CARNIFEX (USA) «Graveside Confessions»

La banda californiana de deathcore CARNIFEX presentó en septiembre su octavo álbum que lleva por título “Graveside Confessions” con un sonido arrollador que se acerca al death metal de la vieja escuela y con una notable presencia de black metal. No elegir entre death y black metal sino sacar lo mejor de ambos mundos es lo que la banda ha conseguido y parece que se lo está pasando en grande tocándolo. “Graveside Confessions” rebosa entusiasmo y vitalidad, riffs aplastantes, solos excepcionales y una renovada lujuria por la destrucción. Y, en caso de que te preocupe que hayan destituido por completo la excelencia en la composición de los temas para soportar esta fusión, puedes estar seguro de que esa es precisamente la razón por la que este álbum funciona y que habita en el reino del deathcore que bombea adrenalina sin descanso.

En “Graveside Confessions” no se da un paso atrás en brutalidad y energía o lo más importante, calidad.  Aunque hubo numerosos cambios en la formación de la banda a lo largo de su tiempo, lo que no ha cambiado es la brutalidad sin concesiones que CARNIFEX nos trae trabajo tras trabajo. Tras la marcha del guitarrista principal, Cory Arford dio un paso al frente y con sus riffs absolutamente locos deja claro que no necesitan sustituto para Jordan Lockrey, por lo menos, no urgentemente.

Scott Ian Lewis se mueve con fluidez entre bramidos devastadores, monstruosos rugidos y encuentra sus demonios más internos para escupir los chillidos y los gritos más feroces que jamás hayas escuchado y su claridad no se rompe ni por un momento en todo el álbum. Al mismo tiempo, Shawn Cameron te dejará respirando con dificultad al atacar los temas con ritmos pesados ​​e implacables. La batería se siente por encima de las guitarras y el bajo de Fred Calderon mientras esparce un ritmo de ametralladora a lo largo de todas las pistas.

“January Nights” es un tema instrumental oscuro a mitad de álbum que llama la atención por ser un tema puramente black metal lleno de trémolos y que funciona como respiro antes de que CARNIFEX cambie hábilmente la proporción entre death y black para los temas que siguen.

La fuerte estética de la composición, la increíble batería y los ganchos afilados permiten que las pistas finales aterricen con el máximo impacto al mismo tiempo que los adornos orquestales participan sólo cuando son más efectivos.

La producción es asombrosa y sólo merece los mejores auriculares para apreciarla por completo.  Las melodías ennegrecidas e inmensos riffs están llenos de drama y pasión. No hay duda: este álbum es asombroso.