NIGHT VERSES (USA) «Every Sound has a color in the Valley of Night»
Equal Vision Records, 2023
Se conoce a la sinestesia como una variación no patológica de la percepción humana. Los sinestésicos experimentan de forma automática e involuntaria la excitación de una determinada zona de su cerebro ante determinados estímulos. Para que nos entendamos, un sinestésico, puede oír colores o saborear números. Es como si entre uno de sus receptores y su cerebro hubiese un cruce de cables ¿Hay o no hay pa’cagalse? ¡Colorea y aprende con Teo!
Supongo que para el que lo sufre, tendrá sus cosas buenas y sus cosas malas, como quien padece Síndrome de Stendhal y se ve arrebatado al contemplar muchas obras de arte. Pero, no me digáis que no molaría visualizar un arcoíris de colores escuchando un disco concreto. Pues desde esta premisa, nos vamos a introducir en el sinestésico título de “Every sound has a color in the Valley of night: Part 1” (todo sonido tiene un color en el valle de la noche) de los americanos NIGHT VERSES.
Con respecto al álbum, no voy a contaros nada sobre el listado de canciones o sobre los miembros que lo conforman o si queréis, sí. Pero se perdería parte de la magia si hiciese una reflexión más ceñuda y, digámoslo así, más científica. Se trata de un power-trio formado por Nick DePirro a la guitarra, Reilly Herrera al bajo y Aric Improta a las tímbalas. Y ya no quiero hablar más sobre eso, porque lo que nos interesa es la sustancia. Y aquí hay a toneladas. Sustancia, calidad, ideas, personalidad y talento.
Enseguida sabréis de que os hablo cuando os hable de esas bandas que son minoritarias, que no son de grandes estadios llenos hasta la bandera y os preguntáis por qué no son más conocidas o más populares. Y ¡ojo! Que he disfrutado a los IRON MAIDEN en el Resu, pero también a BARONESS en el Kafe Antzokia. ¡Ah, la Música y sus extraños caminos para llegar a tocarnos la fibra! NIGHT VERSES tiene esa extraña característica de los genios, de hacer una música a primera impresión harto compleja, lo que los lleva a no ser una banda llena-estadios. Es una sinergia de tres genios compositivos que deambulan entre el Rock Alternativo, el Shoegaze, el Post-HardCore, y veinte estilos más. Son una banda que te permite disfrutar de su experiencia desde dos puntos de vista. Desde el emocional, desde la víscera y los sentimientos como del intelectual, si eres de los que disfruta sumergiéndose en las complejas estructuras y atmósferas. Todo este trabajo rezuma una calidad que te obliga a disfrutarla y si bien se puede consumir de forma lúdica, lo que os he dicho, es una experiencia tridimensional y sinestésica. Y lo sé, no es una banda que llenará grandes estadios. Que también os digo, no hay nada malo en ello. Hay bandas que se han labrado su reputación y la respuesta de su público. Ya os lo he dicho, he disfrutado de los cabezas de cartel del Resu como un enano. Pero también es cierto, que hay bandas “pequeñas” que son igual de respetables y, en ocasiones, incluso más que algunas de las grandes. Pero también os digo, hay en esas bandas minoritarias algo especial, algo mágico, algo que nos hace disfrutar como de un pequeño placer secreto, algo que les otorga ese grado de exclusividad.
Se me viene ahora mismo a la cabeza – mientras disfruto de mi enésima escucha del trabajo de los americanos- la apertura del Resu de este año. Abrían el festi los LAMPR3A en un escenario pequeñito, pero allí estábamos mis colegas y yo flipando con la grandeza de la banda. Hice la crítica en su momento de los españoles y los meses previos al evento, les estuve dando la brasa a base de bien a mis amigos con la banda. Y, en aquel momento, recién llegados al festival, la banda y nosotros, hubo una comunidad, un sentimiento de pertenencia a una élite, un Síndrome de Stendhal ante lo que desarrollaba ante nuestros ojos y nuestros oídos.
Que sí, que lo sé. Que volveré a ir a otro macro-festival, ya se andan barajando nombres. Pero también hay momentos para la introspección, para la exclusividad, para esa pausa emocional, para ese disfrute personal y solitario, para regocijarse en ese pequeño tesoro desconocido para el resto de la humanidad. Y sí, hay un cierto sentimiento egoísta en lo que os estoy contando. Pero tampoco soy tan malo, por eso os estoy hablando de este placer sinestésico que es el “Every sound has a color in the Valley of night: Part 1” de los californianos NIGHT VERSES.
Puntuación
Nota - 10
10
Nota
Pero también hay momentos para la introspección, para la exclusividad, para esa pausa emocional, para ese disfrute personal y solitario, para regocijarse en ese pequeño tesoro desconocido para el resto de la humanidad. Y sí, hay un cierto sentimiento egoísta en lo que os estoy contando. Pero tampoco soy tan malo, por eso os estoy hablando de este placer sinestésico que es el “Every sound has a color in the Valley of night: Part 1” de los californianos NIGHT VERSES.