BAD RELIGION (USA) «No control» (Epitaph Records, 1989)
Por Daniel Gallar
Finales de los años ochenta, ningún grupo fue tan fundamental a la hora de fusionar el punk clásico de LA con la explosión masiva de hardcore punk californiano (que se distanciaba mucho del de la costa este con bandas como CRO-MAGS o AGNOSTIC FRONT o también del europeo liderado por bandas como THE EXPLOITED o GBH) que se empezó a forjar a principios de los noventa como los míticos BAD RELIGION. Una auténtica institución del hardcore punk melódico californiano con un excelente álbum de debut del año 1982 (en las fotos eran todavía unos niños granulentos y esqueléticos) y que, después de tantos años, nos han dejado un legado de álbumes absolutamente inolvidables (debo de decir que me gusta mucho más su material hasta finales de los noventa que lo que hacen ahora) combinando letras que te enloquecerán y harán pensar, guitarras afiladas, incisivas y cañeras, tempos que te darán dolor de cuello y melodías pegadizas, memorables e inolvidables. Ante todo, la magia de BAD RELIGION siempre ha residido en una perfecta combinación entre la absoluta intensidad sonora del hardcore tradicional con melodías sencillas y memorables que luego darían lugar a otros subgéneros y grupos como LAGWAGON, NOFX, PENNYWISE, RANCID, OFFSPRING o incluso los ahora millonarios y repelentes GREEN DAY. Para un servidor a su vez, BAD RELIGION siempre han servido también para unir a los fans del punk y del metal y hermanarlos (sobre todo en los primeros álbumes). El crossover thrash era una mezcla acertada pero a fin de cuentas eran casi todo grupos hardcore que se habían «aventurado» al thrash y no podían dejar de sonar un poco hardcore. Con BAD RELIGION, sin embargo, nos hallamos con un grupo de hardcore melódico que nunca ha querido aparentar algo que no es para llegar a un público más amplio. Pero es que el nivel de intensidad, furia, rebeldía y decibelios que nos brindaron en sus primeros trabajos es igualable al de cualquier grupo de metal rabioso y ruidoso de la época. Recuerdo incluso antes de llegar a escucharlos que tenía un póster de KREATOR en el que Mille llevaba una camiseta de BAD RELIGION y ahí me empezó a picar la curiosidad. Luego fue escucharlos y decir… “ooops, éstos son de los míos”.
Hagamos un poco de historia: después del brillante y corrosivo debut «How Could Hell Be Any Worse?» a estos chicos se les fue la olla y sacaron un auténtico bodrio infumable progresivo con tecladitos tipo midi llamado «Into The Unknown» que dio lugar a la disolución del grupo. Después de un hiato de unos pocos años los chicos se volvieron a juntar y en 1988 grabaron esa joya que muchos consideran una piedra angular en el punk/hardcore llamada «Suffer» que les colocó de nuevo en el mapa (y de qué forma). Su sonido combinaba la furia punk juvenil del debut con un sonido un poco más maduro (aunque yo no diría pulido), letras hiper inteligentes y melodías combinadas con la energía bestial del hardcore punk (el tema “Delirium of Disorder” me viene ahora mismo a la cabeza). Todo ello aderezado con la voz ABSOLUTAMENTE INCONFUNDIBLE del gran Greg Graffin.
Y ya al año siguiente… BAM. Grabaron esa obra maestra llamada «No Control» a través del mítico sello punk Epitaph propiedad de su guitarrista Brett Gurewitz (aka «Mr Brett»). «No Control» es uno de los mejores discos de punk, o hardcore punk, o como quieras llamarlo que jamás se hayan grabado. Y sé que diciendo esto se cubre uno espectro muy amplio de música, pero es que no hay otra forma de definirlo. Éste, y no «Suffer», fue el trabajo que dio lugar a infinidad de imitadores que nunca pudieron ni acercarse a la calidad de los primeros discos del grupo de Los Ángeles. «No Control» es un disco absolutamente enloquecedor que no te cansarás de escuchar, el más rápido y más furioso pero a la vez increíblemente melódico con esa muralla sónica de guitarras formada por Mr Brett y Greg Hetson y esa sección rítmica irrepetible que formaban Jay Bentley (bajo) y Pete Finestone (batería).
En apenas poco más 26 minutos inolvidables nos encontramos con auténticas joyas (comentarlas todas sería interminable pero que quede claro, TODOS los temas son maravillosos) como «Change of Ideas» que de hecho fue el tema que me enganchó a ellos de forma instantánea. Comienza ese golpe infame de batería y de pronto entra esa muralla sónica tan intensa como melódica que se instala en el hipotálamo y ya no se marchará jamás. Con menos de un minuto de duración, se trata de un tema de ésos que dejan huella y que es en realidad una declaración de principios. Greg Graffin está intratable y el trabajo potente y corrosivo de las guitarras es adictivo. «Big Bang» es uno de los temas más cañeros que jamás hayan grabado los californianos con guitarras crujientes y un ritmo corrosivo típico punk. A nivel batería me encantan los redobles y los cambios de ritmo. El estribillo es increíble. Y qué decir del title track…el comienzo es quizás un poco predecible y típico a nivel punk pero de pronto te topas con uno de los temas más emblemáticos de la banda. Las melodías vocales cortesía de Graffin en el estribillo que empastan a la perfección con las guitarras son de ensueño y perfectas para cantar a pleno pulmón y en cualquier momento. Pura adrenalina. Un tema absolutamente inolvidable que rezuma actitud y furia pero también por supuesto inteligencia. Otro tema que nunca podría olvidar es el mítico «I Want To Conquer The World» con ese lick de guitarra que abre la canción que forma ya parte imborrable de la historia del punk y el hardcore. De nuevo las voces de Graffin son increíbles y rezuman tanta actitud como pasión. A nivel de letras aquí ya roza el nivel de erudito. Quizás las mejores en todo el álbum y de las mejores de su dilatadísima carrera. Se trata, pues, de un auténtico clásico que a mí me sigue haciendo vibrar como la primera vez. Nunca pierde fuerza y frescura.
Otro corte emblemático a más no poder es por supuesto «Sanity». Es el tema más largo de toda la placa, bastante más lento y colocado de forma estratégica justo a mitad del álbum. El medio tiempo va creciendo en fuerza e intensidad con una desconcertante melodía de guitarra genial de vez en cuando que da profundidad y oscuridad a un tema que, por otra parte, gira en torno a la locura y tiene por tanto una atmósfera más seria y solemne que los demás. Las melodías a la voz justo antes del estribillo son sublimes y dan una completa dimensión al tema con palabras clave como «confusion» o «depression» que se quedan como ancladas dejando una huella indeleble en el oyente. En definitiva, un auténtico y archiconocido tema de la banda de LA que nos muestra que no todo va a ser velocidad para destilar carácter y fuerza. «You» es uno de mis temas favoritos de BAD RELIGION de todos los tiempos y un tema que, al igual que «Sanity» o «No Control», todavía tocan en directo con asiduidad. Difícil explicar lo que a mí me transmite… una maravilla. El bajo lleva un ritmo diferente que las guitarras y el tema a nivel de melodías vocales es muy especial y es eso quizás lo que hace que este tema sea tan brillante. Los coros, el estribillo imponente y un final apoteósico dan lugar a uno de esos temas que sabes que formarán parte de la banda sonora de tu vida hasta que dejes de respirar. Una auténtica delicia.
El último tercio del álbum no decae en absoluto con maravillas como «Billy», con unas letras que llegan a emocionar hablando de cómo se fue apagando la vida de aquel chico llamado Billy que acabó atrapado en el mundo de la droga. A nivel musical un tema muy intenso y dramático. Absolutamente fantástico. Otro tema que siempre me ha vuelto loco es el que sirve de colofón a la obra: «The World Won’t Stop». De nuevo con una inteligentísima utilización del bajo y un Graffin rasgando a todo pulmón y dándolo todo para decirnos simplemente que el mundo no se parará cuando ya no estemos. El fadeout del final de la canción queda exquisito dando redondez y epicidad a la obra y dándonos ganas de más… y más… y luego un poco más.
A pesar de que hablamos de un disco grabado en el 89, hoy en día es tan relevante y adictivo como cuando salió al mercado hace todos esos años. A los pocos años después de «No Control», BAD RELIGION continuarían «puliendo» su sonido cada vez más («Against the Grain» o «Generator» son buena prueba de ello) hasta que al final acabaron fichando por la potentísima Sony Music, con lo cual acabaron perdiendo parte del espíritu underground que siempre les caracterizó (aunque luego volvieron a la Epitaph después de unos años).
Resulta muy curioso… tengo amigos metaleros a los que les hablo de BAD RELIGION y se me quedan mirando como si les estuviera hablando de algo que no tiene nada que ver con ellos y otros que sin embargo les adoran y que de alguna forma les consideran más «metal» que muchos grupos que hay por ahí… yo, por supuesto, soy de estos últimos. Son un grupo que me marcaron profundamente y que sigo escuchando con regularidad. Si pienso en mi “formación musical metalera” BAD RELIGION tienen que estar ahí. «No Control» es una auténtica joya lo mires como lo mires, con un nivel de intensidad difícil de superar y unas melodías que casi te conmoverán. Si nunca les diste una oportunidad…ya sabes, porque nunca es tarde para disfrutar de la buena música tocada con honestidad. Si te gustan, bien. Y si no, ¡pues también! ¡ANTOLÓGICO!
“Sanity is a full-time job…
In a world that is always changing”
Nota - 9.6
9.6
Nota
Son un grupo que me marcaron profundamente y que sigo escuchando con regularidad. Si pienso en mi “formación musical metalera” BAD RELIGION tienen que estar ahí. "No Control" es una auténtica joya lo mires como lo mires, con un nivel de intensidad difícil de superar y unas melodías que casi te conmoverán.