SEPULCHRAL CURSE (FIN) «Abhorrent Dimensions»

Antiguamente, la mayoría solía tener listo un disco en apenas un año. Incluso los sellos exigían por contrato que esto fuera así. Claro que, así pasaba, que muchas veces los discos eran un auténtico truño.

Me ha pasado últimamente que tras esperar algunos años entre discos de grupos, el resultado no ha sido el deseado. Y con SEPULCHRAL CURSE hay algo de esto.

Editaron su debut, “Only Ashes Remain” allá por el 2020 (año de pandemia) y personalmente me pareció un disco redondo en todos los aspectos.

Los finlandeses se curraron un buen álbum de Death Metal correoso y oscuro con ciertas reminiscencias Black, o por lo menos con afinaciones de este estilo. Sin ser un disco favorito, sí que le dí bastantes tientos. Y es ahora, tres años después cuando graban y editan este segundo disco, “Abhorrent Dimensions”.

Comenzando con la producción del álbum, que me ha parecido rara. Y no es que suene mal, pero me ha parecido como muy espesa, muy típica para el sonido que poseen. No sé cómo expresarlo, pero esperaba algo más limpio. Las guitarras se comen un poco a parte de la base rítmica, y la voz, cuando consigues que empiece a sonar (quizás demasiado interludio, introducciones y morralla instrumental…) es un trueno oscuro y gutural que no me pega demasiado con la música.

Estilisticamente hablando, me ha sonado un poco a los viejos ZYKLON (sin sus velocidades de vértigo) o a NAGLFAR o DAWN, pero más metidos en el rollo Death Metal escandinavo actual.

No sé, quizás me haga falta escucharmelo un par de veces más para poder disfrutarlo, pero de momento me ha dejado bastante impasible.

Es un disco que no se te queda tras varias escuchas, que no deja huella. No quiero decir que sea simplón. En el fondo los temas están bien ejecutados, los ritmos son intensos y cañeros, pero a mí personalmente me ha dejado bastante que ni fu ni fa.

Eso sí, hay una auténtica explosión de guitarras, con muchísima variedad, cantidad de cambios estilísticos dentro del propio estilo de la banda. El impecable trabajo de Jaakko Riihimäki y Aleksi Luukka con las seis cuerdas hacen del disco un torbellino de oscuridad, pero repito que todo está colapsado por la producción espesa y algo caótica.

Le hubiera dado más puntuación, de hecho, si hubiera sido la reseña de su disco debut, lo mismo le habrían caído un par de puntos más, pero el problema es que ya empieza a saturar un poco este tipo de álbumes.