Hoy iniciamos la review con una recomendación cinematográfica. Hace ya unos cuantos añitos, por sabe Satán que designios, vine a dar con una película que recomiendo siempre que puedo a mis paisanos metaleros. Se trata de la islandesa “Málmhaus” de Ragnar Bragason. Por estos lares, la podéis encontrar completa en YouTube, con subtítulos en inglés, bajo el título de “Metalhead”. ¡Colorea y aprende con Teo!
Y no, no es el histrionismo lisérgico de “The Doors” de Oliver Stone; o el desfase de drogas de “The Dirt” o la comedia de “This is Spinal Tap” o “Airheads”. No, la película en cuestión es intimista, es lenta, cuenta con una fotografía espectacular de los grandes espacios abiertos de Islandia, y tiene varios detalles interesantes. Traslada la paternidad del Black Metal nórdico hacia su protagonista, una chica llamada Hera. ¿Qué más cositas hay? Pues un guiño hacia la escuela noruega y el Inner Circle, referencias a LYNYRD SKYNYRD y a MEGADETH. Pero sobre todo, y eso es la clave, la importancia de la música como un elemento de catarsis para espíritus torturados. ¡Echadle un vistazo y me lo agradeceréis!
Porque ¿quién no se ha sentido alicaído y ha encontrado alivio en un buen trallazo? ¿O, por el contrario, en una buena sesión de Blues? ¡La música, oh, niños y niñas! La música puede ser como una caricia o como un puñetazo. La música puede ser como la portada de este álbum: el “Ecluse” de LIMBES. Así que embarquémonos, una vez más, en un viaje por el lado oscuro de la vida. Porque fijaos, fijaos un poquito más en la portada. Sí, ya sé que le habéis dado un somero vistazo: tonos suaves, un par de manos entrelazadas, pero fijaos, fijaos un poquito más. ¡Ahí lo tenéis! Un breve boceto de la mente de Guillaume Galaup, la mente detrás del proyecto. “Lâcheté” arranca de lo etéreo al ataque frontal y directo, al muro de guitarras en tremolo picking, a la voz desgañitada a lo LIFELOVER, una atmósfera y una producción plana y opaca al estilo BURZUM. Un largo tema de casi diez minutos de duración. Un auténtico tour de force para los neófitos, pero una composición que, con cada escucha, empieza a desplegar una serie de matices y de detalles que dan a entender que nos encontramos ante un trabajo concienzudo y no ante un mero estallido de DSBM. “De courbes & de peaux” corre por la misma senda, con una abrasiva línea de batería que casi no deja respiro entre golpe y golpe, entre blast-beat y blast-beat. Y la sensación que, como una mano gélida me recorre la espina dorsal, es la misma que sentí cuando vi a Hera en “Málmhaus”: la catarsis hecha música. El medio que encuentran determinadas mentes para expresar su angustia, el vehículo para exorcizar sus demonios internos, la desazón existencial trasladada a un pentagrama.
“Corridors” se desfasa aún más y exige de la audiencia toda la atención para captar los matices, las capas y los detalles de la composición. Para el no avezado, esto es un infierno sónico que se extiende en demasía en el tiempo. Pero, como siempre pasa con los estilos extremos, cuando uno educa el oído, detrás del muro se aprecian las texturas, los colores, la agonía y el éxtasis, la luz y las tinieblas… “Leurre” arranca otro trozo de alma de Guillaume Galaup, con esa muralla de riffs extenuantes a lo BURZUM, casi inexistente la musicalidad. Pero entonces, oh, maravilla, todo sale a la superficie y entre la gélida artillería de riffs y de Blast-beats se aprecia, como en la película de Bragason las horas en soledad de Guillaume Galaup: componiendo, grabando, perfilando, desechando ideas, probando otras, borrando, volviendo a grabar, pero sobre todo la catarsis.
LIMBES no es música para neófitos, no es música para blandos. Es para gente que sabe que la vida es dolor, como esas agujas bajo las uñas de la portada del álbum. Sí, la vida es dolor y la mente reventaría ante la futilidad de la misma, salvo por esos momentos de escapismo y de catarsis que nos brinda la música. Es lo que hay, nenes. ¡Y echadle un vistazo a “Málmhaus, copón!
Puntuación
Nota - 8
8
Nota
LIMBES no es música para neófitos, no es música para blandos. Es para gente que sabe que la vida es dolor, como esas agujas bajo las uñas de la portada del álbum. Sí, la vida es dolor y la mente reventaría ante la futilidad de la misma, salvo por esos momentos de escapismo y de catarsis que nos brinda la música. Es lo que hay, nenes. ¡Y echadle un vistazo a “Málmhaus, copón!