AKHLYS (USA) «Melinoë»

Me flipa la intelectualidad con la que trabaja determinada gente. Bucean a través de conocimientos y saberes ya casi olvidados para encontrar el concepto exacto que buscan. Como el trabajo que nos ocupa, titulado “Melinoë”. Con este nombre se conocía a la antigua diosa griega de las ofrendas a los difuntos. Su cuerpo era mitad luz, por ser hija de Perséfone, y mitad oscuridad, por ser hija de Hades. ¡Colorea y redescubre la antigua mitología griega con Teo!

Los arquitectos de semejante obraza maestra son los americanos AKHLYS, que también han buscado lo suyo para encontrar el nombre perfecto. Aclis (o escrito de la otra manera) era una antigua diosa de ascendencia desconocida, aunque se la refiere como una de las hijas de Nix (la Noche). Era la diosa de la niebla de la muerte, de la opacidad de los ojos antes del fallecimiento. Con tan idílicas referencias, pinchamos el primer tema: “Somniloquy”. Una ominosa reverberación sobre la que se abre paso una línea de sinte hasta que todo estalla en treinta segundos. Abrumador Black metal con todos los flancos cubiertos: un soberbio trabajo a las tímbalas por parte de Eoghan (Evan Knight), aporreando y cambiando de tempos como un muy digno émulo de Hellhammer; tremmolo picking a saco, riffs penetrantes y desatados; una voz aguda y rasgada, el epítome del shriek. La nueva re-generación del Black Metal, el sonido que reventó los 90’s reinventado y rejuvenecido, más vital y vicioso que nunca. Una apertura de casi nueve minutos que te deja reventado.

De ahí a los susurros en plan Gollum con los que abren “Pnigalion”, y aquí ya hablamos de un tema de casi trece minutos. El riff agonizante, la dinámica y explosiva bateria, la mistérica, decadente y majestuosa atmósfera que le consiguen meter… Esto es oscuridad opresiva, esa niebla en los ojos antes de morir, pero hecha música; como clavar un sentimiento, y envolverlo de la sensación de agobio, de desesperanza, de inexorabilidad… ¡Buff, vaya regalazo que nos han hecho los AKHLYS; envenenado, sí, pero regalazo! Estos riffs se te van a meter en la cabeza y te van a abrasar las neuronas. Vaya manera de darle la vuelta al género.

¿Recordáis en la peli de “Constantine” una escena en la que Keanu Reeves y su acompañante, a punto de entrar en una habitación, escuchan un sordo y funesto susurro como de mil voces: la lengua de los condenados? Pues tal cual es “Succubare”, un ambiental que no puede tener más mal rollo. Si AKHLYS querían meterte el ombligo pa´dentro, lo han conseguido. Para definir este tema, solo podemos utilizar una palabra: nefario. Y, oye, por mi parte, estupendo: cuando una banda es capaz de transmitir tanto y tan bien, aplaudo. Siguiendo el altísimo nivel de este “Melinoë”, la banda sigue con “Ephialtes”, el traidor de la batalla de las Termópilas, aquel que mostró a los persas el camino a la retaguardia de la falange de Leónidas. Y así es el tema; como estar en la cabeza del traidor: furibundo, dolido, hirviente de imágenes… Cerramos el álbum con “Incubatio”: más hilo musical para el tour turístico por los nueve círculos del Infierno. Agónica y musical en toda su profundidad, cierra este “Melinoë”, un álbum que en ningún momento decae, que siempre, siempre, va hacia arriba (o hacia abajo, si descendemos hasta el Tártaro).

AKHLYS es una bandaza con miembros que acumulan un Curriculum Vitae brutal. Pero muchas veces, no basta con eso. No es el caso; con una banda como ésta no me importa que mis ojos (y mis orejas) se llenen de las tinieblas de la muerte. Por mí, encantado de la vida de que haya grupos así que graben trabajos como este “Melinoë”.