IN FLAMES (SWE) «Lunar Strain» (Wrong Again Records, 1994)
Por Daniel Ureña Cruz
Hace mucho, mucho tiempo, existía un mundo donde las melodías en el death metal tenían un sentido firme y renovador del estilo: momentos de cambio que oxigenarían un panorama cargado de violencia sonora y guturales a hachazos, tiempos en que la escena no estaba colapsada por niños con flequillo largo que juegan a ser machotes y un contexto donde todas las casuísticas favorecían la apertura musical hacia unos nuevos derroteros que, desgraciadamente, caerían en estereotipos informes y en bandas con poca o nula originalidad. Ahora, en nuestra actualidad, estamos viviendo malos tiempos para el death melódico: la singularidad se ha perdido por completo y las formaciones clásicas del género han mutado hacia estilos poco convincentes en relación al metal extremo, como ha ocurrido, entre otros, con el caso de la banda que nos ocupa: IN FLAMES.
Parece más que mentira que el grupo que grabó este “Lunar Strain” (1994) sea el mismo que nos “regalara” (porque para ser sinceros, ni siquiera regalado se quiere), bajo el mismo nombre, bajo la misma etiqueta, álbumes como “Soundtrack To Your Scape” (2004), por no continuar el elenco de grabaciones desde dicho punto (y algo antes…) hasta la actualidad. No obstante, pertenecen ya como clásicos dentro de la escena melódica del death metal álbumes imprescindibles como “The Jester Race” (1996) y “Whoracle” (1997), dos trabajos con un potencial y originalidad fuera de dudas. Pero lejos quedan los tiempos de su primer álbum, el que nos ocupa en este espacio, un disco por desgracia bastante olvidado de su discografía pero el más extremo en su haber. “Lunar Strain” pertenece a ese momento de cambio que el death metal estaba viviendo a mediados de la década noventera (recordar la fecha: 1994), contexto en que se produjo una interesante apertura musical dentro del género, apareciendo en lo sucesivo bandas que incorporarían un sonido más groove a sus trabajos, aunque manteniendo la esencia siempre extrema; es el caso de SIX FEET UNDER con su álbum “Haunted” (1995). En otro orden de cosas, la escena de Gotemburgo preparaba su asalto al momento de cambio con melodías insertas en el género, a pesar de que algunas bandas suecas ya se habían adelantado, poniendo su granito de arena incluso desde inicios de la década, tal es el caso de AT THE GATES, referentes indiscutibles del death melódico europeo, mientras otras continuarán con el sonido clásico, como DRACENA.
No obstante, pensar en IN FLAMES es pensar en 1990, cuando Jesper Strömblad se lanza al ruedo formando una banda para expresar las inquietudes melódicas aplicadas al death metal que con su formación principal, CEREMONIAL OATH, tenía como misión imposible. Ese proyecto resultó ser infinitamente más rico que su principal trabajo, que abandonó en 1993 para dedicarse íntegramente a su nuevo “grupo”. Ese mismo año, el que ya fuera ex miembro de Ceremonial movilizó a Glenn Ljungström y Johan Larsson, guitarra y bajo respectivamente, para dar a luz a la primera formación de IN FLAMES, poniéndose a trabajar para escribir, grabar y auto producir su primer plástico, “Lunar Strain”, cuya voz corre a cargo de Mikael Stanne (DARK TRANQUILITY), y convirtiéndose, aunque las malas lenguas digan que es un disco poco reconocido de la banda, automáticamente en todo un clásico de la escena extrema. A partir de aquí muchas cosas cambiarían, aunque el germen sea muy anterior a la aparición de este primer trabajo, como dato remarcable y coincidiendo con los primeros pasos de los igualmente abisales y anteriormente citados AT THE GATES.
“Lunar Strain” es un álbum compuesto por diez cortes que contienen una rica variedad de matices sonoros. Sin ir más lejos, el registro vocal pertenece a un abismo entre el death y black gracias a la diabólica voz de Stanne, que recuerda incluso a aquel último trabajo de los míticos DEATH, “The Sound of Perseverance” (1998), donde Schuldiner cambió significativamente su registro. Las guitarras armonizadas no dejan de poseer un fuerte regustillo a IRON MAIDEN y el cómputo sonoro, siendo sinceros, posee potencia vocal, intimidante, pero instrumentalmente queda muy lejos de la fortaleza que el death metal debe poseer, de ahí que una importante legión de seguidores al género argumenten que el death metal melódico no existe y, por tanto, no debería considerarse a dichas bandas como partícipes del movimiento death. Nada más lejos de la realidad, les invito a escuchar los tres primeros álbumes de estos IN FLAMES, porque cuando se habla sin conocimiento de causa se tiende a disparar antes que a preguntar, y los tiros absurdos terminan por dejar a la gente en pañales.
El inicio del álbum no podría ser más DEATH. De hecho, “Behind Space” bien parezca pertenecer a un álbum de la banda de Schuldiner. ¿Quién puede decir que lo que está escuchando no es death metal? Si alguien en la sala lo piensa seriamente, que la abandone de inmediato porque, francamente, desconozco qué hace escuchando este género ni su concepción del mismo. Es un inicio más que potente para un álbum que mantendrá el nivel hasta el final, algo que se potenciará tras el subidón inicial con “Lunar Strain”, de rítmica más pausada inicialmente pero de melodía posterior con baterías potentes a la cabeza. Con “Starforsaken” se introducen elementos del folk / neo folk (a pesar de ya existir un interludio en el primer corte) a los que pronto se unirán, poniendo fin, sonidos rápidos con voces desgarradoras en uno de los temas más destacables del álbum. En “Dreamscape” volvemos a ese regustillo DEATH instrumental atenazado por elementos fiesteros gracias a la melodía que se introduce rápidamente en nosotros, tal y como también ocurre con “Hårgalåten”, aunque en esta ocasión la instrumentación eléctrica no es tan acusada. Nos encontramos ante dos temas instrumentales donde los punteos son lo más característico en una esencia cuasi medieval, gracias sobre todo a la instrumentación de cuerda.
Continuamos con la fiesta en el ecuador del álbum, donde nos encontramos dos cortes cuyo título es “Everlost”, dividido en dos partes. En esta ocasión se trata de dos temas que descienden en nivel de dureza: la primera parte entronca un death muy melódico y lento, mientras el segundo bien se acerca a lo que el gothic metal de inicios del 2000 nos empezó a brindar. En un término medio encontramos, con voces guturales, “In Flames”, donde bien parezca que el propio alegato a la banda queda corto en potencia, limitándose incluso en su recta final a bajar el nivel gracias a unos punteos que modifican continuamente la rítmica del tema, algo que volverá a relucir con voz propia en el siguiente corte, “Upon an Oaken Throne”, con una enorme influencia heavy metal. En esta ocasión la voz de Stanne se perfila en primer nivel, acompañada a las filas por unas guitarras ciertamente espectaculares aunque simples y directas, tal y como ocurre en el corte encargado de cerrar este plástico, “Clad in Shadows”, de melodías pegadizas y rítmicas sin grandes artificios, como ocurre en la mayor parte del álbum.
Podríamos decir que “Lunar Strain” es un trabajo impecable aunque aún primitivo en la carrera de IN FLAMES, algo que no ha impedido, sin embargo, que sea considerado un clásico por méritos propios. Se trata de un disco con una rica variedad de matices que llevan desde el folk hasta el death metal más melódico, todo ello edulcorado con influencias más que notables del heavy metal y el black. Es un trabajo directo al corazón, simple en instrumentación pero ameno en su escucha. El sonido fue muy pulido en posteriores trabajos, pero aquí toda la esencia de IN FLAMES se encuentra en pleno apogeo, el germen de una banda que desgraciadamente ha caído en un bucle de extrañeza sonora, demasiado alejada de sus actas fundacionales, lo que ha provocado que numerosos fans que incluso lo eran de sus primeros trabajos hayan dado la espalda a los de Gotemburgo, y la perspectiva de futuro no augura un cambio en ello ni un resurgir de aquel eco añejo y extremo que atesoraban en su primer asalto al death metal.
Nota - 7.5
7.5
Nota
Podríamos decir que “Lunar Strain” es un trabajo impecable aunque aún primitivo en la carrera de IN FLAMES, algo que no ha impedido, sin embargo, que sea considerado un clásico por méritos propios. Se trata de un disco con una rica variedad de matices que llevan desde el folk hasta el death metal más melódico, todo ello edulcorado con influencias más que notables del heavy metal y el black.