Se han sabido mover los berlineses. Han hecho que el personal hable de ellos: en los foros, en las revistas y finalmente en los conciertos. Han tocado incluso aquí, en España. O sea, que el sello Nuclear Blast se ha movido por ellos, y ellos, KADAVAR, han estado a la altura. Reniegan de la etiqueta stoner (como todos los grupos stoner), rechazan estar tan influidos por Black Sabbath (como todos los combos influidos por Ozzy y los suyos), componen y tocan unas canciones retro de amplio calado, y puede que sean olvidados en cuatro o cinco años, pero mientras tanto este redondo merece la pena, es mejor que su disco de debut, que mostraba, si bien buenas maneras, también algunas limitaciones de sonido y composición. Aquí, como ellos mismos aseveran en algunas de las muchas entrevistas que han concedido a los medios desde que lanzaron este plástico, se han esforzado por mostrar un sonido más contundente, para lo cual han tirado del legado de Hawkwind, la banda protopsicodélica aún en activo a la que muy pocos grupos de la escena stoner/sludge/doom se atreven a tomar como referencia, seguramente por la complejidad de su propuesta. También se han dejado ensopar un tanto por el catálogo kraut rock (el tipo de rock creado en Alemania a finales de los 60 y principios de los 70 como respuesta a la colonización musical anglosajona); pero, en resumidas cuentas, lo que hay aquí es un disco de hard rock en el que caben todas las nostalgias de aquellos lejanos tiempos en que dominaban el cotarro gente como Led Zeppelin, Black Sabbath, Deep Purple, Uriah Heep, Blue Cheer y Sir Lord Baltimore. Ya saben: lo de siempre pero muy bien hecho.
Autor: Emilio Morote Esquivel
