MAYAN (NDL) «Dhyana» CD 2018 (Nuclear Blast Records)

Por Nacho Peña

Tercer álbum de estudio para este super grupo con gente que ha militado o milita en bandas tan conocidas como AFTER FOREVER, EPICA, FIREWIND o NIGHTWISH. En esta ocasión, y tras una campaña de crowdfunding, han decidido contar con una orquesta real para las partes sinfónicas. Ésta es The City of Prague Philharmonic Orchestra, que quizá os suene por participar en la saga STAR WARS o, ya en el terreno musical, en el “Death Cult Armaggedon” de DIMMU BORGIR.

El resultado es fantástico. No puede haber otra manera de definir el gran aporte que supone contar con unos músicos de ese nivel. Más aún unido al talento de los miembros de la banda.

No sabría cómo empezar a describiros lo que encontrareis aquí porque el nivel es tan elevado que abruma. De manera general, si cruzásemos en una probeta genes de NIGHTWISH con genes de DIMMU BORGIR del “Puritanical Euphoric Misanthropia, y le añadiésemos rasgos de Death Metal y una variadísima y currada labor vocal, estaría rascando sólo la superficie de este álbum.

La producción es impecable. En la mezcla hay sitio para todo, no se pisan unos instrumentos a otros, todo tiene su sitio y se distingue de manera cristalina. Es un gusto escuchar esta producción. Bella y potente a partes iguales, épica y oscura. Realmente, lo tiene todo.

Las voces, masculinas y femeninas, desgarradoras, melódicas, operísticas, con altísimo nivel, según escuchas el disco, te da la sensación de estar escuchando la banda sonora de un espectáculo audiovisual grandioso. Y todo, sin perder ni una pizca de fuerza en las guitarras y la sección rítmica que se mantiene como un muro sónico a lo largo del CD. No hace falta más que escuchar ese riff demoledor de “Rebirth From Despair” (¿BLOODBATH?) o el tema que abre el LP “The Rhythm Of Freedom”.

Me ha sorprendido el corte “Dhyana” cantado, en parte, en español. Un tema muy calmado, que dota aún más de esa sensación de estar vislumbrando un espectáculo.

Otro punto muy a favor de este disco, es la labor compositiva. Son temas que enganchan, bien estructurados y, sobre todo, bien engranados. Con semejante montón de piezas sobre la mesa, todo funciona de una manera tan natural que hay que tener un gran control musical y muchas tablas para lograrlo. Conseguir, de esa forma, aunar la vertiente más comercial (por decirlo de una forma) y la vertiente extrema, es digno de mención.

11 cortes durante más de una hora, que os harán disfrutar a poco que os guste la música hecha con gusto (valga la redundancia). Todo ello envuelto en una bonita portada (de esas que, antiguamente, te hacías con el CD sin haberlo escuchado, sólo por la portada).

Os animo, encarecidamente, a que os hagáis un favor y escuchéis este trabajo. No os defraudará, ya que es uno de los mejores discos que ha sacado Nuclear Blast últimamente.