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Puntuación alta - recomendado

PRION (ARG) «Aberrant Calamity» CD 2019 (Comatose Music)

Por Cesar Luis Morales

La encefalopatía espongiforme bovina (EEB), comúnmente conocida como la enfermedad de las vacas locas, hizo que sólo en el Reino Unido se sacrificasen más de dos millones de reses. Esta enfermedad degenerativa viene provocada por los priones: un agente infeccioso formado por una proteína que, a diferencia del resto de agentes infecciosos (virus, bacterias, etc), no tiene ácidos nucleicos (ADN o ARN). Es decir, los priones no presentan material genético. ¡Colorea y aprende con Teo!

Después del enrevesado introito, baste decir que un prion es un bicho malo, nocivo y que te funde el cerebro. Tal cual han hecho los argentinos en este su cuarto larga duración “Aberrant Calamity”. Presentados en formato Power-trio, el guitarra y vocalista Gregorio Kochian, el bajista Walter Barrionuevo y el más reciente llegado bateria Flavio Coscarella, nos atacan con cuarenta y cinco minutos de Death Metal despiadado.

Estos PRION saben lo que quieren conseguir y lo están haciendo pero que muy bien. Death Metal abrasivo, sin concesiones, un muro sónico de violencia que, como el agente infeccioso al que hacen referencia, va a horadar tu cerebro hasta convertirlo en un queso gruyere. No hay lugar para lo acústico, aunque sea ominoso. 100% abrasivo, 100% denso y nocivo.

Abrir con “Fictitious form of Stability” hace que los interminables riffs, los blast-beats te desplacen los globos oculares y te los peguen a la parte trasera del cráneo. Si encima Kochian te vomita aquello de que “We’re corpses without soul”… Pues como he dicho, estos argentinos actúan como el agente vírico al que hacemos referencia. “Irreversible ways” sigue con el genocidio sónico, para dar paso a uno de los grandes momentos del álbum “I remembered to Breathe”: acelerado desde el principio, con riffs malsanos, para dejar paso a un majestuoso e pulsante tema, agresivo, con un solo de guitarra muy en la línea de grandes nombres como HATE ETERNAL. “Unable to discern” continúa con el vapuleo detrás de los timbales y doscientos riffs tocados por minuto, capas y más capas de monstruosa variedad, pero siempre manteniendo la agresión. Y la cosa sigue, y sigue, y sigue, hasta que te dejan el cerebro como una gelatina trémula e inútil.

Todo el disco se encuadra dentro de esos parámetros que he indicado de Brutal Death Metal. Pueden abrir con unos riffs más densos y menos acelerados como en “Over the asphalt of a New Era”, pero no, no te fíes, no va a bajar la intensidad: el doble bombo rayando la psicopatía está ahí, y explota en la aceleración definitiva a la velocidad de fusión nuclear en el siguiente tema “I’m Jonah, Sacrifice Me” (otro de los grandes temas de este álbum: ¡que riffs, que batería, que vocales extremos!). Y ya finalizando el disco, encontramos otro monumento del Death Metal: “The Hesse Paradox”, con otra esplendorosa combinación de agresividad, técnica, solos brillantes, guturalidad extrema…

En definitiva, PRION no han inventado nada nuevo. Ya lo habéis escuchado antes, el Death Metal aquel, el brutal, el inmisericorde, el que funde el cerebro como una encefalopatía espongiforme, dejándote como un pingajo. Pero es lo bueno de este “Aberrant Calamity”: recoge todo aquel Death Metal y lo revisa, lo agrupa, le da un lustre. De vez en cuando, conviene coger la navaja y comprobar que sigue afilada, y ¡vaya sorpresa!, PRION resulta ser que son como una navaja barbera.

Nota - 9

9

Nota

En definitiva, PRION no han inventado nada nuevo. Ya lo habéis escuchado antes, el Death Metal aquel, el brutal, el inmisericorde, el que funde el cerebro como una encefalopatía espongiforme, dejándote como un pingajo.

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