Hoy vamos a estudiar la etimología de la palabra radical. Dicha palabra viene del latín radix, que significa raíz, la base los fundamentos. Y mi forma de escuchar música se podría definir de dicha manera, porque por mi curiosidad malsana, me voy a la raíz. De escuchar a una determinada banda, me lleva a buscar, a investigar de dónde viene su sonido. Pero también soy curioso en el aspecto de irme, no hacia atrás, a la raíz, sino hacia adelante, hacia las ramas, podríamos decir. ¡Colorea y aprende con Teo!
Me enamoré del Doom con el “The Angel and the Dark River” de los MY DYING BRIDE. Me maravilló su mezcla de melancolía, musicalidad oscura y decadente, de sus violines y de la grave y desesperanzada voz de Aaron Stainthorpe. ¿Pero, de dónde venía aquel sonido? Viaje hacia atrás en el tiempo, en el espacio y en la música y llegué hasta BLACK SABBATH, y de ahí, hacía más atrás, hacía los BLUE CHEER o JETHRO TULL, a los orígenes del Blues y aún más atrás, hacia la música medieval y descubrí el tritono. ¿Pero, y que vino después? Entonces descubrí, el Post-Doom, el Sludge, el Drone y… llegué hasta el Funeral, y allí estaban SKEPTICISM. De la raíz a una de las múltiples ramas y me metí de lleno con el “Farmakon”… Y sobreviví, porque lo que es alegría de vivir, pues estos fineses como que no van por ahí. Casi dos décadas después, por aquí siguen con su nueva obra, “Companion”. “Calla” abre con unos grandilocuentes y ampulosos teclados, con los tempos ralentizados habituales de la banda y el género, pero con la brutal voz de Matti Tilaeus. Riffs gordos, lentos y asfixiantes, aunque la melodía principal va a cargo de las teclas. Por el contrario, en el largo desarrollo de “The Intertwined” los teclados sirven de mero apoyo a la artillería guitarrera y cubren de capas de solemne oscuridad al trabajo de Jani Kekarainen.
“The March of the Four” acompaña realmente en los últimos latidos de tu vida, cuando tu corazón va ralentizándose y empiezas a vislumbrar lo desolada y fría que es la eternidad, si es que existe algún tipo de conciencia una vez que traspasamos el último umbral. El tema se alarga, bajo mi punto de vista, innecesariamente hasta los diez minutos sin llegar a una conclusión o un cierre correcto. No así, “Passage” que desde el primer momento amenaza con un aguerrido y burzumiano riff asesino. Agobiante y letal, el tema repta orquestado por las teclas de Eero Pöyry, pero tiene subidas y bajadas, cambios de tempo, es dinámico, es oscuro y luminoso (dentro de lo luminosos que pueden ser una banda como SKEPTICISM). La exquisita tortura de los cenobitas hecha partitura. “The inevitable” continua desgranando los oscuros y agónicos pasajes de la banda: riffs fangosos, voz gutural, tempos ralentizados hasta la náusea, acompañamiento de teclas orquestales, pero… la tensión inherente a la manera de componer, de entender el género está ahí. Se pasan los siete minutos y pico como se pasan todos los temas de la banda, en un suspiro, en un agónico suspiro. Cierran el álbum con un ominoso “The Swan and the Raven”. Los mismos SKEPTICISM de siempre: un ritmo reptante, una voz gutural, unos riffs espaciados y lentos, unos teclados grandilocuentes que le dan todo el contraste de luz a la oscuridad de las guitarras. Pero el ánimo, la intención, el resultado es el mismo. Una banda que ahonda en los parámetros que un día encumbraron a MY DYING BRIDE, pero que bandas como los fineses se obsesionaron por llevar hacia una musicalidad más despiadada, más gélida, menos amable que los británicos (y eso que en el caso de los MDB hablamos de los grandes representantes del Doom).
Así que vuelvo a darme un garbeo por las ramas de ese enorme Ygdrassil que es el metal. El enorme fresno que es el Metal; desde la rama del Doom me he ido hasta la raíz (que yo para estas cosas soy muy radical, muy de la raíz), me he bajado hasta el Proto-Doom de los BLACK SABBATH, pero también esta vez me he subido hasta una de las ramas que brotan desde el Doom, más concretamente hacia el Funeral, y me encontré hace dos décadas con los fineses SKEPTICISM. Y allí siguen, enraizados (de la raíz) en los más oscuro, en lo más pesado, lentorro, agobiante y abyecto subproducto del Doom.
Puntuación
Nota - 8
8
Nota
Así que vuelvo a darme un garbeo por las ramas de ese enorme Ygdrassil que es el metal. El enorme fresno que es el Metal; desde la rama del Doom me he ido hasta la raíz (que yo para estas cosas soy muy radical, muy de la raíz), me he bajado hasta el Proto-Doom de los BLACK SABBATH, pero también esta vez me he subido hasta una de las ramas que brotan desde el Doom, más concretamente hacia el Funeral, y me encontré hace dos décadas con los fineses SKEPTICISM.