os estoy hablando.
“ADHD” es un delirio electrónico que deriva hacia musicalidades folclóricas orientales para meter un montón de efectos sonoros. O por ejemplo, “2020”, doce segundos que te los podría haber firmado MR. BUNGLE o NAPALM DEATH. “Mustard Mucous” cuenta con la guitarra de Scott Ian (ANTHRAX) así que ya os podéis suponer que buenos riffs va a haber y cosas raras, porque al barbudo Ian son dos de las cosas que más le gustan: los riffs y las frikadas sónicas. “Infestis” sigue manteniendo la atención aunque es un tema pesado en la línea de MELVINS (¡Otros raros de cojones!). “Ancient sun”, por el contrario, es acústica, arábiga, una pieza fantasmagórica y onírica que encajaría perfectamente en el “Dune” de Denis Villeneuve. Y el siguiente tema, “Pure disproportionate Black and White Nihilism” es lo que promete: puro nihilismo musical. Por el contrario, “Étude nº120” es barroca, es música clásica, que entronca perfectamente con el título final, “Silence”, que sigue esa misma línea del tema predecesor. Después de todo el delirio musical previo, es el perfecto colofón incluso con sus insertos electrónicos, nos demuestran que en la visión de Gautier Serre cabe todo, y todo encaja con la precisión y delicadeza de un relojero suizo.
Así que, oh, niños y niñas, si alguien os dice que IGORRR han sacado nuevo disco, simplemente responder “Amen”. Bien como reafirmación, “así es” y quedareis como una persona que sabe lo que se está gestando en la vanguardia musical, o bien como sentido aprobatorio, “así sea”. Sí, que así sea, y por muchos años en los que podamos seguir disfrutando de las creaciones de Gautier Serre.
Valoración
Puntuación - 10
10
Nota
IGORRR firman con “Amen” una obra inclasificable y desbordante, donde electrónica, metal, música clásica y folklore se funden en una experiencia sonora única. Gautier Serre vuelve a romper moldes con una producción tan delirante como precisa.







