[CRITICAS] BEING AS AN OCEAN (USA) «Being as an ocean» CD 2015 (InVogue Records)
Autor: Titus Ferrer Bellés
Pasión. Esa es la palabra que define el trabajo que BEING AS A OCEAN vienen haciendo desde su primer “Dear G-d”, desde el cual fundaron ya una sólida fan base contagiada de esta apasionada visión de la música entendida como un medio a través del que depurar el corazón.
Lo que da sentido a la música de BEING AS AN OCEAN es el uso de su desgarrador estilo, mezcla de un moderno hardcore melódico con intensos momentos de spoken Word, como transmisor de unas letras melancólicas, generalmente tristes, y desesperanzadoras. Letras que tienden a mostrar lo peor de nosotros mismos para incentivar un cambio. El espejo que nos muestra lo peor del ser humano.
En este caso vuelven con un álbum, de nuevo sin más título que el propio nombre de la banda, un disco casi conceptual. Muy centrado temáticamente en el abuso y la violencia familiar. Un disco que se inicia y se acaba con dos pequeñas sagas que muestran la parte más frágil de la psique de los que por desgracia sufren tal agonía.
El disco se inicia con los dos capítulos de la historia de Richie y su abusador padre.
Y estoy seguro de que si decidieron sacar esta primera “Little Richie” como single es por su capacidad de resumir tan bien la esencia del álbum entero.
Desde su anterior “How we both wonderouslly perish” vienen ya experimentando su vertiente más melódica, tanto a los instrumentos como en la voz de Michael McGough, que en este caso se atreve a dar un paso más allá y deleitarnos con melodías más intensas y vocalmente complejas. En “Little Richie” esto ya queda claro, al ser un tema con estribillo pegadizo y de estructura relativamente común para tratarse del grupo que se trata. En cambio “Ain’t nobody perfect” tira más de un estilo más cercano a su primer álbum, y pese a contar con mucha parte de voz melódica, el monólogo de Joel Quartuccio pasa a ser la parte más fundamental de la canción. Al fin y al cabo el paso es lógico, pues el tema nos narra la desgarradora conversación de Rich con su odiado padre y de la importancia del perdón.
A partir de aquí el grupo se desbanca del tema central para explorar otras sensibilidades, estando formada la parte central del álbum por una estructura temática algo más común. Sin ir más lejos “The zealot’s blindfold” es uno de los temas más de manual del álbum (Y también de los menos destacables), contando con una parte final más cercana al hardcore melódico más, habitual de lo que el resto del disco consigue desentenderse en cierta manera.
“Sleeping sicarii”, que ya pudimos escuchar previa salida del álbum es posiblemente otro de los temas más efectivos del álbum, ya que pese a seguir una estructura más común que ninguna, está teñida de una melancolía tan cruda, y a la vez tan cercana que funciona casi como firma, y evita en todo momento que caiga en el anonimato de la repetición que distingue al género. Además el riff principal entra con una fuerza casi sorpresiva si tenemos en cuenta el camino que parece que toma el álbum.
BEING AS AN OCEAN es un grupo más que conocido por ser una banda abiertamente cristiana, de las que pueblan el panorama actual. Y en este caso han decidido dar más rienda suelta que nunca a esta faceta, de una manera ms conceptual que predicativa. Y es por eso que, pese a que uno pueda no compartir estas creencias (Sin ir más lejos yo no las comparto), cierto es que con ello han conseguido enfatizar sus letras y su mensaje y darle al concepto un sobrepeso que sirve como herramienta de desgarro. De una forma casi apocalíptica. Y desde este texto me gustaría mostrarme a favor de ello. No veo inconveniente alguno en usar las creencias de uno, de una forma tan meramente expresiva. En ningún momento centrada en convertir ni atraer a nadie. No imponen, comparten. Narran a través de ello. Es por eso que no debe asustarle a nadie ver títulos de canciones como las siguientes “Judas our brother” o “St Peter”, y menos cuando esta segunda explota tan bien el spoken Word apasionado de Quartuccio, en un tema sin guturales. Un tema que solo necesita de melodía y palabra apasionada para convertirse en el más luminoso (en concepto) del disco. Un respiro esperanzador al que se une “Forgetting is forgiving the I”, canción que condensa toda su fuerza en su poderosísima parte final que combina al Joel más desgarradoramente intenso, con la más dulce melodía vocal de Michael. Un tema que nos habla de dejar el pasado atrás, y así debemos hacerlo antes de hundirnos en la desolación final que nos tienen preparada.
Así pues el tercer disco de BEING AS AN OCEAN termina con la narración de uno de los capítulos más oscuros, si no el más oscuro de todos los que la banda ha escrito. Y lo hace en forma de trilogía. Tres canciones complementarias en lo que a letra se refiere, que desembocan en el poderoso mensaje del que nos hablaban al empezar llevado al más extremo de los extremos. “The world as a stage”, “The sins of the father” y “…and their consequences” nos hablan del odio y de cómo este acaba con la vida de la que ellos describen como la niña angelical. En el spoken Word de “The sins of the father” describen con descarnada claridad las visiones y sensaciones que evoca la escena del crimen. Es inevitable sentir la sangre de uno helarse al escucharla (entendiendo la letra) por primera vez. Uno de sus temas más poderosos y oscuros, como ya he dicho.
Y así, por último, y aún con el estómago encogido, “… and their consequences” decide abrir una pequeña puerta a la esperanza. Las melodías de guitarra, y ese riff que casi parece sacado de un género que no fuese el que están tocando, ayudan a la transmisión del mensaje. No nacemos odiando, es algo que aprendemos al vivir. Y en nuestras manos está el frenar esta epidemia. Este es el mensaje que lanza el tema encargado de cerrar un álbum tan moralmente comprometido. Así pues el tercer álbum de BEING AS AN OCEAN se cierra con un Joel Quartuccio pidiendo que le demos sentido a lo que acabamos de escuchar. ‘Be the one who turns the page, I beg you’.