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[CRÍTICAS] POLAR (GBR) «No cure no saviour» CD 2016 (Prosthetic records)

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Por Titus Ferrer Bellés

Que ganas teníamos ya y como se ha hecho de rogar lo nuevo de uno de los grupos europeos más queridos por muchos, y entre los cuales me incluyo.

Por fin tenemos ya a nuestra disposición lo nuevo de POLAR. Un golpe de Melodic hardcore/metalcore directo a la dentadura y tan o más atractivo que su último pelotazo: “Shadowed by vultures”, que les sirvió de carrerilla para pegar el gran salto que les está elevando ahora mismo.

Por suerte, han decidido evolucionar musicalmente en la dirección que ya apuntaba el mencionado. Pese a la poderosa presencia de la caña, el leitmotiv del álbum son las melodías de abrumadora intensidad. Y es que el secreto de POLAR es lo bien que han sabido entender el éxito de  la nueva oleada de hardcore melódico. Convirtiéndose en un grupo con una identidad propia poco común en un marco como este. Sin miedo a salirse de la línea y con una ambición que se ha visto reflejada en su obra, pero que nunca les ha despegado los pies del suelo.

Recuerdo las dos veces que he podido disfrutarles en directo con un cariño enorme, pues más allá de una interpretación muy buena de los temas, recuerdo una pasión y una familiaridad tanto por parte del público como por parte del grupo que le da sentido no solo a su música, si no a lo que el género significa.

¿Por qué “No cure / no saviour” me parece el camino correcto a seguir? Por qué le da sentido a la palabra evolución en un contexto en el que a veces se ve malinterpretado. Por qué POLAR han seguido fieles a su sonido. Pero a su vez los elementos que lo configuran han crecido, tanto en técnica como en fuerza. Y por encima de todo me llama la atención el crecimiento vocal de Woody, que por otro lado llevamos experimentando desde trabajos atrás. Cambio que experimentamos casi en cada nuevo disco, pero que esta vez va más allá de una voz distinta. Esta vez se crean nuevos registros, aparecen estribillos absolutamente melódicos (herencia ya de su anterior trabajo, pero más acentuado que nunca) sin necesidad de recurrir a la voz clara. El rasgado tan personal que ha aportado siempre, esta vez es más único de lo que jamás ha sido.

El disco se inicia precisamente a partir de esta intensidad vocal que introduce uno de los temas más cañeros: “Blood for blood”. Y pese a esto, cuenta con el primero de estos estribillos melódicos previamente mentados. Y que pese a basarse en la intensidad vocal, como se repite muchas veces a lo largo del álbum, no quita protagonismo a una bellísima melodía de guitarra, encargada de guiar nuestra percepción de la voz. Igual no está tan claro al final quien lleva la batuta. El breakdown final, por supuesto, es marca de la casa. Y amen de enlazar directamente con el siguiente tema: “Downfall”, también recalca el –de nuevo- crecimiento instrumental de la batería de Nick. La cual no solo ha ganado en el campo de la composición y la técnica, si no que a nivel de producción ha ganado más enteros que ningún otro de los componentes.

De “Downfall” lo que más me gusta destacar, amén de un estribillo que nos lleva directamente a “Glass cutter”, es la melodía de guitarra que procede al último breakdown/estribillo. Magia pura.

A primera escucha fue con “King of kings” cuando perdí definitivamente la cabeza. Todo álbum tiene un tema que nos enamora perdidamente la primera vez, y en este caso fue este. La oscura, casi arabesca, guitarra que abre el tema, los discretos ambientales electrónicos que preceden al estribillo y que estallan en la increíble subida que pega en su estribillo, en el que Woody toca el sol con la punta de los dedos la hacen caballo ganador.

Su segundo single, “Until the light” es el medio tempo que hará estallar las gargantas de los asistentes a sus directos. Un tema, a mi parecer compuesto exclusivamente para ello. La guitarra envuelve, esta vez de manera agradable unas voces unidas que en este caso tienen un lugar directamente preparado en forma de coros. Un tema que puede servir de gancho para los oyentes menos hechos al género, en el cual han decidido explotar más que nunca la buena mano que tienen para componer esas melodías tan suyas. Si tuviesen ese maravilloso solo de guitarra a modo de puente, por mi todos sus temas podrían ser radio friendly.

De “Tidal waves and hurricanes” ya se ha hablado, pero además de contrastar con el tema anterior, me parece, como siempre, valiente cuando un grupo en expansión presenta un disco con uno de sus temas más cañeros. Pues pese a la presencia de importantes coros, y estribillo melódico, el tema casi entero sigue sintiéndose bruto y poderoso. La presentación de esta nos confirmó a los fans que hacíamos bien de esperar a lo grande, y además tuvo el poder de enamorar a los desconocedores.

Tras pasar por “No cure”, el primero de los interludios, nos asalta otro de los gordos con el primer y único tema con colaboración del álbum. Y qué colaboración. El mismísimo Andrew Neufield, que termina poniendo su nombre en uno de los temas más característicos del disco. Un contraste brutal entre la parte trallera más descarnada de todo el largo, y el estribillo más pegadizo y de corte más (llamémosle) pop. El tramo de neufield bien podría estar arrancado directamente de cualquier tema del “Broadcasting”. “Deus ex machina” será otro de los más recordados cuando el disco haya sido digerido por el público. Y a su vez crecerá en sus directos a medida que lo haga el volumen de fans que acompañen al grupo.

Lo que sí que no me esperaba era esa reinterpretación de su antológica “Destroy”. Tiene sentido, pues no nos olvidemos de que “Shadowed by vultures” ya contenía la anterior “Create”. Y esta reinvención tan ambiental y envolvente casa perfectamente con el tono del disco.

El segundo e inquietante interludio “Cloud dark nothing” nos introduce de lleno en la que será la parte final del disco. Que se inicia con un tema muy en la onda de “Tidal waves and huracanes”. Uno que recuerda a sus primeros trabajos. Que pese a no estar en el mismo nivel de descontrol, si contiene unas guitarras que recuerdan directamente a, por ejemplo “Tonight mathew I am the Batman”. Amén de un breakdown final pasadísimo de revoluciones. Un tema sin el contraste melódico más acentuado para los que demanden la tralla absoluta.

Y ahora sí, casi con tristeza, cerramos el disco con un intensísimo ejemplo de melancolía casi instrumental en su totalidad. Con un protagonismo absoluto de la guitarra, que al final sí que resulta que ha sido la encargada de guiarnos por estas tierras de pasión y poderío. Woody desata por última vez la fuerza que contienen sus cuerdas vocales por última vez casi a modo de despedida. Y al al final, entre todos, consiguen que terminemos el disco con la sensación de que la larga espera ha valido la pena.

“No cure / no saviour” es un disco algo más complejo que su predecesor “Shadowed by vultures”, del cual está más que a la altura. Y es que es un trabajo que gana muchísimo a cada escucha. Tal vez el factor sorpresa no sea tan potente como lo fue en su predecesor, pues su sonido ahora ya estaba presentado, pero sin duda es uno de aquellos casos en los que el discípulo, terminará comiéndose al maestro.

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