Crónicas Live

[CRÓNICAS LIVE] HELLFEST 2016 – 17 / 18 / 19.06.2016 Clisson, Francia

hellfest2016

Texto: José Mora Álvarez | Fotos: Jaime García

Era inevitable. Nos daba igual que supiéramos el cartel desde hace más de ocho meses, que lleváramos años repitiendo la experiencia o que el viaje fuera largo y cansado. Estábamos motivadísimos. Un año más, nos dirigíamos a Hellfest con la habitual emoción, los inevitables nervios y la evidente felicidad que irradiábamos por los días de fiesta, cerveza, camaradería, barbacoas, dolor de pies, dormir en colchones hinchables, y música, mucha música que nos esperaban. Sí, estábamos como un grupo de niños que viajaban a Disneylandia, pero escuchando black metal por el camino. Las once horas de viaje por carretera hasta Clisson (un precioso pueblo francés a media hora de Nantes) nos pasaron francamente rápido comentando las bandas que más ganas teníamos de ver, descubriendo y recomendando grupos para los slots más dudosos, haciendo y deshaciendo acerca de cómo afrontar unos días que a la postre, siempre son de lo mejor del año al hacer balance de experiencias al final del mismo. Recordad, “la vida es lo que pasa entre Hellfest y Hellfest”. A decir verdad, llevábamos meses así. Sólo nos podía sacar momentáneamente de nuestro estado de euforia pensar en la irregular predicción meteorológica que se nos presentaba, en las inevitables coincidencias de bandas que nos gustan en diferentes escenarios al mismo tiempo y en la ausencia de algunos compañeros habituales de viaje por cuestiones laborales. Lo reconocemos, somos Hellfestdependientes y necesitábamos nuestra dosis anual.

La filosofía del festival sigue siendo la misma de los últimos años: más de 150 bandas, repartidas en seis diferentes escenarios (de los cuales siempre coinciden tres a la vez), nombres mainstream, grupos de culto, descubrimientos, death metal, hard rock, punk, stoner, heavy metal, nu metal… cualquier aficionado a los sonidos más duros (o no tan duros) cada año encuentra en Hellfest un buen puñado de razones con las que dar por bien amortizado el precio de la entrada. Tickets, por cierto, que este año se agotaron en tiempo record y sin anunciar aún el cartel. Desde Rammstein hasta Earth, desde Black Sabbath hasta Bad Religion, desde Magma hasta Foreigner, desde Asphyx hasta King Diamond. De todo para todos. Hellfest es sinónimo de calidad edición tras edición, y el público venido de todo el mundo responde acudiendo a la cita puntualmente cada doce meses. De nuevo, más de 150.000 asistentes pueden confirmar de primera mano que Hellfest es el mejor festival “masivo” del mundo. Diferentes nacionalidades, tribus urbanas, generaciones, ideologías, razas o credos. Sin embargo, Hellfest es un credo superior para la mayoría de ellos, una oportunidad única cada 365 días de rendir tributo al dios Apolo durante tres jornadas de fiesta y música en cantidades orgiásticas.

Un año más, Hellfest ofrece a sus clientes lo mejor no sólo a nivel de bandas si no también a nivel de recinto. Cada vez queda más claro que la organización aprende de sus errores y escucha a sus clientes al ver las mejoras de infraestructura de esta nueva edición. Una de las pocas cuestiones mejorables del año pasado fue como el escenario punk / hardcore se quedó pequeño en varias ocasiones. Este año, un remozado, adecentado, redecorado y ampliado “Warzone” pasa a ser fácilmente el escenario más molón del festival en cuanto a estética y visibilidad. Por lo demás, la oferta en cuanto al lugar y sus condiciones sigue siendo intachable: césped por todo el recinto de conciertos para evitar que se levante polvo, fuentes y grifos de sobra para que la gente se refresque gratuitamente en todo momento, una amplísima oferta de catering, merchandising para todos los gustos, entretenimiento (norias, pirotecnia, skatepark y una novedosa “tirolina” para disfrutar durante unos segundos de las vistas de los escenarios principales mientras deslizas de un lado a otro del recinto) y todo lo necesario para que todos estemos contentos y satisfechos durante los tres días de festival. En el apartado de cosas mejorables de esta edición, solamente reprochar que los puestos para cambiar dinero por la moneda del festival (en forma de tarjetas de crédito) se quedaran escasos en número y que durante la primera jornada las largas colas en ellos fueron una constante. Seguro que desde la organización toman nota. De la misma manera, la inclusión de una preciosa y enorme estatua de Lemmy Kilmister para tributar al héroe caído, supone uno de los añadidos más vistosos a nivel estético de esta edición.

Con una gran incertidumbre acerca de las condiciones meteorológicas en las que encararíamos los tres días de festival, Hellfest comenzaba como siempre, de viernes tempranito y con buena música desde el primer momento. Como dicen los visitantes al que probablemente sea el otro gran festival europeo, Wacken, Hellfest está ahí “rain or shine”. El caso es que este año el tiempo fue piadoso con nosotros y excepto algún chubasco aislado en la primera jornada del festi, gozamos un año más de unas condiciones buenísimas: soleado pero sin excesivo calor. Como por ahora es imposible estar en varios sitios a la vez, esta crónica repasa lo que pude y quise ver durante los tres días que dura el festival. Obviamente, la elección de bandas está condicionada por gustos personales y coincidencias en el cartel, por lo que espero seáis comprensivos si veis que vuestra banda favorita no aparece en esta reseña. Vamos a ello:

Viernes 17 de Junio

Las penas por perdernos a Monolord o a The Shrine (que abrían el festival a las 10.30 de la mañana) se disiparon rápido al llegar al escenario “Valley” y ver que Stoned Jesus estaban descargando un muy buen show de stoner rock en el que el sonido y la actitud de la banda acompaño al cien por cien pese a lo tempranero del show. Buen comienzo del día. Tras ellos, Cruachan naufragaban en una bola de sonido por lo que nos acercamos a ver la recta final de los hardcoretas Harm’s way (que nos dejaron bastante fríos) y quedarnos encantados con el renovado “Warzone”. De vuelta al “Valley”, los tejanos Wo fat presentaban su último disco “Midnight cometh” ante un público cada vez más abundante en número y muy agradecido en cuanto a reacción. Buen concierto de stoner doom antes de que los noruegos Solefald nos llevasen por los terrenos más avantgarde y experimentales del metal. Notable show de una de las bandas más “arties” del día, que pese a las dificultades derivadas de plasmar su propuesta en directo en términos de sonido, contaron el atractivo añadido de tener un pintor que iba registrando un bonito cuadro de un caballo junto al logo de la banda durante todo el show. Con todo, un placer disfrutar de una propuesta distinta, a cargo de una banda que tampoco se prodiga demasiado en directo. De vuelta al Valley, los ingleses Ramesses abrieron un agujero negro en forma del doom más pútrido y oscuro, que a la postre se convirtió en una bola sonora poco distinguible. Una pena, porque ellos estaban muy entregados y es una banda que en estudio me encanta.

Tras una parada para comer, los thrashers americanos Havok arrasaban en el escenario “Altar”. Pese a que no inventan nada a nivel estilístico, lo cierto es que lo que hacen, lo hacen francamente bien, como los abundantes mosh pits y el Wall of death que montaron evidencian. En su recta final me acerqué al “Valley” de nuevo para ver acabar a los surcoreanos Jambinai, uno de los grandes descubrimientos a nivel personal de todo el festival. A medio camino entre post rock y la música folk de su país, la banda consiguió conquistar a todos los presentes con su original y preciosista propuesta. Una gran pena no haber visto su show entero porque no debe ser una banda fácil de ver o que se prodigue demasiado por Europa. A continuación, nos tocaba visitar por primera vez el main stage para ver como Anthrax presentaban en directo su nuevo redondo “For all kings”. Los neoyorkinos hicieron gala de su habitual entrega en directo para un show en el que no faltaron clásicos como “Caught in a mosh”, “Indians” o “Antisocial” intercalados con material más reciente como “You gotta believe”, “Evil twin” o “Fight em til you cant”. El sonido no fue el mejor del día y se echaron en falta más temas clásicos por la falta de minutaje, pero Anthrax suplen las deficiencias con su actitud y buen rollo en todo momento. De vuelta al “valley”, Earth descargaron toda su densidad en un gran concierto en el que se tomaron el lujo de presentar un tema nuevo, aún sin título. Junto a él, temas como “The Bees Made Honey in the Lion’s Skull” o “Old black” sirvieron para meterse en el bolsillo a su fans más acérrimos. El suyo no es un show de disfrute sencillo, pero para los que conseguimos meternos en el mantra que consiguen generar, fue un concierto de mucho peso.

Tocaba una de las coincidencias más dolorosas para servidor, Sacred Reich y Melvins compartían slot y horario. Nos acercamos a ver a los segundos, que ofrecieron uno de los mejores conciertos del día. Sonaron compactos, duros, precisos y certeros pese a lo enrevesado de su propuesta. Genial Dale Crover a la batería, que se convierte en el auténtico motor del grupo desde el primer momento. Buzz Osbourne cede protagonismo a su eterno compañero y al nuevo bajista Steve McDonald (Red Kross), que parece que lleve toda la vida tocando con ellos. Pese a que tiraron de un setlist rarísimo con una casi total ausencia de clásicos y la inclusión de varias versiones (de Alice Cooper o los propios Red Kross, por ejemplo), los Melvins demostraron que su capacidad de sorpresa y reinvención no tiene límites. Trolearon al personal, fieles a su filosofía, y salieron ganando.

De vuelta a los main stage, los daneses Volbeat congregaban a un enorme número de fieles dispuestos a disfrutar de la última “big thing” del rock / metal europeo. Los noté un poco menos motivados y afilados que hace tres ediciones, pero su pegadiza y molona propuesta sigue siendo un seguro de vida en directo. No cabe duda de que han caído en el autoplagio desde hace tiempo a nivel de estudio, pero siguen compensándolo con conciertos de mucho calado. Antes de que terminaran su actuación me escapé al “Valley” ya que no quería perderme ni un segundo del show que las leyendas locales del prog Magma iban a ofrecer. Me encontraba bastante escéptico acerca del estado de forma en que se encontrarían o la reacción del público ante la enrevesada oferta musical de la banda, pero las dudas rápidamente se vieron disipadas. Magma nos imbuyeron en un hipnótico viaje al planeta Kobaïa con su sonido único, a medio camino entre el jazz rock, el progresivo, el avantgarde y demás propuestas experimentales del siglo XX. Resulta tan difícil explicar la experiencia que supone su show que sólo puedo recomendar verlos en directo a los que tengan la oportunidad. Impresionantes. A la postre, de los mejores conciertos de todo el festival.

Tras ellos, los alemanes Rammstein ejercían de cabezas de cartel absolutos del día con un milimetrado show de ingeniera alemana en el que todo era perfecto: sonido, puesta en escena y un repertorio muy equilibrado con lo mejor de su discografía. La actuación de la que fue sin lugar a dudas la banda más multitudinaria del día colmó las expectativas de todos con su habitual contundencia y sencillez a cargo de temas como “Links 2 3 4”, “Feuer frei”, la versión de Depeche Mode “Stripped”, “Amerika” o la inevitable “Du hast”. Pirotecnia, muro de guitarras, sentido del humor y en definitiva, uno de los conciertos del festival. La marea humana que presenciamos al acabar su concierto nos llevó al “Warzone” donde Kvelertak tenían el papelón de cerrar el día tras la actuación de los alemanes. Estuvieron a la altura con su festiva mezcla de black metal y punk rock, pero lo cierto es que muchos ya estábamos físicamente muy consumidos tras tantas horas de música en directo y nos costó meternos en harina como era debido. Era buen momento para recogernos y proceder a descansar, ya que quedaban dos días más de música por delante.

Sábado 18 de Junio

Comenzábamos el segundo día de Hellfest con los americanos Crobot, que a medio camino entre rock de los 70 y de los 90 nos pusieron las pilas para el resto del día. Sonidazo, buenas canciones y una poderosísima puesta en escena capitaneados por su frontman Brandon Yeagley, que se metió al público rápidamente en el bolsillo. De lo mejor del día. Tras ellos, Glenn Hughes dio una masterclass de cómo llegar a abuelo con todo el Groove del mundo y una voz sobrehumana. Una pena ver a una leyenda de este calibre tocando tan temprano, con tal limitación de tiempo y ante el desconocimiento de buena parte de la audiencia. Cayeron clásicos propios como “Soul mover” así como las inevitables concesiones al material de Deep Purple: “Burn”, “Stormbringer” o la tremenda exhibición que hace en “Stormbringer”. Impresionante. El dúo alemán Mantar la lió parda en el “Valley” a continuación. A mí me sonaron un poco vacíos, pero a sus fans más acérrimos les dejaron muy buen sabor de boca. Tras ellos, los legendarios Discharge tomaban el “Warzone” a golpe de d-beat. Con mucho material de su mítico redondo “Hear nothing, see nothing, say nothing”, ofrecieron un buen show en el que si bien el sonido no fue perfecto, fue lo suficientemente bueno para colmar nuestra necesidad de hardcore punk durante un buen rato. A continuación, los americanos Torche demostraron que se puede sonar gordo, denso y mórbido a la vez que melódico y pegadizo. A la espera de que saquen nuevo material a finales de año, temas de su último disco “Restarter” formaron el grueso de su actuación. Muy buen concierto.

En el main stage, Foreigner celebraban sus 40 años de existencia con un concierto que sorprendió a unos cuantos. La banda más AOR de todo el festival demostró que pese a los años siguen teniendo mucha clase sobre las tablas. Curioso ver a los más metaleros del lugar disfrutando como el que más cantando el “I want to know what love is”. A continuación, se venía otra coincidencia difícil: Entombed AD contra With The Dead. Teniendo en cuenta que hace poco más de dos meses ya habíamos disfrutado de un muy buen concierto de los de Lee Dorrian en Roadburn, nos decidimos por los suecos Entombed AD. LG Petrov y sus chicos, de nuevo con dos guitarras en la formación, dieron un genial concierto más enfocado a sus tiempos más death sueco que a su etapa más death n roll. Cayeron varios temas del nuevo redondo “Dead dawn” así como clásicos inevitables de Entombed: “Eyemaster”, “Left hand path”, “Revel in flesh”, “Wolverine blues”. Buen sonido y un LG Petrov que interaccionó genialmente con el público pese a ventilarse una botella de vodka casi entera en lo que duró el concierto. De vuelta a los escenarios principales, Joe Satriani, acompañado de una formación de lujísimo (Bryan Beller al bajo, Marco Minneman a la batería y Mike Kenneally a la guitarra y teclado), ponía la nota shredder del festival. Pese a que el sonido no fue nada especial y que el formato festival no es el más adecuado para disfrutar de su propuesta, Satch y su banda ofrecieron un concierto de muchos quilates. La recta final con “Always with me, always with you”, “Satch boogie” y “Surfing with the alien” sirvió para dejarnos a muchos una buena sensación de su concierto.

De vuelta al “Valley”, pudimos disfrutar del único concierto de Goatsnake en este 2016 (al menos en lo que va de año). A decir verdad no les vimos nada oxidados en escena, el sonido acompañó y en general fue un concierto ameno pese a lo denso de su propuesta. Un tanto para ellos. A continuación, Moonsorrow llenaron el escenario “Temple” de fans dispuestos a disfrutar de su pagan folk metal. Por lo que se comenta y la reacción del respetable, fue de los mejores conciertos del estilo en todo el festival. Tras ellos, tocaba disfrutar del primer concierto de Hermano desde 2008. Reunidos en exclusiva para el festival, pudimos ver a un John García apoteósico a nivel vocal y a una banda sólida y conjuntada. Sonidazo, buen repertorio a base de clásicos como “Cowboys suck”, “Angry american”, “Left side bleeding” o “Our desert home” y mucho stoner hard rock. La inclusión de un nuevo tema en el setlist nos hace preguntarnos si la banda está trabajando en nuevo material de estudio… ojalá sea así.

Entrábamos en la recta final del día, y después de que el pueril concierto de Bring me the horizon hiciera las delicias de muchos menores, en el escenario principal se trataban temas más serios y Twisted Sister ejercían de cabezas de cartel del día en la que supone su gira de “despedida – 40 aniversario”. Dee Snider no dudó en dejarlo bien claro: “es gira de despedida de verdad, no como Scorpions o Kiss”. La muerte el año pasado de su batería AJ Pero, sustituido con maestría por el multiusos por excelencia Mike Portnoy, hace que este tour suponga un punto y final a una banda que supo meterse fácilmente a la gente en el bolsillo a base de himnos: “Burn in hell”, “The kids are back”, “I wanna rock” o “We’re not gonna take it”. Como siempre, un concierto muy participativo y dinámico al que se unió el ex-Motorhead Phil Campbell para recordar la figura de Lemmy en forma del clásico de Motorhead “Born to raise hell” y el tema de Twister Sister “Shoot em down”. Un gran concierto y una gran forma de despedir a una banda que sigue demostrando que su capacidad de rockear sigue tan vigente ahora como hace 40 años. El tributo a Lemmy continuó a manos de la organización de Hellfest, que durante los siguientes minutos no dudaron en recordar la figura de Ian Fraser Kilmister, el eterno líder de Motorhead, icono ya convertido en leyenda tras su fallecimiento el 28 de diciembre del pasado 2015. Desde Hellfest quisieron recordarlo y celebrar su obra en forma de un bonito video repasando su carrera, unas sentidas palabras de su ex compañero y amigo Phil Campbell, unos fuegos artificiales y unas imágenes de su última actuación en el festival, el pasado 2015. Tal vez habría sido más acertado poner algún video más antiguo ya que el año pasado ya se veía a un Lemmy muy desmejorado físicamente, pero lo que importa es el precioso gesto que la organización ha tenido con un músico que perdurará por siempre en las enciclopedias del rock como uno de los más auténticos, influyentes y originales de la historia.

Para acabar el día, algo fuera de lo común. Gutterdämerung es un ambicioso proyecto en el que una banda pone música en directo a una película muy friki-metalera acerca de la lucha entre el bien y el mal para hacerse con el instrumento demoniaco por excelencia: la guitarra eléctrica. Apadrinada por Henry Rollins como embajador presente en el concierto, el reparto cuenta con gente como Tom Araya, Josh Homme, Slash, Mark Lanegan, Volbeat, Iggy Pop o el propio Lemmy en sus filas, y la “banda sonora” que el grupo interpretaba cuenta con clásicos de Black Sabbath, Probot, Deftones, Slayer, Metallica, Motorhead, The Doors, Led Zeppelin… muy entretenida como película, sonidazo a cargo de un genial grupo, y una original propuesta que consiguió tenernos enganchados hasta el final pese al cansancio acumulado tras dos días de música en directo. Genial.

Domingo 19 de Junio

Y llegaba el último día de festival. Estábamos muy cansados pero quedaba aún mucho y muy bueno. De hecho, las coincidencias en la recta final del día hizo que nos quedáramos con las ganas de ver a grupazos del tamaño de Enslaved, Jane’s Addiction, Paradise Lost, Refused o Puscifer. Hellfest es capaz de congregar en un solo día un cartel que otros festivales quisieran para repartir entre los tres días. Comenzamos la jornada con Municipal Waste que batallaron el calor matutino a golpe de crossover a la cabeza. Con un bonito telón de fondo en el que veíamos a Donald Trump volándose la tapa de los sesos con un revólver, los americanos pusieron todo patas arriba con un gran show que nos quitó las legañas a unos cuantos. A continuación, los israelís Orphaned Land descargaron su alegato a la paz y al entendimiento entre religiones en forma de un concierto corto pero intenso. Su cruce entre metal progresivo y el folk de Oriente medio no es la propuesta más popular entre el “festivalier” medio, pero pese a que no gozaron de un público masivo, los que estábamos disfrutamos mucho de su repertorio, especialmente de los temas extraídos de su tremendo “Mabool”. Tras una parada para reponer fuerzas, tocaba el turno para ver a King Dude en el “Valley”. No sabíamos a ciencia cierta si vendría él solo en formato acústico o si vendría acompañado, sin embargo se presentó con banda completa, dando a sus temas una dimensión especial en el nuevo registro. Su rock sureño de tintes oscuros sonó a gloria y consiguió meterse al público a fieles y extraños con relativa facilidad. Habrá que seguirle de cerca si sigue explotando este formato en el futuro.

Después de comer algo y de que, según dicen, Unsane se llevaran por delante a todos en el “Valley”, intentamos acercarnos a los mainstages a ver a Gojira presentar su nuevo disco “Magma” ante el público francés, teniendo en mente el impresionante bolo que dieron hace tres años en las mismas tablas. El petazo era tal, que decidí dejar a Gojira para otra ocasión y tirar del “plan B”, en lo que fue una decisión acertadísima. Los polacos MGLA demostraron en el “Temple” que son la actual sensación del black metal por méritos propios. Certeros, afilados, perfeccionistas y agresivos. Su puesta en escena y sonido en directo sólo confirma lo que se viene anunciando desde hace tiempo: son el presente y posiblemente el futuro de la escena black. Tras ellos, Kadavar congregaban a un buen número de seguidores ávidos de su sabbathico retro rock / stoner en el escenario “Valley”. No me entusiasma demasiado su último redondo “Berlin”, pero hay que decir que los alemanes siguen siendo un seguro de vida en directo. Compactos, potentes y densos. Nada que objetar.

Mientras que la banda anteriormente conocida como Slayer masacraba a todo lo que se movía en el mainstage, tomamos el último descanso del día antes de la recta final del festival, que se presentaba épica. Los suecos Katatonia presentaban su nuevo redondo “The fall of hearts”, en el que era el segundo concierto junto a la banda del nuevo guitarrista Roger Öjersson (ex-Tiamat). Desde el primer momento, el combo sonó pulcro y compacto, y un muy buen repertorio en el que cayeron temazos como “Consternation”, “My twin”, “Forsaker”, “Lethean” o las nuevas “Serac” u “Old hearts fall”. Colmaron todas las expectativas. Tras ellos, tomamos posiciones en los main stage para ver como la actual formación de Megadeth es la más competente y convincente de la banda desde hace muchos años. Pese a que Dave Mustaine hace ya mucho que va muy justito de voz, la inclusión del virtuoso brasileño Kiko Loureiro a las seis cuerdas y del velocista Dirk Verbeuren a la batería ha sido uno de los mayores aciertos que MegaDave ha tenido en los últimos tiempos. Cayeron varios temas de su nuevo “Dystopia” intercalados de clásicos básicos como “She-wolf”, “Peace sells”, “A tout le monde”, “Hangar 18” o la final “Holy wars”. A la altura de las circunstancias. Tras ellos, los suecos Ghost, odiados y amados a partes iguales, demostraron que tocar en uno de los mejores festivales del mundo entre dos leyendas como Megadeth y Black Sabbath no se les queda grande en ningún momento. Aunque el sonido no fue sobresaliente, la banda lo suple con la enorme cantidad de temazos que tiene y con el divertidísimo show y puesta en escena que tienen. Un repertorio relativamente similar al de su reciente visita a España a finales del año pasado (“Spirit”, “Year zero”, “Body and blood”, “From the pinacle to the pit”, “Cirice”, “Monstrance clock”…) hizo las delicias de los muchísimos fans que habían logrado reunir. Pese a que se echó de menos alguna concesión al que para mí es su mejor álbum, “Opus eponymus”, Ghost hicieron cantar y bailar a las miles de almas congregadas para disfrutar de su show.

Ya había entrado la noche y llegaba el que para muchos era el momento álgido del festival. La gira “The end”, que sirve para que Black Sabbath diga “adiós” oficialmente, estuvo por encima de las expectativas para casi todos. Sonido perfecto, repertorio exclusivamente a base de clásicos (“After forever”, “Black Sabbath”, “Into the void”, “Children of the grave”, “Iron Man”, “War pigs”, “Fairies wear boots”…), Ozzy cantando mejor que hace 30 años, Geezer certero y fiable como siempre, y los mejores riffs de la historia esculpidos directamente de las manos del arquitecto Tony Iommi. Los padres de toda esta movida (llámese heavy, thrash, stoner, doom o como quieran) se van con la cabeza tremendamente alta y demostrando que el que tuvo, retuvo. Solamente se echa de menos que no esté Bill Ward a la batería, pero hay que decir que Tommy Cufletos hace un trabajo sobresaliente y hace que no se eche de menos al bueno de Bill en ningún momento. De lo mejor de todo el festival. Tomen nota, nuevas generaciones, así es como funciona esto. Gracias por todo.

Con las pocas fuerzas que nos quedaban tras tanta música en tan poco tiempo, dudábamos si King Diamond conseguiría mantenernos enganchados hasta el final con su show, y vaya si lo hizo. Interpretando íntegramente el mítico álbum “Abigail” intercalado con clásicos propios y de Mercyful Fate, el concierto del rey diamante fue también de lo mejor de los tres días de Hellfest. El sonido inmejorable, la teatral y cuidada puesta en escena, y la ejecución de la banda y el propio Diamond fueron simplemente intachables. Sobrepasaron todas las expectativas, sin lugar a dudas. Enorme.

Y así terminaba un año más Hellfest. Sobresaliente a todos los niveles, colmando todas las expectativas y mejorando las sensaciones año tras año. Nos íbamos reventados físicamente tras una media de 14 horas diarias de conciertos durante tres días, pero con una imborrable sonrisa en la boca. En las tertulias post festival en la zona de tiendas ya no discutíamos si vamos a volver el año que viene, simplemente hacemos castillos en el aire con posibles cabezas para el año que viene, mitad realistas, mitad soñadores: “Tool”, “Metallica”, “Rush”… de lo que no cabe duda es que doce meses después allí estaremos un año más. Larga vida a Hellfest.

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