GUHTS (USA) «Regeneration»

“La gran esperanza blanca” es el título de una película pugilística de 1970. Título racista donde los haya, hacía referencia al contrincante del boxeador Jack Jefferson, el primer afroamericano en ostentar el título de campeón mundial de los pesos pesados. A lo largo del metraje, al protagonista se le hacen mil perrerías hasta que al final le ofrecen un combate amañado que hiciese retornar el título a un hombre blanco. ¡Ah, el frágil ego de los blanquitos! Supongo que desde entonces, el concepto se ha filtrado en la cultura popular para designar a la próxima gran estrella, sea del campo que sea de las nobles artes, del deporte o de lo que sea. ¡Colorea y aprende con Teo!

Y aquí nos encontramos, a principios del 2024. Otro año más para, en el campo que nos atañe, nuevas decepciones musicales. Las grandes bandas, los grandes nombres, eso que nos ofrecen como “la gran esperanza blanca” caerán y se quedarán en bandas de un solo single o de un solo álbum. Que ya nos conocemos y uno ya peina canas. Pero, de vez en cuando, entre toda la morralla, se realizan hallazgos que prometen y deseas que les vaya bien y no sean eclipsadas por engendros mediocres de la industria musical. Por ahí atrás quedaron los brutales PULKAS, los eclécticos EARTHTONE 9 y un montón de bandas más. Tuvieron su momento y algo para la posteridad hicieron, pero… En la desangelada escena actual, hay que seguir buscando esa “Gran Esperanza Blanca”. Y para muestra, un botón. El año pasado, el cartel del Resu fue una auténtica delicia, combinando un montón de grandes nombres clásicos con una tonelada de nuevas bandas hambrientas. Yo estuve allí y fue un locurote. Lo que disfruté con las vacas sagradas y con los recién llegados. Pero este año, hay algunos nombres… Que tengo que ir yo a bajar la media de edad y paso de los cincuenta palos. Aun así, como decía, hay ocasiones que entre los escombros, uno descubre joyas. Tal es el caso de los americanos GUHTS y su primer larga duración de nombre “Regeneration”.

“White Noise” se inicia con un arrastrado desarrollo musical, acompañado de una tensa línea de piano. La propuesta musical repta desde los reinos de Doom, del Sludge, pero hay algo más: la mesmérica voz de Amber Gardner, la ecléctica guitarra de Scott Prater, que según requiera la ocasión acaricia o desgarra. Una base rítmica que es la perfección milimétrica y que es compacta, impenetrable y concisa. La banda bebe de antiguas fuentes como ya he indicado, con esos ritmos lentos y ampulosos de la atmósfera Doom, pero no son una banda del género. Como también del Sludge y como del Post y otros estilos más. Beben de todos ellos, pero no son nada de eso; son, simplemente, algo más, la evolución natural de los mismos hacia algo novedoso. “Til Death” es otro crepitante tema de tempo agónico, donde todo es atmósfera. La voz de Gardner es feérica, como un chamán ante sus acólitos. Me recuerda a la intensidad vocal de Karyn Crisis de CRISIS, la mejor banda del underground desconocido. Y como he indicado anteriormente, el tema es todo atmósfera, todo emoción, todo escalofríos por la nuca. “The mirror” se inicia con una simplista línea de piano, a la que prontamente se une la guitarra, la voz se vuelve más reflexiva e introspectiva. Pero la banda vuelve a brillar en un tema que deambula entre la melancolía, los pasajes abiertos y embriagadores… Es flipante la capacidad de la banda para desarrollar una música altamente emocional, con un aire cinematográfico, como la banda sonora de una película atemporal de cine Noir. Y este tema no hace sino subir y subir, añadir más y más capas de matices, de efectos, de voces, de emociones…

“Handless maiden” es pesadísima y saturada, con esos insertos de sintetizadores de fondo que le dan brillantez y pomposidad. Amber se desgañita a gusto, mientras Daniel Martínez al bajo y Brian Clemens a la batería entretejen una base rítmica que es sólida como la Gran Muralla china, pero a la vez dejan el suficiente aire para que el resto de la banda trabaje libremente sobre la misma. “Eyes open” sigue sobre esa misma línea pesada en sus riffs iniciales para luego evolucionar hacia esos ramalazos de XXX-gaze. No se me ocurre una definición para lo que hay, porque como he indicado anteriormente, beben de muchas fuentes y se entrevén en las composiciones, pero siempre hay algo más. Tienen Doom, tienen Sludge, tienen Post, mucho Shoe-gaze, mucha intensidad sónica, de guitarras distorsionadas y con efectos, pero no sé… ¿Metal-gaze? ¿Post-Sludge-gaze? ¿O es que, simplemente, GUHTS se han buscado la vida por su cuenta y han desarrollado su propio estilo, el GUHTS-gaze? “Generate” se inicia de una manera angelical, casi romántica, y se me viene a la cabeza SOPOR AETERNUS convenientemente metalizado, porque la banda está ahí para darle su toque de tensión emocional marca de la casa, en una escalada instrumental que parece no tener fin. Cierran el trabajo con “The Wounded healer”: oscura, tensa, añadiendo en cada vuelta de compases una nueva capa, un nuevo matiz, una nueva atmósfera. Y hacia la mitad del tema, en esa espiral ascendente alcanzamos una nueva meseta de música hermosamente hiriente y así, entre vueltas y revueltas, entre desarrollos circulares alrededor del mismo leitmotiv, los músicos van abandonando la escena hasta que nos quedamos con la angelical voz desnuda de Amber Gardner.

El Retorno de la Gran Esperanza. Esa banda capaz de remover los cimientos de la música actual. Si bien es cierto que SLEEP TOKEN parecían llamados a ello, suena todo como a algo enlatado, a sobre producido. ¡Y, oye, que me encantan, me rechiflan! Tenía expectativas de haberlos vistos en directo en el Resu del año pasado, pero al final se cayeron del cartel. Por el contrario, con GUHTS, tenemos una banda hambrienta, con la intensidad sónica de AMENRA, la experimentación de ISIS, la riqueza de CULT OF LUNA. Pero, hay algo más: hay identidad, hay organicidad y, espero, hay GUHTS para rato. Este “Regeneration” es sólo el primer aviso.