Por Santi Gzlez
Los de California han vuelto para deleite de miles y miles de fans de los sonidos extremos más modernos y actuales. Digamos “Metal Contemporáneo”. La historia es prolongada, contundente y llena de éxitos en los más de 10 años de andadura y seis trabajos a sus espaldas.
Todos conocemos como es las gasta Scott Lewis, pero es que su voz es impresionante, con una amplísima gama de recursos, variadas voces y diferentes formas de enfocar las líneas. Predomina una voz rasgada no screaming del todo, pero con tonos medios de gran variedad de registros que va variando sin parar. A todas estas predominantes voces tenemos que añadir varias más, tanto guturales growl como agudas black. En definitiva, un despliegue brutal de técnica usada sin parar a lo largo y ancho de todo el trabajo.
Las guitarras y el bajo crean el muro de sonido limpio, cristalino y nítido típico de las superproducciones de este tipo de death core. Brutal en cuanto a pegada pero liviano en carga de saturación y de esas que pide subir y subir el volumen porque cuanto más subes más bruto suena, pero sin rajar los monitores porque todo está cuidado al detalle.
Con esa nitidez dejan hueco para la gran gama de voces de Scott y para la batería que se escucha clara y en su sitio, dejando escuchar desde el doble bombo más rápido o tupatupa más endiablado hasta cualquier adorno de plato o ride. Un kit de batería que además es usado sin piedad, no centrándose solamente en añadir ritmo y velocidad a los riffs de guitarra, sino en acolchar todo esto para acomodar nuestro groove.
Y con todo este despliegue de metal, sin embargo, aún podemos inyectar sonidos y efectos varios y ambientales a lo largo de todo el trabajo, que de hecho engrandecen el resultado final de los temas llevándonos a la dimensión que están buscando y que la música por si sola no ha podido hacer.
Como digo, una producción soberbia, impactante y para disfrutar. Se nota el presupuesto infinito de una discográfica como Nuclear Blast. Nos encontramos pues ante un death core de libro, con subidas y bajadas de ritmos core, cortes, acelerones controlados, más parones, vuelta al groove core, más parones para saltar y brincar, batería a ritmo, a contratiempo, explosiones de graves… Todo esto unido a ciertas partes aceleradas de doble bombo y púa contrapua doblada en guitarras y muy melodiosa, con toques CoF, algunos movimientos death clásico y aportaciones Goteborg, unido a una agresividad vocal de gran calibre y profunda profesionalidad. Todo con una pulcritud exquisita, pero sin tecnicismos, hecho para el disfrute de la agresividad de los medios tiempos machacones y de los cambios de ritmo al uso en este estilo.
También tenemos tiempo para pasajes de guitarra acústica, como en “Slow Death”, o más especialmente en “Life Fades to a Funeral”. Un corte sólo acústico de guitarras, sin más. Muy bueno, sin empalagar, pero que pone la piel de gallina.
Echo en falta más partes veloces ya que son contadas en todo el trabajo y no encuentro ningún tema que meta zapatilla hasta “Six Feet Closer to Hell” o “Necrotoxic”, dando como resultado un CD que va acelerándose en la parte media y final de su duración para luego volver a parar con el corte acústico. Por lo demás un trabajo que no creo defraude a nadie que entre en el conociendo ya a la banda y el estilo, porque cumple todos los cánones, ampliando miras pero sin salirse de los clichés. Para disfrutar en directo, sin duda.
