[CRÍTICAS] AQUELARRE (ESP) «Tempo» CD 2016 (Duque Producciones)
Por Lluís García Sola
De las gallegas tierras de Vigo nos llega el segundo álbum de AQUELARRE, que esta vez, y tras su prometedor “Resquiescat in Pace” (2014), se atreven con un disco conceptual de puro Heavy/Power Metal, producido por Jose Rubio y con colaboraciones de Pilar Fernández (DHARMA) o José Andrëa (URÓBOROS, ex – MÄGO DE OZ) en el plano vocal, y el propio Jose Rubio (NOVA ERA, ex – WARCRY) y Juan Flores (CHINO). Así pues, tras multitud de idas y venidas en su formación, que a punto estuvieron de hacerles tirar la toalla durante sus primeros años, vuelven con más fuerza que nunca dispuesto a hacerse un hueco dentro de la escena nacional.
Suenan las campanas de las “00.00 AM”, una pequeña introducción que abre el disco, antes de atacar, con pausa, melodía y un ritmo increscendo en “Rios de Sangre”. La voz de Icko Viqueria nos golpea con sus breves pero contundentes guturales, que pronto dejan lugar a la propuesta de Heavy Metal clásico en la línea de IRON MAIDEN, especialmente debido a las líneas guitarreras de la dupla formada por Cristóbal Otero y Adrián Rosende. “Sentencia” sigue la estela marcada por el primer corte, contando esta vez con el dinamismo que aporta el juego a dos voces que suma la femenina lírica de Pilar Fernández, que se hace con las riendas y el protagonismo por momentos, explotando en el poderoso y pegadizo estribillo. Siguen dando que hablar en “Arcilla y Mármol”, con una melodía adictiva y un arranque de energía desbocada en la parte final del corte.
En “Parte de Ti” no abandonan las tierras del metal, esta vez con una carga melódica mucho mayor y un juego de guitarras fantástico, envueltas por el sonido de los teclados de Ramón Viqueira, que aquí ganan cierto protagonismo. Icko Viqueria nos muestra su lado más dulce, no exento de garra en el medio tiempo “Esclavo del Ayer”, en el que la banda sigue experimentando entre sus raíces, sonidos y pasión por el Heavy. Las baquetas de David Castro demuestran su habilidad durante la apertura de “Roto”, al que pronto se le suma la clase de Ramón Rodríguez a las cuatro cuerdas, recuperando la esencia más veloz y galopante de sus composiciones iniciales, acariciando, una vez más, las armonías siempre presentes en las mismas. Eso sí, mención especial al gran solo de guitarra que nos regalan. “Respirar” nos deja prácticamente sin aliento, con esos riffs más cortantes y afilados, en los que rozan el espíritu del Thrash, contrastando con la suavidad vocal de Icko, al que personalmente se le va algún verso que no termina de cuadrar a la perfección con la parte rítmica.
Decididos a hacernos saltar y vibrar con “El Mismo Pecado”, pronto nos dejamos encandilar por las guitarras de Cristóbal y Adrían, con un Icko dando lo mejor de si al lado de José Andrëa, en uno de los mejores cortes de todo el trabajo, pegadizo y potente como ninguno. “Ojos de Niebla” no queda muy atrás, gracias a un estribillo épico que nos invita a levantar el puño y a dejarnos las cervicales a base de headbanging. “Triste Final” nos anuncia la irremediable llegada de los últimos minutos de este notable “Tempo”, no sin antes dejar que las agujas del reloj lleguen a las “23:59 PM”, como si de un viaje hacia atrás en el tiempo se tratara. Si queréis buscar alguna comparación o referencia, bandas patrias como TIERRA SANTA podrían ser un buen ejemplo, aunque estos chicos poseen el suficiente carisma a ideas propias como para quedarnos simplemente ahí. Veremos que nos depara el futuro de la banda pero por ahora tienen mucho que decir con este disco que tienen entre manos.