ANATHEMA (GBR) «Serenades» (Peaceville Records, 1993)
Fecha de salida: 01.01.1993
Por David Ibañez
ANATHEMA es uno de esos grupos que, a mi modo de ver, siempre han estado un peldaño por encima de sus coetáneos. Y eso no es nada sencillo, pues sus comienzos se ciernen en torno al nacimiento de un estilo, el Gothic Metal, o más bien alrededor de un movimiento de reencarnación del Doom, dotándolo de esa melancolía propia del gótico, de armónicos omnipresentes y de letras oscuras, agónicas y poéticas, terriblemente bellas.
De cualquier forma y a pesar de que en sus comienzos fueron incluidos en esa oleada de bandas góticas, ANATHEMA siempre han ido por libre, evolucionando su sonido sin importarles modas ni fans talibanes. Así, han llegado a nuestros días convertidos en una suerte de grupo de música progresiva adornada con elementos electrónicos llenos de alma, una especie de trip rock orgánico, pero en definitiva siguen siendo ANATHEMA y siguen conservando la esencia, además de una legión de seguidores, entre los que me incluyo, que adoran sus inicios tanto como su evolución y que disfrutan tanto de su último álbum “The Optimist”, como de este “Serenades” que me propongo analizar hoy.
Corría la década de los 90, los viejos roqueros hablaban de sus bandas de los 70 y tempranos 80 como irrepetibles, el grunge arrasaba con todo lo que olía a Metal. Algunos hacíamos oídos sordos y nos adentrábamos en el underground, donde se podían degustar grupos como PARADISE LOST, MY DYING BRIDE o unos chavales de Liverpool, ANATHEMA. Yo tenía 16 años cuando salió “Serenades” y cuando lo escuche por primera vez. Me caló muy hondo, lo tengo como disco al que recurro en muchas ocasiones, pero no ha sido hasta las puertas de los 40, cuando he tenido la oportunidad de volver a escucharlo con detenimiento, leyendo las letras, sintiéndolo como lo sentía hace casi 24 años. La música no cambia, cambiamos nosotros, nuestra forma de escucharla, los problemas que teníamos antes no son los de ahora, pero con este disco y con algunos más, vuelvo a sentir lo mismo que el primer día que lo escuché y eso es muy difícil, me atrevería a decir que son pocos los grupos que consiguen esto.
Llegados a este punto, me pregunto, ¿Quién soy yo para criticar este disco? ¿Quién soy yo para ponerle una pega? No soy nadie, solo un simple fan de toda la vida que va a intentar analizar, con respeto y admiración, uno de los discos que ha hecho historia dentro del Doom y del Metal en general.
Estamos ante el primer larga duración de ANATHEMA, publicado en 1993 y grabado junto a su EP “The Crestfallen” en 1992.
El sonido del disco crea una atmósfera asfixiante, en perfecta coordinación con las composiciones, dando un especial protagonismo a las oscuras y lentas melodías. Incluyendo sonidos limpios, coros hipnóticos y voces femeninas, algo inaudito en aquellas fechas en un grupo de Doom Metal.
Que mejor forma de empezar una serenata que con una rapsodia sobre el amor herido, “Lovelorn Rhapsody”. Rápidamente nos damos cuenta de la obsesión de Darren White – cantante de la banda en esta etapa- por las letras oscuras y fúnebres, que hablan de amor y de muerte con la misma naturalidad y belleza. Un tema Doom 100% en el que podemos atisbar esos toques góticos en las melodías que tan exóticos resultaban por aquel entonces.
Si el anterior tema no hubiera resultado demasiado exótico y novedoso para los oídos noventeros, “Sweet Tears” llega para hacer que todos los muros del Metal se derrumben, mientras Darren White se desgarra, maldiciendo a la felicidad por no dejarle disfrutar de las dulces lágrimas de la muerte y el sufrimiento. Tema realmente experimental y adictivo que invita a subir el volumen y sacudir la cabeza con su ritmo lento y cadencioso.
También resulta innovadora la forma de encarar la parte armónica y melódica del grupo, en especial de los hermanos Cavanagh, principalmente de Daniel, influenciado seguramente por la psicodelia de los primeros discos de PINK FLOYD, “Saucelful Of Secrets” pienso que es una de las grandes influencias de este disco, además de otras más claras como CELTIC FROST, PARADISE LOST o incluso METALLICA.
Ahora llega el momento en el que te descolocan por completo, “J’ai Fait Une Promesse” es una especie de canto infantil que se repite una y otra vez, con una bella voz femenina y unas guitarras acústicas resonando al unísono, acompañadas de una letra poética que nos hace reflexionar sobre lo escuchado anteriormente. De una belleza indescriptible.
“They (Will Always) Die” ya estaba en su EP “The Crestfallen”, pero aquí la acortan y concretan más. Tema potente, seco, sobrio, asfixiante y Doom hasta la médula. Al final incluyen unos teclados que se hacen con el control total del tema, sin complejos de ningún tipo. Esta última parte, y algunas canciones de este disco, la recuperaron para su disco instrumental de 2011 “Falling Deeper”, demostrando que lejos de renegar de su pasado, son capaces de recuperarlo dándole un aire distinto pero igual de intenso.
Qué decir de “Sleepless”, un tema que claramente dejaba entrever lo que podría deparar ANATHEMA en el futuro, canción que aún tocan en algunos shows y que perfectamente podía formar parte de álbumes muy posteriores como “Alternative 4”. Todo un clásico que si escuchas una vez te dejará enganchado para siempre, con esa épica parte final apoteósica en la que es imposible no extasiarse.
“Sleep In Sanity” es otro de los temas que exploran ese lado gótico cercano a PARADISE LOST, no hay que olvidar que “Shades Of God” e “Icon” son prácticamente coetáneos a este “Serenades”.
“Scars Of Old Stream” parece que se inspira en la intro del tema “Blackened” del METALLICA para hacer de introducción a “Under A Veil (of Black Lace)”, canción que parece una continuación del primer corte, sin embargo, introducen más elementos propios del Metal, haciendo una perfecta mezcla que podría resumir a la perfección el disco entero. Siete minutos y medio de total inspiración, de arriesgados cambios de ritmo, pero todo salpicado por la intensidad propia de esta banda. Espectacular de principio a fin.
“Where Shadows Dance” es un tema corto y muy potente con una letras susurradas, que si la escuchas con auriculares y en oscuridad, es imposible que no mires atrás buscando alguna sombra danzando a tu alrededor.
El disco termina con un tema que se podría calificar de New Age con una duración de 23 minutos aproximadamente. Si se escucha suelto, no tendrá sentido alguno, sonidos de teclado sostenidos, ambientales, como si VANGELIS se hubiera quedado dormido sobre unas cuantas teclas de su teclado. Pero si se escucha el álbum al completo, leyendo las letras, esta pista te hará pensar, te hará reflexionar, meditar y te dejará en una situación perfecta para irte a dormir, pero cuidado con las pesadillas.
Existen ediciones del CD con dos bonus track, que merecen la pena ser comentados, se trata de “Eternal Rise Of The Sun” y “Nailed To The Cross/666” ambas incluidas también en los recopilatorios “Resonance”. La primera es una perfecta pieza de Metal psicodélico, que confirma claramente mi teoría del gran peso sonoro, del disco de PINK FLOYD “Sauceful Of Secrets” en la ornamentación sonora de todo el complejo mundo de ANATHEMA. La segunda, una canción dividida en dos partes muy bien diferenciadas hasta en el título, donde dan una muestra del lento proceder de sus temas hasta llegar al clímax final.
En definitiva, un disco enorme y robusto, en el que no sobran ni los bonus track, una preciosa obra sobre el amor y la muerte, que nos describen a través de letras poéticas y de una música melancólica, potente, sobria y sutil. Para mi uno de los grandes discos de los 90.
Nota - 10
10
Nota
En definitiva, un disco enorme y robusto, en el que no sobran ni los bonus track, una preciosa obra sobre el amor y la muerte, que nos describen a través de letras poéticas y de una música melancólica, potente, sobria y sutil. Para mi uno de los grandes discos de los 90.