AS LIGHT DIES (ESP) «The Laniakea Architecture vol . II»
Darkwoods, 2023
Lovecraft es, sin duda alguna y junto a Tolkien, uno de los escritores que más ha influido en el mundo del metal. El Solitario de Providence creo una vasta obra de la que se ha nutrido una buena hornada de bandas. Bien utilizando nombres de sus dioses, bien de sus ciudades o bien de sus personajes, situaciones o relatos, el viejo Howard Philips Lovecraft se ha ido colando una y otra vez en nuestro amado universo metálico. ¡Colorea y aprende con Teo!
METALLICA en varios temas lo ha referenciado; CRADLE OF FILTH, IRON MAIDEN y cientos de bandas más. Multitud de grupos sacaron sus nombres de la vasta imaginación del Solitario de Providence. Y su influencia, a día de hoy, sigue tan vigente como entonces. A día de hoy, casi un siglo después de su desaparición, siguen brotando por doquier bandas que, de un modo u otro beben de su inagotable imaginario. Pero no adelantemos acontecimientos y, por ahora, nos vamos a la lengua hawaiana para definir los cielos inconmensurables bajo el nombre de Laniakea, de lani – cielo y akea – grande, sin límite. Aunque también es conocido bajo ese nombre a un supercúmulo de galaxias que incluye a nuestra Vía Láctea y como cien mil galaxias más. Vamos, un sitio ideal para que Lovecraft desarrollase sus historias. Hay que ver cómo vamos relacionando unas cosas con otras, porque “The Laniakea Architecture, Vol. II” es el nuevo trabajo de AS LIGHT DIES.
“Falling apart” abre la obra dentro de los parámetros Black esperados, con una voz gritona y hasta desagradable. Según va avanzando el tema, veo que todo estaba ahí con una intención y al volver a escucharlo me doy cuenta que todo casa. La banda se empieza a desplegar por derroteros Avant-garde, pero con una calidad, con un desarrollo y visión músical sólo al alcance de unos pocos privilegiados. Se desplazan los tempos, se desgranan los armónicos y las voces y los violines se vuelven mesméricos, atrapados en una vorágine de locura y desesperación. La cosa se vuelve etérea y cósmica, como un viajante alzando sus ojos a la despiadada y fría luz de las estrellas, conocedor de que esa luz que ahora mismo contempla viene de estrellas que hace siglos que fenecieron. Y aquí volvemos a recordar al Solitario de Providence con el tema “Celephais” (relato que publicó en mayo de 1922 – ¿veis como Lovecraft sigue vivo después de un siglo?), recitativo melancólico sobre la “ciudad donde el tiempo no existía”.
“La ascensión” se tensa en su inicio, para embarcarnos en un viaje hipnótico, con una brutal acumulación de contrastes, voces rasposas, pero también limpias y graves, tempos raros, música sinestésica en la más pura vertiente ARCTURUS. Asid el timón que la banda os ofrece y abandonad toda esperanza en este viaje sin destino y sin fin. Alucinante como la banda crea la atmosfera perfecta. Es como los relatos balleneros de Melville (“Moby Dick”) o Poe (“Gordon Pym”) hubiesen avanzado de las obras conceptuales y maestras de MASTODON hacia el siguiente nivel de maestría. Un breve y delicado interludio con “Épocas Venideras” nos arrulla para que el frío y despiadado inicio de “The Green” nos pille completamente por sorpresa. Y el tema es como lo escuchado hasta ahora: una acumulación sensitiva de diferentes capas, atmósferas, ambientes… Una obra maestra, una ópera desquiciada, una montaña rusa emocional. Nuevo y celta interludio con “Esus Agápe” para enlazar con “From the Scratch”. Tenso violín en su inicio, atmósfera mistérica que desata una nueva tormenta diabólica, un nuevo descenso al maelström. Los géneros se quedan cortos para encuadrar a la banda; por fortuna, tenemos la muy amplia etiqueta del “Avant-garde”, porque ese interludio de piano y violín… ¡Pues eso, vamos a dejarlo en “Avant-garde”! Porque este tema es otra hipnótica opera con sus distintos movimientos, atmosferas y ambientes. “Unveiling the final courtain” es otro interludio un poco más largo que los anteriores que nos deja respirar después del despliegue de poderío anterior y nos prepara ante el último tema, al que echo un vistazo y veo que se llama “To Finish” y son 09:04 minutos. La cosa pinta mal. Entendedme: tras la avalancha sinestésica anterior, ¿creéis que una banda como AS LIGHT DIES, con su visión, con su concepción musical, con su excelencia va a dejar un relleno o algo malo para el final? Acordes fantasmagóricos me empiezan a reptar por las orejas, entra el charles y una voz femenina, como cantos de sirena, me empiezan a arrastrar. El teclado etéreo, las sincopas de Erich Zann en las guitarras (nuevamente, Lovecraft)… ¡Lo dicho! ¿Qué se podía esperar para cerrar un trabajo excepcional?
Y sí, he vuelto a mencionar nuevamente a Lovecraft, por la fuerza de sus textos y de sus sucintas descripciones. No se prodigaba mucho el Solitario de Providence en largas explicaciones, pero lo que es cierto es que su secreto residía en la evocadora prosa y en los estados anímicos que era capaz de inducir en el lector. Así que si hubiese que poner un hilo musical a “La música de Erich Zann”, publicado también en 1922, sin duda alguna sonaría algo parecido a lo que han pergeñado AS LIGHT DIES en este “The Laniakea Architecture”. Y no hay mayor elogio que ese.
Puntuación
Nota - 10
10
Nota
Y sí, he vuelto a mencionar nuevamente a Lovecraft, por la fuerza de sus textos y de sus sucintas descripciones. No se prodigaba mucho el Solitario de Providence en largas explicaciones, pero lo que es cierto es que su secreto residía en la evocadora prosa y en los estados anímicos que era capaz de inducir en el lector. Así que si hubiese que poner un hilo musical a “La música de Erich Zann”, publicado también en 1922, sin duda alguna sonaría algo parecido a lo que han pergeñado AS LIGHT DIES en este “The Laniakea Architecture”. Y no hay mayor elogio que ese.