CHANID (POL) «In Hoc Signo Vinces»
Black Vault Productions, 2020
Desde la mágica y oscura Varsovia, desde la Polonia irreductible, aparece un nuevo trabajo de Black Metal de composición geométrica y clásica. Con suave apertura lírica el E.P. llamado “In hoc signo vinces” llega de manos de CHANID. Esta banda formada en 2011 ha conseguido hacer cierto hueco en la escena de culto, más por su capacidad de generar atmósferas de reflexión que por la agresividad desesperada de quienes se mueren por compartir cama con Lucifer.
Abre la canción “Apokalipsis” una suave introducción con música de cámara que nos va preparando para una ceremonia oscura. Con las luces muertas ya, entra derrapando “In Hoc Signo Vinces”, furiosa y metálica, con buenas estructuras para los amantes de algo más que velocidad, pero con esa intensidad que juega una mala pasada a quienes andan hurgando en temas espirituales. Con ese toque clásico, pero enfundados en un sonido puro, donde lo importante es apreciar los matices, los cambios de tonalidades y la impronta que aporta el conjunto. Muy Bien.
Casi sin darnos cuenta engancha con “Luciferian Hesychasm”, una muy sugerente pieza que juega algo más con la electricidad y un riff que se repite sobre sí mismo para aportar esa búsqueda de iluminación espiritual. Si bien la tonalidad se mantiene plenamente ligada al concepto de este disco, algunos punteos y cambios de ritmo convierten a esta canción en una pieza de Black más bien melancólico. Quiero aclarar que no es que carezca de fanatismo, por el contrario, lo tiene, pero para quien comprenda que la religiosidad tiene calles de doble sentido; porque este es un disco para discípulos entregados por completo a la filosofía del Ocultismo, al profano amor por las Tinieblas que preceden a Lucifer. Párrafo aparte para la construcción de una atmósfera de ritual gracias a una batería profunda y una garganta que intenta humanizar su presencia para derramar sabiduría. Perfecta.
Cierre calibrado para mantener la mente puesta en revelaciones y, de nuevo, la intensa velocidad Blacker aparece, se manifiesta y entrega una salvaje oda llamada “Enlightenment” que redondea toda la idea, todo el culto, y deja espacio para una daga que abra el sacrificio. Delicioso juego de cuerdas, sin perder de vista la influencia clásica, sin dejar de lado la estirpe, demuelen el ambiente con una canción que maneja con precisión cada tempo, cada leve detalle, y así como se ponen solemnes en algunas partes del E.P., aquí lanzan toda la artillería y te dejan exhausto. Con la adrenalina en su justa medida, las endorfinas distorsionadas y el aliento buscando volver a escuchar el disco completo.
CHANID ha lanzado un trabajo pensado, lírico, más cercano a las emociones y a cierta ratificación de creencias espirituales por encima de la violencia y el ajuste de cuentas que siempre se supone busca el Black Metal. Un disco que, aunque suene demasiado breve, propone un viaje muy interesante para disfrutar con luces estroboscópicas azules, un poco de adrenocromo y algún que otro ruego por la certeza de que este Mundo vea que no todo es virus. Que no toda sombra es pérfida. Que bajo este signo vencerás.