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Puntuación alta - recomendado

PRESS TO MECO (GBR) «Transmute»

Marshall Records, 2021

AUTOR: Cesar Luis Morales

Recostaos en vuestros asientos que el viaje comienza. Hoy la cosa de viajes espaciales. Así, tal como os lo digo. ¿Por un casual, sabéis a qué velocidad gira la Estación Espacial Internacional? Imaginaos esas idílicas y silenciosas imágenes de la ISS orbitando, con el planeta Tierra de fondo. Pues ese medio millón de toneladas gira a unos 27000 km/h, unos siete kilómetros por segundo. ¿Brutal, no? Todo esto surge a raíz de investigar a la banda: de dónde vienen, quienes son, de dónde viene el nombre… Así que relajaos, abrochad bien los cinturones, verificad que todo está correctamente alineado, que comenzamos la ignición… ¡Colorea y aprende con Teo! 

PRESS TO MECO, que así se llaman los jovenzuelos que nos acompañan hoy, son una banda británica formada por Luke Caley a las voces y a la guitarra, Jake Crawford al bajo y voces y Lewis Williams, a la batería y las voces. ¿Y qué cojones será eso de MECO? Porque yo, obviamente, conozco el “chingo de mecos” de los BRUJERIA. Pero no; aquí los amigos de esta banda se han ido a los manuales de vuelo de las misiones y de las lanzaderas espaciales. MECO significa “Main-Engine Cut-Off”, ese momento en el que eres lanzado a unos 30000 km/h hacia el espacio, el motor principal (Main Engine) se corta. Y ahí, en ese momento, cuando abandonas este mundo, es dónde se sitúan los británicos. PRESS TO MECO se refiere a ese momento en el que el orbitador ha ganado tanta energía y velocidad que podría incluso continuar con la trayectoria fijadas a pesar del fallo de dos motores. Y estamos hablando de estas medidas, en velocidades, a casi 100 kilómetros con respecto al nivel de la Tierra. ¿Se sitúa la banda a esas alturas?

“Transmute” es una breve intro, industrial a saco, con sus correspondientes chorros de vapor, golpes de martillo sobre un yunque y… “Another Day” irrumpe con una elegancia, con un paso firme y sólido. Enseguida se me viene a la cabeza COHEED AND CAMBRIA, en la manera que tienen de construir los riffs y los tiempos; incluso la voz sí me guarda cierto parecido a la de Claudio Sánchez, aunque sin llegar a esas notas tan agudas. El tema es un pelotazo estupendo para abrir el álbum, la aceleración brutal que nos pone en órbita, venciendo la gravedad que nos ancla. “Smouldering sticks” se construye sobre una cimbreante, gruesa y adictiva línea de bajo (que ya sabéis como me gustan) pero… ¡la manera que tienen de montar todas las líneas vocales, el juego de sus armonías, los coros! Pues siguiendo con los símiles: se salen de órbita. “A test of our resolve” sigue en esa difícil línea para complicar el trabajo de los críticos. A medio camino entre muchas cosas, con pinceladas de Prog, de estructuras Math, con coritos poperos, con sensibilidad y calidad a toneladas. Es difícil no engancharse a estos temas, aunque no seas capaz de definirlos dentro de un estilo. De todos modos, ¿por qué hay que clasificarlo todo? Deja que estos británicos te lleven a este orbitar, disfruta del viaje y de las vistas y preocúpate menos si es Prog o el Alternative.

“Baby Steps” es casi etérea, ondulante en sus inicios, pero ¿y esas agudas notas, de qué garganta salen? ¿Y la desgarrada, también sale de la misma garganta? Tan hermoso como debe ser ver amanecer desde la ISS. Para seguir expandiendo límites, “Sabotage” es un brutal desarrollo ultra heavy y pesado, sobre el que se permiten llevan el tempo con un cencerro… Un momento de silencio y unas palmadas para seguir metiendo leña. Se lo imaginan todo, se lo permiten todo, y les queda niquelado. Porque, vamos, en la parte final del tema, meter arreglos de trompetas… ¡Alucianando me hallo! En “Overdue” tienes vocalizaciones que parecen robadas al mismísimo Steven Tyler, guitarrazos más alternativos y coros y veinte mil cosas más. Pero todo, absolutamente todo, colocado en su sitio; todo lo que el tema necesita, sin que nada desentone. “Lead” es otro tema íntimo, dos minutitos de guitarra acústica y percusión de fondo para saltar a “Rusty Nails”. Nuevamente, aparecen influencias de los COHEED, pero es simplemente por poner una referencia de un estilo inclasificable, porque aquí también se nota esa intención de innovar, de hacer algo hermoso, pero alejado de las trilladas sendas que siguen otras bandas. Como para desdecirnos, la banda ataca “Gold”, con desgañitadas líneas vocales que al llegar a los estribillos vuelven a brillar con intrincadas armonías. Por no hablar de los desparrames guitarreros que acompañan a la sólida base rítmica.

“Interlude”, pausa, ajustamos motores, entramos en órbita, vemos la curvatura de la Tierra, y al fondo, el Sol. Y entramos con “Way to Know”, reentrada, la banda en su línea y enlaza con “Hesitation”, tan delicada y frágil como se ve la anciana Gea desde la ISS. Y entonces, ¡oh, maravilla, oh, cielos abiertos! El tema se desarrolla en una epicidad asombrosamente bien conseguida, manteniendo esa sutilidad y pulso.

Nos llega una última comunicación desde el espacio: ¡Houston, tenemos un problema! Y de los gordos, ¿cómo podríamos definir la música de PRESS TO MECO? Pues precisamente así, en ese estadio, una banda que ha ganado tanta energía y velocidad que podría continuar en la trayectoria fijada a pesar del fallo de sus motores. Podría y, de hecho, así lo hacen. ¡Palabrita del niño Gagarin!

Puntuación

Nota - 9

9

Nota

Nos llega una última comunicación desde el espacio: ¡Houston, tenemos un problema! Y de los gordos, ¿cómo podríamos definir la música de PRESS TO MECO? Pues precisamente así, en ese estadio, una banda que ha ganado tanta energía y velocidad que podría continuar en la trayectoria fijada a pesar del fallo de sus motores. Podría y, de hecho, así lo hacen. ¡Palabrita del niño Gagarin!

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