Por Luis Martínez
Alemania, un país tan proclive a sacar buenísimas bandas de Metal, no era muy conocida por sus bandas de Death Metal. Corría el año 1991, cuando a través de la discográfica Century Media, se presentaba el álbum debut de MORGOTH, banda que podría considerarse la respuesta de Alemania a los DEATH americanos, varias cosas los asemejaban en dos primeras ediciones, desde la rabiosa y potente voz de su líder Mark Grewe, hasta los riffs potentes y a mediotiempo muteados de guitarra de sus guitarras Sebastian Swart y Carsten Otterbach.
Con dos potentes EP´s editados en 1989 (“Ressurrection Absurd”) y 1990 (“The Eternal Fall”), la banda se enfrascó en la grabación de su álbum completo en los Woodhouse Studios de Dortmund, consiguiendo un potentísimo sonido, guitarras pesadas y nítidas, base rítmica llena de poderío con un bajo nítido y una batería que suena orgánica como pocas, la voz de Mark Grewe perfectamente registrada y demostrando que nos hallábamos ante uno de los mejores vocalistas de la escena Death Metal.
Musicalmente “Cursed” mantenía la fiereza de sus grabaciones previas, la agresividad en los riffs, la pesadez en los ritmos muteados y redoblados, la velocidad pero de una forma bastante controlada y la mala uva de la banda a la hora de ejecutar Death Metal, pero lo que nos demostró ante todo, fue la madurez de la banda a nivel compositivo. “Cursed” es un álbum donde lo que destaca es el uso de la melodía, ya sea en riffs lentos más propios de una banda de Doom, así como en solos de guitarra que aportan una dosis de tristeza y oscuridad a los temas realmente memorable. Se nota que la banda en esos años consiguió registrar su mejor material, todavía no equiparado, temas como “Isolated”, “Body Count”, “Sold Baptism” o “Suffer Life” son absolutos clásicos de la banda y dentro del género.
“Cursed” es un buenísimo álbum, de lo mejor de la discografía de los alemanes y sobre todo un álbum repleto de inmensos temas que se convirtieron en clásicos del estilo.
