Estos malagueños demuestran que la escena stoner española está viva. Estamos ante un disco que gustosamente habrían firmado los Corrosion of Conformity de “Wiseblood” (y la producción de ELEPHANT RIDERS es mejor que la de los americanos, créanme, se están empezando a hacer las cosas bien en España). A esta gente habría que llevarlos en una buena gira a tierras nórdicas para demostrar a los vikingos que si ellos tienen a El Caco o a The Mushroom River Band o a Spice and the RJ Band, aquí, en las soleadas tierras de  Al Andalus, van y salen estos cuadrúpedos de gran tonelaje y firman un cedé que es que no le sobra ni un segundo, si es que lo suyo de ustedes son los sonidos desérticos. Y hablando del desierto, en el tema final se permiten un homenaje a los padres del invento stoner, Kyuss. Y para hacer eso sin caer en el ridículo hay que tener una trompa musical y unas orejas para oír guitarras como las de un proboscidio. El disco es redondo, no tiene relleno. Eso lo decimos desde ya: que va uno y lo pone en el reproductor y es que no se cansa, y cuando llega el final siente ese extraño ─por inhabitual─ impulso de volver a empezar. Vamos, que se hace corto, y eso es una excelente señal. Estos tíos saben lo que se hacen. Si a ustedes les va el rollito stoner clásico, ese género que quizá sea la última moda genuina del metal que no ha sido creada en los despachos de las pequeñas multinacionales del ramo metálico, vayan y pídanles el disco, que son cinco euros, coño. Apoyemos lo nuestro, no por ser nuestro, sino porque vale. Y estos tíos valen.

[8,75]